Notes

Aquellas palabras se las dijo cuando su mejor amiga se había mudado y en efecto, no volvió a saber más de ella. Cuando terminaban las clases, suele ir a la biblioteca y encerrarse en el mundo de las letras y nadie más. Los libros al menos estarían siempre ahí y cuando los necesite seguirán ahí, se consumía en los libros y debido a eso poseía una gran inteligencia en cuanto se tratara de derecho, incluso destacaba en otras áreas, como filosofía, historia, literatura e idiomas. La primera vez que hizo un examen en la universidad recordó no haber tenido ni un solo error, y estaba muy feliz (claro, cuando tenía con quien compartir esa felicidad) los amigos que llegó a tener en la universidad solo la buscaban para que los ayudara con sus trabajos y tareas, al final buscaban que ella les hiciera todo e incluso le ofrecían dinero. No aceptaba, nunca lo hizo y fue cuando decidió que debería sacar calificaciones menos altas para que dejaran de molestarla y así lo hizo, en cada examen contestaba al propósito algunas respuestas mal. Pero una parte de ella odiaba escribir malas respuestas, era como escribir una mala palabra y sentirse retrasada, pero al menos había funcionado y dejaban de molestarla. Tuvo un amor en Corea, y no fue en la universidad. Lo conoció en el parque cercano de su casa, todas las noches iba y se recostaba sobre el húmedo pasto para admirar las estrellas. Un día pasó una estrella fugaz y en ese instante un chico también apareció en su vida. Sus conversaciones se basaban en el interés que le tenían a su vida y lo hermoso que era contemplar las estrellas. Dollie salió de la monotonía por él. Su vida era perfecta, así lo pensaba. Pero él había desaparecido, así como la estrella fugaz. “No todo es para siempre, Dollie” Se repetía a sí misma para tratar de controlar las lágrimas que descendían de sus mejillas sin su consentimiento. Los días transcurren y nada bueno le ocurría, más bien ya no les da importancia a las personas que quieren conocerla, porque al conocerla verán que está llena de telarañas y medio hueca. Entonces es cuando van a marcharse y buscar a alguien que emane luz desde su alma y no tenga oscuridad, ni telarañas, ni polillas. Su vida no ha dado un giro radical como para hacerle creer todo lo contrario de lo que piensa ahora acerca de las personas. Sin embargo, su vida continúa y sabe que no puede predecir acerca de lo que pueda ocurrir, pero de lo que estaba completamente segura, es que le gustan los riesgos y sabía que los iba experimentar tarde o temprano.