Notes

Me equivoco, a veces me tropiezo con mis propios pies. Cometo errores y peco de ingenua. Hay días en que soy más niña que mujer, y me siento huérfana, y me duelen los abandonos. En noches de frió me duermo abrazada a mi soledad, tarareo una canción de cuna y acaricio mi propio cabello para calmar la angustia, para contener las lágrimas. Hago muchas cosas mal, estoy perdida en mi propia vida. No sé lo que quiero y muchas veces me resigno a aceptar las que no quiero. Soy terca y caprichosa, suelo empecinarme con absurdos y obsesionarme con casos perdidos. Tengo más cicatrices de las que puedo contar, y me sorprende la intensidad con que mi alma puede sentir el dolor. Escribo porque no se hacer otra cosa, porque las palabras mantienen a raya a la muerte, porque en mis letras puedo entender algo de mi, puedo vomitar todo mi sentir. Soy quejosa y mi lamento es un largo camino de espinas que avivan mi melancolía. Mis letras son rastros de mi naufragio, he perdido la cordura en algún muelle olvidado. En ocasiones me enojo con Dios, le pido explicaciones, le hago interrogantes, intento sobornarlo por una tregua. Me enamoro rápidamente, quizás para escapar de la soledad. Amo desmedidamente, quizás para compensar mi inseguridad. Soy histérica por definición, me rehúso a aceptar el mundo tal cual es, y mientras me aboco a inventar una realidad más bella, mi mundo se derrumba en mil pedazos. Esto sonará a una contradicción; sin embargo, he querido cambiar mi lado negativo y pesimista. Ya no quiero hundirme más en mi soledad. Quiero buscar una manera de estar a gusto conmigo. Ya no quiero que me cuenten lo malo que esta pasando, quiero dejar de escuchar, y vivir tranquilamente sin esas cargas emocionales tan horribles. Sé que algún día lograré sonreír como todos los demás. Estoy con ánimos de seguir con la vida aunque este llena de cosas malas, no me importa, yo puedo salir de todo esto, buscar lo que quiero y ser feliz. Puedo tener defectos, estar ansiosa y vivir irritada algunas veces, pero nuestra vida es la mayor empresa del mundo. Solo yo puedo evitar que ella vaya en decadencia. Me gustaría recordar cada día que ser feliz, no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, reacciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerzas en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros. Ser feliz no es solo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza. No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato. Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones y periodos de crisis. Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para el que sabe viajar para adentro de su propio ser. Sé que debo levantarme de toda esta crisis. ¡RAISA QUIERE SER FELIZ!