Notes

¿Por qué sigo aquí, sin poder sacarte de mi vida, luchando cada día por tenerte de vuelta, y tú, sin embargo, pareces no sentir absolutamente nada? Lazaba cada día esa misma pregunta al aire y, como era de esperar, la respuesta nunca llegaba. Di todo lo que tenía por quedarme un rato más, aquí, en el mismo lugar que me dejaste, por si, a lo mejor, volvías a aparecer. Me quedé sin nada, sin absolutamente nada, pero me daba igual porque, tal vez, volvías a recogerme. Te quise como a nadie, te hubiera dado cada estrella, sol y luna, si eso te hubiera traído otra vez de vuelta a mí. Pero no sería justo, yo también merecía que hubieras luchado por mí, aunque fuera sólo un poco. Habría dado lo que fuera por hacernos funcionar, por ver la felicidad reflejada en tu rostro cada segundo, pero, a decir verdad, apenas me dejaste intentarlo. Te sostuve con tanta fuerza que aún me duele todo el cuerpo, y vos, en cambio, me soltaste demasiado rápido. Me dejaste ir con tanta facilidad que aún me sangran las heridas. Me quedé esperando tantos inviernos, y, sin embargo, vos, simplemente te rendiste.