Se encuentran dormidos, es una suerte. V peleó por mi cama, pero cayó en la suya, así que, el otro pequeño tiene más comodidad y tal vez no despierten pronto, ojalá uno no mate al otro. —Justo en el momento que se cercioró de haber mandado ese último mensaje fue que guardó el teléfono mientras caminaba, faltaban unos cuantos pasos para llegar a su destino y ver qué tal estaría el chico de salud. Le alegraba poder ayudar en cierta forma o haber hecho el intento, aunque ella no supiera nada de culinaria, repostería o recetas de este tipo, quería aprovechar su visita para hacer algo bueno y poner esfuerzo en la preparación, quién sabe, quizá hasta mejoraría con la práctica y el chico igual, tratándose de una cuestión así, qué mejor remedio que una sopa recién hecha. A su juicio quedó bien, tampoco de restaurante ni mucho menos para hacer algún escándalo, mas bien, ideal para aliviar dolores y restar amargura, usando algunas verduras como ingredientes, también condimentos, aunque de ellos sólo optó por la sal, 'el resto soltaría el sabor,' fue lo que pensó, entonces quedó lista una vez todo hirvió, los trozos picados ablandaron y el pollo se coció uniformemente, a pesar de ir algo retardada, sabía que podría aceptar el gesto; tuvo pocos percances que, después limpiaría a profundidad. Entre la cocina y comedor, lo que ahí quedó eran pruebas seguras del desastre que realizaba cada vez que se enfrentaba a aquello. El día contaba con varias nubes, ocultaban el sol y ciertamente percibía frío, pero qué más daba, valía la pena y amaba salir a pasear, estirar las piernas y tomar aire fresco durante un rato u horas, perdiéndose dentro de la escasa neblina antes de posarse en el frente de la casa sin segundo piso, el hogar del castaño al cual, no le molestaría acompañar y donde traía un recuerdo de hace tiempo, razón para teñir de carmín la nariz y ambas mejillas enseguida, sin embargo, el clima influía de igual forma sobre esa piel delicada, blanquecina y expuesta, al menos respecto a su rostro y si preguntaban, era una de las razones. Habría parecido estúpido tocar el timbre o golpetear los nudillos en la puerta de entrada, puesto que sabía cuán innecesario resultaría; estando abierto, no obstante, quiso tomarse dos minutos aproximados para acomodar la chaqueta de cuero que mantenía su calor corporal y cubría, el agarre de la tibia taza en su mano derecha y una caja amoldada con su brazo libre decorada con un moño. Por supuesto que recordó llevarse consigo el regalo. Luego sí echó un vistazo al interior, buscándole al ojiverde y su no tan expresiva mascota por la sala. El felino cerca de su dueño y éste, con el aspecto de un típico enfermo; seguro andaría cansado y de malhumor, no obstante, nada detendría a la sonrisa de lado más reconfortante y extraña que podía mostrarle cuando lo divisó, además de ser sincera, debido a tantos acontecimientos volvían a verse y era excelente, cómo no sonreír. Una vez cerró se dispuso a caminar hasta ellos, elevando sus cargamentos en el mismo instante, movió por inercia la cabeza y al final habló. Ni siquiera le importó impedirles la vista al televisor o que perdieran el hilo del programa, sólo esperaba colaborar y que él se sintiera mejor con su ayuda, sin importar qué, o bueno, mantenía esa idea en su mente desde que accedió a ir y cumpliría con ello—. No sé qué querrás primero, si tu obsequio o la comida, aunque... Si fuera tú comería para recuperar fuerzas, cariño.