NotesWhat is notes.io?

Notes brand slogan

Notes - notes.io

El (pen)último mensaje recibido por parte del americano, había causado el efecto esperado en la joven veinteañera. Sus hormonas estaban a flor de piel. Aquello sólo había conseguido descentrar a la morena de cualquier responsabilidad u obligación a la que debía asistir aquella misma tarde. La tensión acumulada estaba alcanzando el nivel más culmen. Por mucho que intentó dejar atrás aquella imagen, no pudo. Un par de horas de autoescuela no hizo sino acrecentar el deseo por su pareja. Esa necesidad sexual... Anhelaba su contacto y cercanía. Quizá por eso una innumerable serie de escenas húmedas y calientes, entre ambos, inundaba su mente reiteradamente durante el transcurso de las horas.

Un vehículo.
Estacionado, preferiblemente.
Ambos dentro. Aliviando, en silencio para el resto de la humanidad; a voces y sin control entre ambas figuras, esa inmensa tensión sexual. A medio desvestir, con desesperación y una necesidad mutua por sentirse. Eleanor perfectamente acomodada y situada sobre el cuerpo masculino. Meciéndose, acompasándose, frotándose. Humedeciéndolos. Botando.
O... también existía otra opción acorde a la situación.
Más arriesgada, pero con ese punto morboso.
El vehículo en marcha.
El americano al volante.
Y la morena tentando a la suerte con la mano sobre el paquete de su pareja. Los labios húmedos, cálidos pegados al oído ajeno. Susurrando palabras soeces o imágenes concretas muy obscenas. Echándole su candente aliento. Emitiendo ligeros jadeos ahogados. Y fuertes exhalaciones tras desabrochar su pantalón, y rodear sin preámbulos, y con firmeza su dura erección.

(...)

¡Basta! No. Debía centrarse. Así que cuando consideró oportuno finalizar la clase teórica, se encaminó a su domicilio. Y por primera vez desde que el invierno les dio la bienvenida, agradeció el aire fresco que impactó de lleno contra su rostro. No obstante, durante el tranquilo trayecto a casa, este se vio momentáneamente afectado cuando optó por dar un pequeño rodeo para recoger un pedido online, en una tienda de ropa íntima. Era inevitable. Trató por todos los medios olvidar aquel mensaje. Intentar no pensar en aquella imagen, pero... Sentir a Josh, esa misma noche, fuera como fuese; era su objetivo principal.
Necesitaba tocarlo.
Besarlo, lamerlo, chuparlo.
Incluso morderlo.
Succionarlo...
Acariciar y arañar su piel.
Sentir el calor que emanaba su piel por tenerla cerca.
Oírlo maldecir. Jadear. Ahogarse por el placer que, ella, iba a proporcionarle en cuánto pusiera un pie dentro de la vivienda.
Esa entre otras ideas más o menos similares; fueron las que la llevaron a armarse de valor para sorprenderlo.

(...)

Llegó a casa. Y tras asegurarse de que él aún no había llegado: arregló la estancia principal (porque sabía a ciencia cierta que de allí no pasarían) para el momento en cuestión. Una luz tenue iluminando la sala, un mínimo número de velas decorando el salón, vino, un par de copas propiamente colocadas sobre la mesita central... Y trivialidades varias que pasarían desapercibidas en cuánto el americano posara la mirada sobre la fémina.

Una ducha caliente, rápida. Secador a mano para quitarse el exceso de humedad de su larga melena. Toalla alrededor del cuerpo húmedo femenino. Crema corporal adecuadamente aplicada en brazos y piernas. Una coleta alta, fuerte aunque ligeramente deshecha, un par de mechones sueltos. Ni un gramo de maquillaje, a excepción de un granate mate en sus labios; a conjunto con la lencería que cubría un bajo porcentaje de su piel. Encaje, transparencias, y poco margen a la imaginación. Un poco de perfume en el cuello y las muñecas. Dudó de si calzarse unos tacones, pero finalmente la idea de caminar descalza le pareció mucho más natural y, ¿por qué no? Más sexy.
La finalidad era la misma: excitar a su pareja desde el segundo cero coma.

