Notes

Fue inevitable no portar una sonrisa de lado cuando al fin llegó y respondió al llamado, pensé que quizá vendría tarde, pero estuvo a tiempo y debido a eso agradecí internamente, planeando decírselo luego, cuando ya estuviesen de frente, por lo que dejé de lado la escoba de barrer para dirigirme directo a la puerta de entrada, girando el pomo sin mucha prisa, aguardando a esa persona que yacía tras la madera. Entonces asomé parte de mi rostro, mientras escondía el resto y elevaba ambas cejas. "Creo que se equivocó de casa, aquí vienen galletas enteras y bonitas, no grandes y a medio morder." Quería soltar una carcajada y la única razón por la cual no sucedió fue el hecho de haber atrapado mi labio inferior entre dientes para retener aquellas risas. Sin embargo, terminé dándole paso a que conociera mi hogar, amplia casa de dos pisos perfectamente decorada por las fiestas, aunque la vestimenta que llevara contra dijera aquel lujo y decencia, puesto que cargaba con un short, unas sandalias y la blusa más amplia del armario. Costumbre cuando estaba sola en casa a pesar de que tú, ahora, me acompañaras. "Te doy la bienvenida a mi morada, la comida está por allá y mis abrazos justo aquí, ¿quieres uno?"