NotesWhat is notes.io?

Notes brand slogan

Notes - notes.io

Aquel día la jornada terminó antes de lo previsto. El sol aún bañaba las tierras heladas con su fulgor anaranjado cuando Haku, que para entonces respiraba con ruidosa dificultad, cayó al suelo en peso muerto. Su maestro pudo haber evitado el golpe, pero lo único que hizo en los minutos siguientes fue observar aquel cuerpo, tan pequeño en comparación con el suyo que cualquiera creería que con solo tocarlo Zabuza lo rompería en mil pedazos.
Para ser sinceros, realmente no importaba quién fuera la víctima que hubieran encargado: el hombre se había labrado una reputación desde bien pequeño, cuando aún no había sido reconocido shinobi siquiera.
Él había demostrado que podía contra todo y contra todos. Que el intento de derrocar al kirikage hubiera resultado un completo fracaso no hizo que la imagen que se había formado de él mermara. Seguía siendo temido y aquello le gustaba. No por nada, él, Zabuza Momochi, portador de la Kubikiribōchō, había sido apodado el Demonio Oculto entre la Niebla.
Montó el campamento antes de acomodar a su alumno en el saco donde dormía habitualmente. Su piel, siempre fría y pálida como la nieve, lucía sonrosada y estaba aún más caliente que la suya propia, siempre un par de grados por encima de la media. Cuando Haku aún era un crío acostumbraba a dormir pegado a él en las noches de invierno, hecho un ovillo a su costado. Él, que agradecía el frío del chiquillo, jamás lo había apartado.
Haku llevaba días sintiéndose enfermo, aunque temeroso de sentirse un estorbo para su maestro había tratado de ocultarlo lo mejor posible. Cuando Zabuza parecía albergar cierta preocupación en su interior y lo seguía con la mirada allá donde iba, el muchacho se esforzaba por distraerlo de su apariencia deplorable realizando cualquier actividad. No importaba qué: avivaba el fuego o lavaba las ropas manchadas por el polvo y la tierrra del camino. Pero su sensei, su pilar en la vida, la razón misma de su existencia, no era tan idiota. Lo notaba, claro que lo hacía, pero en ningún momento trató de detenerlo. El viaje debía ser completado en el menor tiempo posible si no deseaban que el feroz clima de aquellas tierras los pillara en medio de las montañas.
O eso pensaba él, que entre delirios causados por la fiebre casi deseaba que Zabuza volteara y le propusiera un descanso. Y en ese descanso, él se recostaría sobre su maestro como cuando era pequeño y calmaría con su calor el frío que sentía entumecer cada célula de su cuerpo. Sin embargo, bien sabía que aquello no ocurriría. Lo que desconocía, sin embargo, es que en su forma sutil de demostrar preocupación, Zabuza ya había hecho unos cuantos cambios en sus planes. Para empezar, había desviado la ruta que había escogido en un primer momento: en lugar de atravesar las montañas para ahorrar tiempo, las bordearían, ya que eso le daría a Haku tiempo más que suficiente para reponerse. Además, también realizaba más paradas de las normales alegando que tenía que cubrir ciertas necesidades fisiológicas, cuando en realidad lo único que hacía era alejarse, contar hasta treinta, o sesenta según el estado de su alumno, y regresar.
El demonio oculto entre la niebla dedicó las horas siguientes a afilar su preciada espada. Bajo las vendas que cubrían su rostro un amago de sonrisa amenazó con aparecer, aunque por considerarla estúpida la reprimió hasta extinguirla antes de que siquiera naciera. Los ojos anhelantes de Haku se dibujaron en la hoja de la espada. El chico pensaba, y seguiría haciéndolo, que él jamás lo había visto observar su más preciado objeto con cierta envidia camuflada en reticencia. Pero pronto aquel sentimiento negativo se iba de su mente y volvía a aparecer aquella apacible sonrisa que era capaz de calmar hasta un corazón como el suyo.
Cuando el frío se volvió casi insoportable decidió que había llegado la hora de dejarle la guardia a sus habilidades ninja, y dejando que la fuerza de la costumbre actuara en su lugar, con absoluta parsimonia, sus dedos formaron cada sello requerido para aquella técnica de alarma. Retiró el paño húmedo y caliente de la frente de Haku y lo sustituyó por otro que había tenido enfriándose con el clima natural de aquellas tierras. Resultaba irónico tener que enfriar manualmente a un ninja cuyo kekkei genkai era el hielo. El insano color que su piel había adoptado pareció mejorar, aunque sabía a ciencia cierta que al día siguiente no podrían avanzar. Se planteó incluso volver a cambiar la ruta en busca de una posada que contara con al menos una cama decente para su alumno y agua corriente, pero consideró mejor opción esperar a que Haku recobrara la consciencia para tomar aquella decisión. Cuantos menos cambios, mejor. Pero no arriesgaría la vida de su alumno por cumplir la misión de un ricachón rencoroso.
Los minutos pasaron y él no pudo conciliar el sueño como tenía previsto. Sabía lo peligrosa que podía ser la fiebre, más en aquel muchacho de piel tibia, e inconscientemente deseaba asegurarse de que el óxido de su herramienta no fuera a más. Dejó escapar un suspiro. ¿Cuántos años habían pasado desde el primer momento en el que él dejó de considerar a aquel muchachito triste como un conjunto de habilidades -excepcionales- que utilizar a su favor? Supuso que desde la primera vez que le salvó el pellejo poniendo en riesgo su propia vida y le sonrió de aquella forma tan característica en él, que paliaba su dolor como si de la mejor de las medicinas se tratase.
Él no pertenecía a ese grupo de personas que deciden atarse a una persona, sea familiar, amante o amigo, por voluntad propia, pero sabía que aunque su compañero y alumno perdiera todas sus cualidades él seguiría manteniéndolo a su lado, por mucho que el muchacho se empeñara en pensar lo contrario. Él tampoco había hecho nada por cambiar aquellos pensamientos; no sabía ni cómo hacerlo ni si quería siquiera. Las cosas estaban bien tal y como estaban.
Poco a poco, el sueño fue venciéndolo, hasta que finalmente cayó en un apacible estado de duermevela que pronto se vio interrumpido por los torpes movimientos de su acompañante. Haku se retorcía en el interior del saco de dormir, con el rostro contraído en una mueca de sufrimiento. Sus delicadas facciones se veían alteradas por aquel ceño fruncido y nariz arrugada, producto de aquello que estuviera acosándolo en sueños. Creyó escuchar su nombre, pero no fue hasta minutos después que pudo corroborarlo.
- Señor Zabuza, por favor...
     
