Notes

Fue a los dieciocho años, cuando me presencié en la fiesta de una ex compañera de secundaria y bebí un vaso de sangría del cual me ofreció alguien que conocí durante esa instancia. Después de haberlo ingerido completamente, mi aliento se tornó en el sabor a alcohol de la bebida, lo que implicó un gran regaño por parte de mi madre al haber regresado a casa, una sorpresa sumamente inesperada. Pero a fin de cuentas, me agradó bastante, pese a que no volví a tomar más. Con haber probado el líquido incoloro e inflamable sólo una vez en mi vida, me satisface por entero.
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La misma canción, y es que a mí me fascina por su eufonía alegre y bailable. Sin embargo, no le encuentro la lógica en cuanto su letra. Al comienzo se entiende perfectamente, pero a medida de que vaya avanzando se extravía el sentido en absoluto, como que todo parte con estrofas hablando sobre algo negativo y luego de los coros aparecen otras en que dicen una cosa ajena bien contradictoria.