Notes

DESCRIPCIÓN SICOLOGICA DE XIAO LUHAN.

LuHan aprendió a la perfección qué situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, y por esa misma razón él eligió su trabajo actual. No lo malinterpreten, no es lo que ustedes creen. Es algo muy parecido, simplemente. LuHan es una especie de prostituto, pero no uno que vende su cuerpo, sino que él vende sus palabras, su voz y sus gemidos.
El sueño de LuHan siempre fue estudiar en Tokyo, Japón; el problema era que carecía de recursos y de dinero para poder concretar aquello, pero un trabajo de muy buena paga se le fue presentado justo cuando estaba a punto de rendirse. El ser trabajador de una línea de telefonía erótica.
Él sólo tiene que hablar sucio con aquellas personas que le llamen a su número de celular exclusivo para el lugar de trabajo y ya está, a finales del mes le darán una paga bastante buena, con la cual puede darse el lujo de vivir en Tokyo y de estudiar sin ningún inconveniente.

LuHan puede pasar de ser un chico muy atrevido a ser uno en extremo tímido, se le hace completamente difícil hacer amigos y en algunas ocasiones puede lograr ser muy tierno. Aquella fachada de chico sexy sólo la ocupa a la hora de trabajar; en la vida diaria es alguien tan común que cualquiera se puede sorprender por su drástico cambio que efectúa de la noche a la mañana.
No está muy orgulloso de su trabajo, por lo que siempre esconde su nombre bajo el simple apodo de ‘‘Hanie’’, y procura que nadie sepa quién es la persona detrás del teléfono celular, ya que cambia un poco su voz a una más ‘‘sensual y provocadora’’.


PRIMER CAPÍTULO – ANÓNIMO.

Era lunes en su peor hora, 6:00 am de la mañana. LuHan como siempre estaba tirado sobre la cama con el cabello revuelto y recostado boca abajo sobre unas tantas almohadas. Cuando el sonido del maldito despertador lo sacó bruscamente de su querido sueño, se levantó de la cama sin siquiera haber abierto sus ojos.
No puedo creer que sea nuevamente lunes, asqueroso. —Murmuró en un tono lo suficientemente algo como para que la empleada lo escuchase y corriese hasta la habitación.
– ¿Se le ofrece algo, señor? —Cuestionó la mujer de baja estatura.
– No, estoy bien. —Respondió el rubio.
Los lunes eran los días que LuHan más detestaba, por la simple y sencilla razón de que era el día en que más cosas debía hacer y por ello, le costaba tanto acomodarse a su horario. Llevó su mano derecha en dirección a su ojo y frotó el mismo con delicadeza, ya que no quería que se fuese a poner rojo; acto seguido, caminó hasta el baño y cerró la puerta tras de sí.
Estando allí, procedió a desvestirse y a inmiscuirse en la fría tina llena de agua, que por alguna razón, le pareció hirviente. ‘’Si no fuera porque le pago, diría que la empleada está tratando de asesinarme’’ Murmuró para sí mismo, pero después, recapacitó y giró bruscamente su cabeza para ambos lados tratando de alejar los malos pensamientos de su cabeza.
Duró media hora duchándose, lo que significaba que tenía media hora menos de estudio. Al salir del baño lo primero que hizo fue buscar en su armario alguna prenda decente para que así, nadie en su universidad estuviese diciendo que se había quedado dormido nuevamente.
– Shin Hye. —Llamó a la empleada y, por el tono que había usado pensaba que ella no lo oiría, lo cual, era netamente imposible debido a que siempre estaba detrás de la habitación en espera de nuevas órdenes.
Al escuchar el sonido de la puerta al abrirse, dirigió su mirada a la persona que se encontraba ahí parada e hizo un gesto de disgusto al ver de quién se trataba.
– Llamé a mi empleada, no a ti. —Exclamó secamente dando a entender que estaba bastante disgustado.
– ¿Y? También puedo entrar aquí cuando se me da la gana. —Respondió su amigo con una gran sonrisa sobre sus labios— Además, he venido por ti.
– ¿Qué quieres ahora, Jongdae? —Cuestionó el rubio agrandando sus ojos para dar cierto misterio a sus palabras.
– Han estado hablando de ti nuevamente en la internet, esta vez, es un chico nuevo. —Contestó el chico antes de adentrarse más en la habitación y tumbarse sobre la cama, la cual, se encontraba bien arreglada, tendida a la perfección con unas sábanas de flores, algo anticuadas y feas, sobre todo para un chico.
– Sabes de qué va mi trabajo, ¿no? —Suspiró intentando aguantar la risa y, después de ver que su amigo asentía con lentitud intentó calmarse y volvió a hablar—: Bueno, creí que eras idiota. Yendo al grano, te digo que es normal que hablen de mí las personas porque soy quien les ha dado noches inolvidables, así que, despreocúpate.
– No esta vez, LuHan, el chico al que le han hablado de ti es en quien tú estás interesado.
– ¿SeHun? ¿Oh SeHun? —Preguntó el chino dejando ver su ansiedad. Jongdae simplemente asintió y por más que rubio intentara que su amigo sonriera pareciese como si él mismo estuviera celoso de que otro chico robara la atención de LuHan, y así era.
LuHan había estado observando a SeHun por el internet durante un par de días, viendo cómo lo atacaban los anónimos cada vez que podían y además, lo torturaban mencionándole a su ex cada vez que podían. Desde que había comenzado ese extraño habito de ver a su ‘amor’ LuHan ya no era el mismo; antes solía salir a bailar con Jongdae cuando no quería trabajar más o, podían hacer cualquier cosa menos aburrirse, pero ahora, todo había cambiado y era esa la inevitable razón por la que su amigo se encontraba celoso.
Luego de que Jongdae fuera arrogado salvajemente fuera de la casa de LuHan, el chino corrió a buscar su computadora y, al tenerla con él, la encendió con tanta rapidez que hasta él mismo quedó sorprendido. La red social por la que había estado observando a Hunnie, como él le decía, era ask, una red social no muy conocida entre las personas de Tokyo pero para LuHan, era completamente diferente. Al entrar en su habitual cuenta tenía más de ochenta preguntas y solamente una notificación; supuso que la notificación era de lo que le había estado hablando Jongdae, así que corrió a abrirla.
La pregunta que le había planteado a SeHun era más o menos así: ‘‘Honestamente, ¿qué piensas de LuHan y BaekHyun? Ambos me gustan, pero no sé a quién debería hablarle. ’’ La respuesta que había sido dada por SeHun, fue la que, indiscutiblemente le había partido el corazón. El chico simplemente había respondido un ‘‘¿Y?’’, cosa que para LuHan era completamente dolorosa.
– Joder, ¿quién mierda te crees, Oh SeHun? ¿Acaso no sabes quién soy? —Bufó LuHan lo bastante molesto como para atacar en llanto. Era la primera vez que a alguien no le importaba algo que tuviese que ver con él y eso, en cierto modo, le dolía; pero lo que más le dolía era que, sin duda, a SeHun no le importaba nada que tuviese que ver con él.
Y era obvio que LuHan no iba a quedarse quieto, ni mucho menos callado. Mañana a primera hora le hablaría a Oh SeHun y le pediría perdón por lo que ese maldito anónimo había causado. Sí, eso era lo que definitivamente haría.