Notes

Realmente esto no estaba siendo como había planeado. No puedo disculpar el exabrupto que me llevo a pelearme contigo, o específicamente con tu due. No sé pero creo que sabes más que bien que odio eternamente que te le tires así a Dick, aunque sea un amigo... No sé cuántas veces te dije algo al respecto y me dijiste que lo íbamos a solucionar juntos, que ya no iba a sudecer pero al parecer es más fuerte que vos incluso. No tienes idea de lo que me duele, y por eso me da bronca, yo no leí "Novia", solamente leí que eras de Dick. Sabes bien que no tengo nada en contra de Dick, nada, absolutamente nada, sólo que cuando el viene tú te pones tan alegre... Tan FELIZ, ni conmigo te pones así y me da miedo, mucho. Y más porque él es un Steven y tú te enloqueces por el. Aún así creo que me esforcé demasiado por el regalo de Navidad que te voy a dar. Sabes que soy un imbecil y que si te encaprichas con algo soy capaz de dártelo sin importarme absolutamente nada, ya que tú eres lo más importante que tengo en mi vida. Sé que soy una mierda expresándome y ahora mismo tengo miedo de que me odies, simplemente por ser un imbecil, un inseguro... Creí que me entenderías luego de tantas peleas en las cuales, ambos terminábamos tan MAL... Perdón por ser así y entenderé si tu respuesta a todo esto, es el simple hecho de dejarme. Aún así, intenta disfrutar de tu regalo... Yo... Te amo, y te quiero agradecer por este mes, y específicamente por dejarme ser feliz a tu lado, y compartir tantas cosas juntos.
Jeff.
Ahora puedes disfrutar del regalo.


Lo había estado preparando todo y simplemente no podía entender cómo el tiempo pasaba tan rapido y no me dejaba ni rango de tiempo como para simplemente entender lo que sucedia. Ya un mes juntos, un mes en donde habían sucedido tantas cosas que eran imposible contar con los dedos de una mano. Estaba muy nervioso y debía y una disculpa enorme como una casa por lo de ayer, por desaparecer, tenía razones y no eran excusas de un niño de 3 años, eran verdaderas.
Tragué hondo y cuando entré a la casa con una pequeña caja en manos de terciopelo rojizo sabía que era ahora o nunca, un sobre blanco me acompañaba y es que no sabía ni cómo empezar. Habíamos peleado recientemente por una escena de celos míos y no tenía ni cara para hacer esto pero era una respuesta de si o no, y claramente podrías rechazarme completamente. Trague con miedo y comencé a buscarte con la mirada a través de todo el lugar, caminando despacio entre el sofá y todo, encontrándote por fin; te veías completamente hermoso y para mí no era día que no estuvieras así. Los labios me temblaron y pude saber que los ojos se me nublaron, dispuestos a arruinar todo el momento que me había currado. No había sido demasiado elaborado, sabía que no te gustaba eso. Me senté con cuidado a tu lado y tragué con demasiada fuerza, sintiendo todo en mi interior comprimirse. Sabía que tenías una gran ira contra mí en ese momento y no te iba a negar que tenías razón. Suspiré y decidí a comenzar a hablar. —Se qué tal vez me odias... Sé que soy un inseguro de primeras, un miedoso, y no sé medir mis palabras ni mis celos. Pero quiero que todo eso de mi se acabo, ya simplemente me canse de ser así y tal vez cambie demasiado brusco pero no puedo hacer otra cosa. Jodí lo que era para mí el día más especial de toda mi vida, y es que de verdad no puedo con el dolor en mi corazón ahora mismo. Aún no sé porqué soy así, aún no sé porque soy tan miedoso contigo como con ninguna otra persona, pero luego, me colocó a pensar y sé que, es porque te amo demasiado y temo demasiado tu pérdida... —Hice una pausa y decidí ladear mi cabeza hacia tu dirección, tragando lo más fuerte que podía, respirando de forma pesada. Tomé tu mano con fuerzas temiendo ser rechazado pero lo hice con muchísima fuerza, sin lastimarte, solo entrelazando nuestros dedos. —He llevado 2 semanas de mi vida repasando este discurso en mi cabeza y siempre una palabra se me perdía en la memoria, así que decidí decirte lo primero que se me viniera a la cabeza cuando te veo a los ojos. —Respire ahogado y apreté mis ojos antes de verte directamente a esos orbes que me comían completamente sintiendo que me odiabas, provocando que todo en mi se derrumbara. Tomé la pequeña caja de alianzas de compromiso entre mis dedos, apretándola con fuerzas. —Ayer te fallé y no pude estar mucho tiempo contigo, y lamento demasiado eso... No sabes cómo, lo siento y sé que si quieres pegarme puedes hacerlo ahora, no me enojare contigo. Lamento la escena de celos de ahora, te di mis razones pero no volverá a suceder jamás, ya no... Puedes y debes seguir hablando con tus amigos y bromeando con ellos, por favor no lo hagas y menos por mi. Son tus amigos, y sé que los quieres demasiado. —Sorbí mi nariz con fuerzas y tragué más fuerte que nunca para pasar el nudo en mi garganta que lentamente se formaba y me hacía mierda por dentro. —Hoy quería pedirte y proponerte que seas mi hombre, mi futuro esposo y ya no estoy seguro de tu respuesta. Pude sentir toda tu rabia, todo tu odio en cada palabra que decías y más cuando nombrabas el hecho de que ayer no había estado. No sabes... Cuanto me sigue doliendo el hecho de pelear contigo, cuando me derrumba, cuanto mal me hace... —Sentí de golpe como mis mejillas estaban embarradas de lagrimas y como poco a poco comenzaría a tartamudear y a faltarme la voz. —Yo, simplemente quiero estar contigo, compartir una casa, una cama, tener una mascota... Tener hijos... —Susurré y tomé con mi otra mano los papeles que estaban dentro del sobre blanco, entregándote aquello, siendo ésto los papeles de adopción. Yo ya había hecho todo el trámite y solo faltaba que tu dieras el "sí" a todo y pronto tendríamos un bebé en nuestras vidas. Me quede mirando el papel unos cuantos segundos en un trance enorme, sin poder reaccionar, sintiendo que el corazón prácticamente se me rompía. —No sé si aún deseas o quieres, ser mi marido en un futuro no muy lejano... A pesar de aún estar atravesando esta etapa horrible de celos y enojos sin sentido, de peleas hasta por lo que usar una noche de sábado o lo que comemos un día "x" en nuestra vida... Pero el hecho de preguntarte, no cambia nada... De hecho, solo me destruiria a mi y te dejaría en paz de por vida pero, sé que estarías bien tu... Zadik Dumont, ¿Quieres ser mi marido? —Susurré con la voz apagada en un hilo de ésta en un intento mínimo de que todo pase rápido. —Sé que quizás me dices que no, y estás en tu derecho... Eres libre de escoger tu camino... Solo te pido, que si la respuesta es no, me dejes mínimo un par de días para demostrarte aún cuanto te amo y si eso no basta... Te dejaré en paz para siempre.