Notes

El peso del hombro la sofocaba y sin embargo rió. Tensó las piernas alrededor de él y logró girarse, quedando sobre él a horcajadas en un jadeo. Se quitó el cabello del rostro y ladeó los labios al contemplar la mueca aterrada del alfa. Sólo podía mirarla y respirar, del resto el furtivo veneno lo tendría paralizado. Sin hablar, sin gritar. Totalmente a su merced. "Dije que vendría dispuesta a recibir tu marca, Morgan. Pero si tú no estás en condiciones no hay mucho que pueda hacer por ti" Suspiró, negando con decepción. "Realmente creíste que te cedería un puesto en la corona luego de lo que planeaste para Noah. Peor, estuviste seguro que entregaría a un omega, un niño, a tus garras para que fuese un juguete. El chiquillo no me agrada, la verdad, pero es un omega como yo y no lo condenaría a una vida contigo." Se bajó de la cama y caminó con tranquilidad hasta la mesa donde dejó las bandejas. Sirvió vino en el cáliz y lo bebió a largos tragos mientras contemplaba el fuego. "¿Sabes qué aprendí en la guerra? Que ningún conocimiento es menos precioso. Aprendí tanto tras la peste que azotó a Aurea y perdí a mi amada madre." Dejó aquel cáliz vacío sobre la bandeja y tomó uno de los cuchillos, de aquellos para partir carne. "Así que mientras disfrutabas de dizque tener el control en la situación que nos envolvía hace un poco, yo estaba formando todo esto. Pero no quería incriminarme. Entonces pensé en Josh Harrison, un lord que perdió a su hermano mayor, el heredero de su título. Forzado a tomar un rol que él no quería. Entonces organizó esta conspiración contra nada menos que un príncipe...y los dioses le demostraron lo equivocado que estaba." Hablaba tranquilamente y clavó el filo del cuchillo en la muñeca del agonizante hombre, haciendo un profundo corte vertical. "La humillación de disculparse, tragarse sus acusaciones, era insoportable incluso de pensar." Ignoró la desesperación del hombre, fingió no entender sus plegarias y repitió la acción en la muñeca que faltaba. "Y se suicidó. Esperando que eso por fin le diera un descanso a su alma de todo el martirio con el que tenía que lidiar mientras vivía." La sangre manchaba rápidamente la cama, brotando sin control en raudales carmesí. Aurora dejó la cama, acomodó el cuchillo entre los dedos del alfa, y volvió hasta la chimenea. Se quitó el camisón, que fue salpicado por diminutas gotas rojas, y lo dejó arder en las llamas. Lo vio consumirse y fue hasta su ropa en el piso. Dedicó una última mirada indiferente al moribundo, desencajado Josh que se deshacía en la cama con una expresión cada vez más vacía. "Bien recibidos en el infierno, querido" Murmuró antes de salir con una ladina sonrisa decorando su rostro.