" Llegaré a tarde a casa hoy. No me esperes despierto. "
Intercambió un par de mensajes con él, cerca de la hora a la que él solía llegar a casa, para que no sospechara nada.

Pocos minutos después, supo adivinar el sonido de las llaves al otro lado de la puerta. Así pues, se colocó en el lado opuesto y contrario de la puerta para abordarlo.
Y, entonces... no hubo marcha atrás.

(...)

Eleanor empujó con vehemencia el cuerpo masculino contra la puerta principal. Se apegó sin pudor contra él. Y a pesar de la escasa luminosidad, sabía que la picardía de su propia sonrisa había llenado la sala.
«Te he echado tanto de menos...», susurró.
Con la voz ligeramente agitada, contra el oído ajeno. Donde segundos después su lengua hizo su primera aparición, humedeciendo y mojando cada centímetro de piel a su paso. Una de las manos femeninas oprimía la garganta masculina con una notable presión (quería mantenerlo inmóvil el tiempo suficiente), mientras que la otra ejercía la presión contra una zona más baja. Pero también más dura.
La morena casi gimió cuando notó como tras la tela ya podía diferenciarse la erección de su pareja.
«Joder...». Y acto seguido, un fuerte mordisco sobre el lateral derecho de su cuello. Una marca rojiza, dando forma a las filas de sus dientes. Una lamida sobre la mandíbula, ya que el áspero y rasposo contacto con la barba siempre le gustó. «La tienes tan dura ya...».
Ambos manos, ahora rápidas e impacientes, desabrochaban el cinturón. Podía oírse el sonido metálico de la hebilla. Una cremallera descendiendo. Y un par de telas siendo arrastradas hacia abajo, a la par, con desesperación.

Las falanges de la mano derecha adaptándose a la dimensión de su erección. Realizando un movimiento descendente, y extremadamente lento, hasta la base. Manteniéndose inmóvil. La mano izquierda ascendiendo hasta la nuca masculina, enredarse entre sus mechones y tirar, con violencia; para susurrar, boca contra boca: «voy a follarte hasta el alma». Un lametón vertical sucio, calando los carnosas labios ajenos. Un mordisco certero sobre el inferior. El inicio de una masturbación brusca, violenta, pasional.

La mano que rodeaba su polla ascendía y descendía. Movimientos rápidos, intensos. Presión sobre la punta con el pulgar. Trazos circulares. Más fuerza. Un efímero arrastre con la uña como protagonista. Una serie de húmedos besos, lamidas lascivas y mordiscos feroces fueron descendiendo y llenando el cuerpo masculino hasta que sus rodillas percibieron el contraste de temperaturas.
Ahora, su aliento chocando directa y cruelmente sobre la zona húmeda y palpitante de su erección. Pupilas dilatadas. Miradas hambrientas. Y un fugaz arrastre de labios contra la zona mencionada.
La morena privándose durante un par de segundos del sentido de la vista. Prensando los labios y humedeciéndoselos acto seguido. Estaba a escasos centímetros de saborear aquello que tanto había anhelado. Concentró toda la saliva sobre la punta de su lengua y, mirando al americano a través de sus pestañas, la dejó caer sobre el glande. Calándolo, mojándolo, humedeciendo todo a su paso con fina capa de saliva cuando su lengua comenzó a esparcirla. Ahogó un gemido tras introducirse tan sólo, la punta, como si de un caramelo que no se cansaría jamás de succionar se tratara, en el interior de su boca. Y chupó. Joder si chupó... como si su vida dependiese de ello.
No quería jugar con él...
Pero necesitaba alargar ese momento todo lo posible.
Quería deleitarse en ello.
Así que volvió a separarse, y sopló con suavidad...
Después lo miró.
Y lo miró.
Y lo miró...
Hasta que cesó a ese momentáneo (y desesperante) juego.

«Quiero que me falte la respiración de tenerte tan dentro... Quiero sentir que me ahogo, quiero que tu sabor me llene e invada la boca, quiero que te corras», confesó.

