Notes

Cómo comenzar, y esa es la gran pregunta, considerando por sobre todo el como soy. ¿No te parece demasiado obstinado para alguien como yo? A favor o en contra, no quiero que respondas la pregunta.

He retomado la andanza, hasta ahora llevo a cuestas un par de palabras, un par de abrazos y un beso tuyo. Aunque a todo eso le sumé tu gusto por leerme. No sé si sea apropiado, prudente o conveniente hablar de más o de menos. Me has pedido 'expresarme', así que deberías sentirte afortunado por yo haber accedido, y bien, aquí vamos, por enésima vez tratando de escribir algo cuerdo, algo coherente, algo decente, y por supuesto con nueve días de retraso. Nueve, el día en que la leerás. Nueve, mi cumpleaños. Nueve, mi número favorito.

¿Querido Cheondung? ¿Cheondung? Las boberías hay que guardarlas para después, los escritos no siempre comienzan como un ideal. No hay que imitar, hay que preservar, diferente naturalmente. Marcar el paso. Pisar hondo. Dejar la huella. Dejar que calen de tal manera en la que puedas recordar si gusta u olvidar si disgusta. A la medida, ni más ni menos. ¿Difícil, no? Qué difícil es permanecer en medio. Qué ingrato es a la vez querer mantener a todos contentos y querer, todavía más, uno sentirse bien con eso, ¿hm?
Como cuando te conocí, justo en la inestabilidad. Fue agradable en ese entonces atraparte con la sonrisa en alto, con algunas trabas sí, pero al fin y al cabo con una sonrisa. Un niño invencible y con unas energías inagotables. Eras el niño al que quería cuidar yo. Proteger. Procurar. Corregir. Yo el profesor, tú el alumno. Cliché probablemente. En esos días eso creía, lo prefería. Hoy puedo decir, sin mucha certeza y con la duda incrustada, que no estaba en lo cierto. Eres el hombre que se abastece solo. Has cambiado, no lo sé, mi perspectiva de ti, quizá.

Llegaste tú a fortalecerme a su medida. Me sentí cómodo. Eran otras épocas, otros tiempos. Coincidí contigo. Hasta el último segundo lo siento así. Y ni se te ocurra pensar lo contrario porque no funcionó. Tú... eres único, aunque no lo diga. Aunque la distancia se halla instalado sin permiso alguno por un descuido nuestro, es la molestia ahora, lo que pica, la espina en el dedo. Si vienes a mí, no me enojo. Si voy a ti, es porque me importas. La honestidad siempre ha estado en mí, soy lo que ves. Y quiero, sí, quiero esa confianza de ti en ti y luego en mí. Otra vez. Como en antaño, como tú y yo ahora, más viejos.

Río cuando noto lo aprensivo que soy contigo, inconscientemente. No creí que otra persona lograse despertar ese sentimiento tan mezquino. No es una aprobación, es una confesión.

Y me cuesta, vaya que me cuesta reconocerlo. Porque esto ha sido difícil.

Tal vez hasta la fecha creas que lo olvidé, tu petición y algunas cuantas vagas promesas. Y tal vez al recordarme sea amargo a las papilas como aquella vez en el segundo reencuentro, donde la decepción hacía mí predominó. Más no lo deseo. Mi 'memoria de elefante' me impide hacerlo, y el afecto que te tengo mucho más.

Por esto y por todo.

Deseo lo mejor para ti, aunque sea poco.
Si algún día no nos volvemos a ver, serás el recuerdo selectivo en mí repertorio. Siempre.

Feliz Cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños a mí.

Te quiere.
Yang Seung Ho.