Notes

Señorita Anastasia Steele, ¿cuál ha sido el método que ha utilizado usted para descifrarme y desvanecerme en un millón de emociones las cuales me resultan algo desconocidas? No las logro controlar y como me cabrea no poder controlarme ante su presencia. Estoy perdido; inmerso en una gran tormenta de emociones incontrolables pero placenteras, aunque algo dolorosas. No creo ser alguien que merezca que le quieran, nadie merece que yo le haga algún tipo de daño, excluyendo el suceso de desobediencia en una chica que mantenga un tratado conmigo o que alguien me saque de mis carriles. No soy merecedor de ningún tipo de afecto o cariño, ¿qué valgo yo? No valgo nada. Soy un monstruo en medio de la oscuridad, mi alma está sucia y manchada, soy solo deseos carnales manejados a mi antojo, sin compromiso alguno. Pero tú Ana, tú me demostraste amor. Desde la primera vez que te vi me dejaste petrificado, entusiasmado, asustado. Esos hermosos ojos color azul nítido y cándido, que siempre buscan la manera de saber algo más que palabras, de encontrar algo más íntimo, más sentimental. Ya serias millonaria si te diera ese dólar por cada vez que quisiera saber tus pensamientos, nena. Sé que el pasado se fue, pero me resulta difícil no ser lo suficientemente bueno para nadie, no ser lo suficiente mente bueno para ti. No soportaría que me dejaras otra vez más, no me dejes. No puedo evitar emocionarme por el hecho de que te tengo a mi lado, soy muy afortunado. Por primera vez, tengo el presentimiento de que no estoy solo, tú estás conmigo en todo momento, acurrucándome en tus brazos, haciendo el intento de protegerme y tapar todas esas heridas profundas, las cuales vas sanando con tu amor, y aún mejor, dejando que te proteja sobre todas las cosas, a eso me quiero dedicar, a protegerte porqué eres solo mía, Anastasia. Y no sabe usted lo mucho que amo tenerla en mi cama, desnudarla poco a poco y en el recorrido, apreciar lentamente cada centímetro de su cuerpo y sentir la calidez de su piel mientras me deleito en su perfección; su manera de confiarme su cuerpo y su alma en un solo acto erótico y excitante, es algo de otro mundo, un mundo en el que solo estamos nosotros dos llegando al éxtasis una y otra vez, haciendo el amor como solo nosotros sabemos hacerlo. Es increíble cómo logra usted ponerme duro con tan solo un roce, no me abstengo, no controlo esa electricidad que llega a mis extremidades y recorre todo mi cuerpo hasta llegar al punto de alterar todos mis sentidos para entonces, empezar a jugar, a estimular, a tentar. Y cuando llega el momento de entrar en usted, oh dios, siento que ya he llegado al paraíso y jamás quiero salir de él. Es usted la mujer más inteligente, ingeniosa, y preciosa con la que me he cruzado; sencillamente exquisita y no quiero que nunca me falte. Suena fantasioso, humanamente imposible, pero por un momento quiero creerme que estamos en un cuento en el que existen los finales felices, por siempre.