Notes

NO TE IMAGINAS LO FELIZ QUE ACABAS DE HACERME, INNA. ESTOY POR POCO LLORANDO. ESO NO SE HACE.

Quise en un principio contestarlo públicamente, pero quiero decirte tantas cosas, que por privado me resulta más agradable. No te imaginas lo mucho que me alegro de haberte conocido. Hice más que bien en animarme y hablarte, después de tal opinión que, ahora que lo pienso, nunca recibí la tuya. Quién te crees (!!!). Pero bueno, eso no viene al caso. Te diría todas las veces posibles lo hermosa que eres. Das todo por tus cercanos y siempre estarás cuando te necesiten. Eso es lo que más aprecio de alguien y sé que cuando me sienta devastada podré acudir a ti. Espero, de todo corazón, que pienses de igual forma, porque estaré cuando necesites unos brazos que te ofrezcan calidez y esperanza. Estaré cuando odies la vida y también cuando la ames. En todo momento. Mereces lo mejor de este mundo y si pudiera te encerraría en una burbuja para que no te hagan daño. Eres esa persona que siempre desborda alegría, a pesar de todo, y me alegro en exceso por tenerte presente en mi vida, en estos momentos. Hoy estaba pasando un mal día, como te dije hace unos cuantos minutos, pero tu bello mensaje lo tornó soleado y cambió el transitar del mismo. Me hiciste feliz y siempre que hablo contigo me siento así. Gracias por ser tan bella y preciosa y deforme y gritona. Porque sí, puede que también parezcas normal cuando te leen, pero eres la persona más anormal que pise la faz de la tierra. Gracias por todo.

Te adoro un tanto más, Inna.

Con mucho cariño,
Amelia.