Notes

Es temprano, tal vez demasiado; pero llevo meses con insomnio y esta vez quería aprovecharlo, ya sabes, usarlo para algo que valiera la pena envés de dejarme caer en una madrugada desolada que sólo me trae a memoria recuerdos agrios. Recuerdo el día en que te conocí, lo tengo anotado en un puño junto al lado izquierdo de mi corazón. Un veintiséis de abril, a las doce y cinco de la mañana, no recuerdo que hacía despierta a esa hora, si mal no recuerdo al igual que ahora estaba en mi etapa de no poder conciliar el sueño. Han pasado tantas cosas desde entonces pero sin importar lo que pasaba seguíamos manteniéndonos firmes junto a la otra; porque ninguna se sentía completa ni mucho menos feliz. Aún sigo sin hacerlo. Te metiste bajo mi piel y reclamaste cada mísero centímetro de mi mente, alma y pecho como tuyo. Ahora estoy condenada a vivir de tus ojos, alimentarme de tu sonrisa y mantener la sanidad mental por medio de tus palabras. No puedo negar que estoy molesta, pero más bien es conmigo misma por haber tolerado la infiltración por cada poro que constituye mi piel; la poca resistencia que puse. No quiero dejarte ir, mientras que otra parte de mí, la sensata, dice que tal vez es lo correcto. Una mano aprieta el agarre mientras que la otra simplemente afloja. Me diste una esperanza cuando ya no lo creía posible, cuando ya me había conformado al barro y la mugre. Todo es tan complicado; el cielo se está nublando tanto que me cuesta ver el sol, pero no me importaría no volver a verlo cuando tú iluminas mi vida con sólo un pensamiento astuto y un poco de ironía. Me das las flores de primavera, el esplendor del verano,en otoño un adiós a lo pasado y en invierno me tomas la mano. No te quiero lejos, porque te llevarías mi anhelo. Nunca he tenido claro lo que quiero, pero tu presencia no está en discusión. ¿Volverías a mí después de estos días de desdicha? ¿Devolverías la devoción a mi vida? El mañana puede esperar. Quiero un presente contigo.