Notes

Ostras higos – ¿Algún alimento realmente funciona como afrodisíaco


La relación entre comida y sexo, como la que existe entre Nick Clegg y David Cameron, o acampar y divertirse, no es todo lo que parece. Claro, muchas relaciones sexuales ocurren después de las comidas. Por otra parte, como generalmente comemos tres veces al día, siempre es probable que haya habido una comida en algún lugar de la línea de tiempo. Después de las comidas también se realizan muchos trabajos manuales pesados y quiropodia, pero nadie aumenta esas conexiones. Créame, si quiere ver a un novelista mediocre, todo lo que tiene que hacer es buscar la escena en la que el escritor utiliza una comida como metáfora de la sensualidad. Es un tiro barato. La cena no es una metáfora de nada. Es cena. Todo lo cual me hace anticipar la publicación el próximo mes de The Aphrodisiac Encyclopaedia de Mark Douglas Hill, de la misma manera que lo haría con una colonoscopia.

Para ser justos, la mayoría de las recetas no son malas. Pero caray, el chico continúa. Se aferra a la aliteración como un muchacho perezoso que busca el amor. Sau ceva. El libro está lleno de referencias a "mangos magníficos"; a que las ostras son "suaves y sedosas". También está lleno de historia improvisada, psicología del hack y ciencia del bacalao. La evidencia que respalda la noción de un solo alimento que fomente la excitación es insignificante. Dicho esto, el autor reconoce dos puntos clave. Primero, que si la comida se hace muy bien, el sexo no sucederá. Después de un menú degustación de 16 platos, lo único que realmente querrás de tu cama es dormir. De hecho, alguien que cocina una comida porque cree que podría hacer que se acuesten, en lugar de hacerlo por un instinto genuino de alimentarse, simplemente no terminará haciendo ninguna de las dos cosas correctamente.


En segundo lugar, sólo hay un afrodisíaco verdaderamente ingerible y es la uva, después de su fermentación. Oh, claro, puedes hablar de ostras nacaradas cargadas de zinc, de higos partidos y de tirar de la piel hacia atrás para revelar la pulpa rosada interior; puedes murmurar sobre las alegrías de los erizos de mar y la emoción de la iguana asada con chipotle y adobo de orégano (este último es un especial de Douglas Hill, debido a que la querida iguana fue bendecida con dos penes). Pero si el sexo ocurriera después de comer cualquiera de estos, tendría todo que ver con el alcohol que se golpeó junto a él y nada que ver con la comida en sí.

El mes pasado, el New York Post publicó un artículo sobre personas que tienen sexo en restaurantes. Parece que apenas hay un restaurante en esa ciudad – del mundo – en el que no haya sucedido, excepto quizás un Aberdeen Angus Steak House; sólo un pervertido encontraría uno de esos encendido. lee este post aquí . Los participantes estaban muy bien lubricados (deja de reírte ahí atrás). Sin alcohol hay legiones de personas que nunca habrían tenido sexo. Lo sé. Soy uno de ellos.

Y todavía... y todavía. Realmente hay algo en el proceso de comer con una pareja que es sexy, pero no tiene nada que ver con la comida en sí. Todo tiene que ver con la intimidad del acto, su carácter elemental. Comer, como el sexo, es algo instintivo. Hazlo bien, es decir, hazlo con verdadero entusiasmo e intensidad, e inmediatamente llevarás tu yo elemental en la manga. Y es que – en lugar de ostras sorbidas del caparazón, o frambuesas alimentadas a mano a un amante –, que es verdaderamente lo más sexy de todos.

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