Notes

Debería ser ilegal que esta mujer con cada una de sus sonrisas consiga cautivarme, el que pueda atraparme casi en su totalidad cuando fija sus pupilas ante las mías, notar la ternura de su voz cada vez que se dirige hacia mi persona, ver reflejada en ella cada una de las definiciones sobre una ternura que ni siquiera yo misma soy apta de dilucidar; que aún sin tocarme pueda notar sus manos con una calidez que permita privarme de toda hipotermia, poder llevarme cada una de las curvas de sus morros a mis somnolencias, que sus palabras sean mi ultimo legado sobre el suelo, sus murmullos es intoxicaciones del éxtasis más adepto para un desamparado, sus resoplidos, la más amena sinfonía de placer allegadas a mis tímpanos, y aquellos pómulos en carmesí eludiendo toda distracción que se precipite a distanciarme de su compañía.
Frente a Maddison llego a quedarme escasa en vocablos, tal vez jamás he anunciado lo mucho que aprecio a esta mujer, tampoco todo el apego que puede emerger de mi persona en referente a ella, no suelo congeniar con las letras, mis expresiones suelen ser deplorables, mis caricias nefastas y mis halagos cortos cuando solo se trata de ella. Siempre la he percibido en una bondad esplendida, una alegría magnifica matizada en aquella sonrisa radiante que es capaz de atrapar hasta a el más desprolijo ente enmarañado en soledad; así fue como ella consiguió atraparme, aferrándose a cada una de mis extremidades sin dejarme ir muy lejos, quizás jamás lleguemos a complementar inagotables conversaciones la mayoría del tiempo, pero ella sabe, o tal vez no, todo lo que significa para mi, sé que puedo inclusive murmurarle cada uno de mis pánicos mientras ella se negara a soltar mi mano cada vez que mantenga una contienda en dificultad con cada uno de ellos, puedo susurrarle cada una de mis agonías mientras me permitirá camuflarme en el lugar más seguro sobre su pecho ocultándome entre sus brazos, inclusive puedo gritarle mis alegrías y sonreirá junto a mi. Ella siempre será aquella dulzura que encabeza una adicción majestuosa en dirección hacia un placentero lugar de serenidad, aquella botella de licor que es capaz de sanarme internamente con solo oír cada una de sus palabra de júbilo, honestamente es una de las pocas mujeres que aún llevan una pequeña niña escondida en recelo por sobre su interior, aún manteniendola viva, respirando, dejando que la sensaciones de aquella niña emerjan sobre su piel, manteniendo una visera fragil pero con una coraza resistente ante cualquier agravio que desee traspasarle, y permitanme decirle que aquella coraza, soy yo.
Cuando aquella sonrisa se apague, déjame ser aquello que vuelva a encenderla; te amo como ni siquiera tiene idea, cariño.