Notes

1. Nombre: Áiden Broga Langenheim Choi.
2. Situación sentimental: Locamente enamorado.
3. ¿Qué cosas te motivan?: Pienso en mi vida como si esta fuese un libro que será escrito cuando muera, así que me esfuerzo por vivir algo que sea digno de redactar.
4. Mencióname lo que te apasiona: Me apasiona la música, la literatura, me apasiona la devoción que siento por mis amados.
5. ¿Se te da mejor el arte, política o ciencia?: Definitivamente el arte, aunque eso no quiere decir que sea deficiente en las otras áreas, siempre me atrajo bastante la política también.
6. ¿Cuáles son tus creencias?: Creo en absolutamente todo. Me niego a pensar que no existe nada más allá de nosotros, y también me niego a creer que sólo una de tantas teorías es cierta.
7. ¿Y tus ideologías?: No entiendo muy bien cómo responder en este caso. Mis ideologías son muchas, todo depende acerca de la circunstancia y la situación para la que debo presentar una postura.
8. ¿Cómo te definirías?: Definirse es limitarse.
9. Ciudad donde te hubiese gustado nacer: Uhm... Creo que estoy contento de haber nacido en Londres, amo la historia de mi ciudad.
10. ¿Tus estados de ánimo son muy cambiantes?: No mucho, normalmente soy así, entusiasta, risueño y algo atolondrado. Creo que todos los que me conocen son conscientes de eso.
11. ¿Tienes confianza contigo mismo?: Sinceramente, no.
12. ¿Hay cosas que te frenen?: Sí, empieza con "a" y termina con "nsiedad".
13. ¿Superas tus temores?: De alguna forma, cuando tengo que enfrentarlos, en el momento que estoy justo allí, los supero.
14. Háblame de ti, de tu vida, si tienes pareja o no, cómo creciste y en quién te volviste:

Soy Áiden Langenheim, hijo menor de una pareja interracial, un inglés y una coreana. Tengo una hermana un año mayor llamada Regina, y conocí a mi mejor amigo, lo más similar que tengo a un hermano, durante una clase de dibujo en la escuela media. Estudié Artes, y me dedico a la música desde que aprendí cómo tocar la guitarra. Crecí en el seno de una familia muy católica y machista, quizás por eso no me llevo bien con mis padres y sólo permanezco en contacto con mi madre (quien siempre fue más comprensiva que mi padre) y con mi hermana. Desde pequeño, fui siempre algo torpe, para nada atlético y siempre un asco en el baile, pero siempre he considerado muy importante mantener una sonrisa en el rostro, incluso en los momentos más tensos o incómodos, me esfuerzo por tener buen humor o poder salir de eso con una broma o cualquier cosa que aligere el ambiente. Crecí rodeado de antiguas bandas de rock que le encantaban a mi madre, y me desenvolví en una esfera entre terapeutas y amigos que iban y venían. Me diagnosticaron TAG a los catorce años, y es algo de lo que he aprendido a hablar con el pasar de los años, pero que antes resultaba un problema gigantesco para mí. Tuve que aprender a actuar como un hombre, mayor de lo que era, poco después de eso, a los diecisiete, cuando mi padre y mi madre se separaron y volvimos a Corea, al lugar natal de mi madre. Ella, siendo una mujer siempre acostumbrada a ser ama de casa, necesitaba de un "hombre de la casa", así que me convertí en eso para ella, hasta que por alguna razón u otra, se animó a abrir su propio negocio de repostería, y cuando tuve el dinero suficiente, me mudé de casa e independicé como tal. La música invadió mi vida de lleno, me sumí en líricas y notas, y la literatura fue siempre un respiro para cuando mis oídos dolían al escuchar mis cuerdas desafinadas. Esquivaba el amor tanto como podía, y disfrutaba del momento cuando lo vivía. Tuve malas experiencias, y me aproveché de todas ellas para escribir un buen verso o alguna que otra prosa, y un día, de la nada, alguien sacudió mi mundo. Un chico bajito y de carácter imponente puso de cabeza a este gigantón, sacando a relucir todas mis tontas inseguridades y haciendo que mi ansiedad y todas las emociones que siempre evadí y por tanto nunca aprendí a controlar, se apoderaran de mí. Así es que... Yazco aquí, viviendo en el mismo lugar desde hace cinco años, ganando lo que se gana por derechos de autor en cada letra o melodía que compongo, enamorado de un chico maravilloso, y tan torpe, risueño y atolondrado como siempre.