Notes

Es difícil despedirse cuando en realidad no querés irte. Yo quiero un imposible, de esos que duele en el alma no tenerlos. Quiero un hombre prohibido, ocupado, dulce, romántico y travieso pero sobre todo un gran padre, y eso es lo que más me duele.
Los domingos a la mañana pienso en él, en su desayuno, su hijo, y un domingo de lluvia como hoy, debe estar jugando a la play con Joaquín. Cómo lo envidio…
Cómo lo extraño! Y lo extraño por adelantado, de saber que ya no voy a verlo. Es tan triste, tan raro, tan inexplicable este amor por un hombre al que no he tocado, esta añoranza de unos labios que no he besado, esta ausencia de unas manos que no fueron mías.
Lo más difícil es contener en mis ojos esas lágrimas que quieren buscar otros ojos, esos bellos ojos castaños, tan dulces y tan pícaros, que me hacían vibrar hasta lo más íntimo de mi ser. Que alguien me explique cómo borrar de mi mente y de mi corazón tantos recuerdos, tantos momentos, tantas ilusiones, aunque sea de a poco, pero necesito borrarlo de mi ser, necesito que su nombre se borre de mis labios, que sus ojos se pierdan en las estrellas y no volver a necesitarlos.
Necesito ahogarme en trabajo y obligaciones para no pensar, para no recordar, para no necesitar.
Pero, aunque pase mucho tiempo, sé que se quedará dentro de mí como el hombre que me hizo despertar al amor, a ese sentimiento verdadero que no se reemplaza con nada. Tal vez nunca te enteres, pero toda mi vida es preparó para conocerte. Y cuando llegó el momento, no supe cómo hacer, fui demasiado cobarde y dejé pasar la oportunidad. Me voy, más por miedo, que poder haber dejado de quererte. Espero que ahora que tomé la decisión, no me vengas con historias, sos muy capaz.