Notes

Yo estaba de regreso. Repasé la mirada por la conocida recamara. Nubes plateadas flotaban sobre el tragaluz arria de una cama arrugada. Una vela en el borde del tocador esperaba a que los débiles rayos solares terminaran de desvanecerse. Mi vista volvió al espejo frente a mi. Alisé una mata de mi cabello castaño, casi negro, y la acomodé tras mi oreja. El reflejo en el espejo parecía mío, mas no lo sentía propio. Escuché una voz, diciendo un nombre, pero de nuevo, no era el mío. Un llanto infantil reclamó mi atención y como acto reflejo me acerqué a la cuna que estaba en la recamara. Dentro de ella, un precioso niño se encontraba despertando, algo confundido. Sus rasgos, no eran los de mi propia criatura. Mas aun así le tomé en brazos, el mecánico balanceo era lo único familiar. Mi corazón, ese que si sentía mío, comenzaba a palpitar con un fuerza al sentir otra presencia en la habitación. Giré y mis ojos se toparon con una linda mujer. Quise sonreír pero en cuanto sus labios pronunciaron aquel nombre ajeno, cerré los ojos por miedo y hundiéndome en la oscuridad. Aquel nombre era lo que más me descolocaba y siempre terminaba preguntándome lo mismo.... ¿Quién era Alessa?