Notes

Mis ojos se abrieron ante su mensaje y mordí mi labio ansiosa. Le mostré dicho mensaje al castaño frente mío, pues ambos nos encontrábamos en el sofá acostados. Sin los niños, estábamos algo aburridos.- "¿Te convenció al fin?"-Preguntó con una sonrisa, pues desde la tarde queríamos ir a coquetearle, pero me entró la pena. Con las mejillas sonrojadas, asentí.- "Ya era hora."-Noah se empezó a reír y se levantó del sofá, apagando el televisor. Sin decir mucho, nos pusimos nuestros abrigos y salimos del departamento. Gracias a la hora y a que era Sábado, las calles de París estaban relativamente vacías. Aquello nos facilitó a la hora de conducir a su casa. Noah se estacionó justo donde lo había hecho hacia poco al visitarlo. En cinco minutos terminamos en su entrada. Con mi teléfono en mano, le escribí.- Toda la razón. ¿Y si nos vienes a abrir para probarlo?- Al enviar aquello, sonreí con travesura. Sonrisa que imitó Noah, nos volteamos a ver. Esmeralda contra esmeralda, repasando una idea que se nos había colado. No teníamos idea de como saldría todo aquello.