Quería comérselo, entero. Y quería tragársela. Así que después de escupir, de un modo excesivamente sucio y obsceno; de esparcir la saliva con ayuda de su mano. Abrió la boca, separando un labio del otro con lentitud para aproximarse. Ahí estaba. Otra vez. Ese sabor... Ese olor a sexo. Era adictivo. Y aunque en otra circunstancia habría empezado con calma. Esta vez, no. No podía. Era incontrolable.
Esta vez engulló, centímetro a centímetro, su erección. Empapándola con su cálida humedad. Acogiéndola. Y la primera arcada llegó, por la violencia con la que inició el sexo oral, pero consiguió contenerla al realizar el movimiento a la inversa con fiereza y una posterior fuerte succión en la zona que consideraba más sensible y accesible de atención. Se ayudó con la mano cuando centró la atención en el glande y volvió a anclarla en la base, cuando su boca quiso tomar una vez más la iniciativa.
Sabía (o intuía) que él querría hacerse dueño de la situación; controlarla. (Y más que a la situación, a ella). Pero aún no iba a permirtírselo. Aún acompasándose al ritmo que pudiese imponer con su cintura.
Ahí estaba. Su erección llenando el interior de su boca, una vez más. Joder, qué delicia... Podía sentirlo en su garganta. Podía notar la falta de aire en sus pulmones. No importaba. Necesitaba más. Tenía hambre. Y esta era insaciable. Repitió el mismo movimiento, una, dos, tres, cuatro y hasta cinco veces seguidas.
La excitación aumentaba. El deseo y las ganas se magnificaban. La intensidad iba in crescendo. Y su ropa interior ya estaba igual o hasta más húmeda que la erección que tenía en la boca.
Sumémosle: fuertes succiones, intensas lamidas, mordiscos certeros y el arrastre gradual de unos dientes sobre la punta y unas uñas sobre el resto de piel que no abarcaba su boca en el momento. Pequeñas marcas, sin llegar a causarle un notable daño. Y vuelta de nuevo al chupar sin medida ni control.

Su mano, ahora, ocupando el lugar de su boca. Movimientos secos, bruscos y con una rápida intensidad. Facilidad de acción por el exceso de humedad. Su lengua recorriendo sus testículos. Y después, a la inversa... Su mano jugando con sus testículos, sus dientes tratando de imitar una sucesión de pellizcos.

(...)


     
 
what is notes.io
 

Notes.io is a web-based application for taking notes. You can take your notes and share with others people. If you like taking long notes, notes.io is designed for you. To date, over 8,000,000,000 notes created and continuing...

With notes.io;

  • * You can take a note from anywhere and any device with internet connection.
  • * You can share the notes in social platforms (YouTube, Facebook, Twitter, instagram etc.).
  • * You can quickly share your contents without website, blog and e-mail.
  • * You don't need to create any Account to share a note. As you wish you can use quick, easy and best shortened notes with sms, websites, e-mail, or messaging services (WhatsApp, iMessage, Telegram, Signal).
  • * Notes.io has fabulous infrastructure design for a short link and allows you to share the note as an easy and understandable link.

Fast: Notes.io is built for speed and performance. You can take a notes quickly and browse your archive.

Easy: Notes.io doesn’t require installation. Just write and share note!

Short: Notes.io’s url just 8 character. You’ll get shorten link of your note when you want to share. (Ex: notes.io/q )

Free: Notes.io works for 12 years and has been free since the day it was started.


You immediately create your first note and start sharing with the ones you wish. If you want to contact us, you can use the following communication channels;


Email: [email protected]

Twitter: http://twitter.com/notesio

Instagram: http://instagram.com/notes.io

Facebook: http://facebook.com/notesio



Regards;
Notes.io Team

     
 
Shortened Note Link
 
 
Looding Image
 
     
 
Long File
 
 

For written notes was greater than 18KB Unable to shorten.

To be smaller than 18KB, please organize your notes, or sign in.