 
what is notes.io
 

Notes.io is a web-based application for taking notes. You can take your notes and share with others people. If you like taking long notes, notes.io is designed for you. To date, over 8,000,000,000 notes created and continuing...

With notes.io;

  • * You can take a note from anywhere and any device with internet connection.
  • * You can share the notes in social platforms (YouTube, Facebook, Twitter, instagram etc.).
  • * You can quickly share your contents without website, blog and e-mail.
  • * You don't need to create any Account to share a note. As you wish you can use quick, easy and best shortened notes with sms, websites, e-mail, or messaging services (WhatsApp, iMessage, Telegram, Signal).
  • * Notes.io has fabulous infrastructure design for a short link and allows you to share the note as an easy and understandable link.

Fast: Notes.io is built for speed and performance. You can take a notes quickly and browse your archive.

Easy: Notes.io doesn’t require installation. Just write and share note!

Short: Notes.io’s url just 8 character. You’ll get shorten link of your note when you want to share. (Ex: notes.io/q )

Free: Notes.io works for 12 years and has been free since the day it was started.


You immediately create your first note and start sharing with the ones you wish. If you want to contact us, you can use the following communication channels;


Email: [email protected]

Twitter: http://twitter.com/notesio

Instagram: http://instagram.com/notes.io

Facebook: http://facebook.com/notesio



Regards;
Notes.io Team

     
 
Shortened Note Link
 
 
Looding Image
 
     
 
Long File
 
 

For written notes was greater than 18KB Unable to shorten.

To be smaller than 18KB, please organize your notes, or sign in.