Notes

ASDFGHJKLÑ, no me puedo creer que ya han pasado siete meses, la emoción. Bueno, hoy no es de esos días en los que preparé un mega discurso porque la inspiración no me llega, me siento inútil. u_u
A ver, ¿qué puedo decirte que no te haya dicho ya? Sabes que te amo, que me gustas, que me encantas y que me provocas mil cosas con sólo hablarme. No puedo evitar que se me salga un huracán de sentimientos cada vez que hablamos pues el poder que tienes sobre mí, es sin duda, más grande que el mar; se me pone el mundo de cabeza cuando me dices que me amas porque esas son las palabras que más me gusta escuchar.
Antes solía pensar que nunca sería dependiente de nadie, porque, para qué engañarme, ese no es mi estilo. Pero un día llegó un chico que con sus estúpidas bromas y su risa constante logró hacer que mi corazón palpitara a un ritmo que jamás conocí. Ese chico era idiota y bastante torpe, pero a mis ojos, era la persona más dulce y tierna del planeta tierra. Cuando comenzamos a hablar con mayor frecuencia yo ya había tomado más confianza de la que debía, además, sonreía de la forma más sincera posible. No sé qué pasó por mi mente cuando le confesé que me gustaba, porque sabía que un chico tan increíble como él jamás iba a fijarse en mí, pero todo sucedió de una manera muy distinta a mis planes.
Un quince de agosto aquél chico con el que llevaba casi un mes de amistad, me dijo que tenía algo importante que decirme, yo pensé que él iba a decirme que entre nosotros no iba a suceder nada jamás porque sí, soy un simple muchacho sin gracia. Aunque yo ya me había preparado para lo peor e incluso, había gastado mis mejores discursos de despedidas en él, aunque había desechado toda esperanza de tenerle a mi lado por siempre, las cosas tomaron un rumbo drástico. ¡El chico me estaba pidiendo ser su novio! Juro que en ese instante lo único que se metió en mi cabeza fue que, iba a poder tenerle solamente para mí, iba a poder besarle, acariciarle, tenerle en cada ámbito y aquello, fue lo que me llevó a dar un sí rotundo.
Después de eso, nuestras vidas dieron un giro muy grande. Luego de tres meses de relación –los mejores meses, por cierto– decidí dar el gran paso y, aunque sabía que quizá era apresurado, le pedí que se case conmigo. No sé qué recorría mi mente en esos instantes pero tampoco me interesaba, pues la respuesta de aquel muchacho fue la que, sin duda, me dejó sin habla. ¡Él había aceptado casarse conmigo! Un chico súper buena onda, alguien sociable, carismático, sonriente y sobretodo, de buen corazón había aceptado compartir su vida con alguien detestable, odioso, malhumorado y antisocial.
Han pasado siete meses desde que estos dos hechos importantes se cruzaron en nuestras vidas y la verdad, no me arrepiento de ninguna de mis decisiones porque sin ellas, no te tendría acá conmigo ahora mismo. Ayato Xylian Hideki, eres con quien deseo compartir mi vida y más; a quien amo profundamente y a quien deseo tener a mi lado cada vez que despierte o que vaya a dormir. Quisiera oír una segunda vez de tu boca aquel ‘sí’ que me hizo tan feliz en esa época, así que, Blurry, jirafota, grandote, ¿queres casarte conmigo?
Y nada, bebito, feliz séptimo mes de muchísimos más. Te amo demasiado y siempre lo haré.