Notes

"Subnormal"
Habíamos llegado finalmente a mi casa. Pasamos toda la tarde fuera entreteniéndonos con cualquier tontería que viéramos. Fuimos al centro comercial a comprar unas cosas para el verano, comida y stupideces que Harry quería. Nos metimos al cine a ver una película. Realmente no recuerdo cuál era. Ya que Harry y yo sólo entrábamos al cine a echar chistes malos, aventar las palomitas y reírnos de las cosas mal actuadas que pasaban en la película. Y finalmente; nos sacaban.
-¡Llegamos! -grité aventándome en el sofá junto a Harry. Él acariciaba mi cabello y miraba la televisión al mismo tiempo.
Me percaté de la ausencia de mi madre, ya que no había salido de la cocina gritando "Harry, mi amor. ¿Ya comiste, bebé?"
-¡Están las Kardashians! -chilló Harry.
-Genial -respondí monótona. Seguía imaginándome en dónde podía encontrarse mi madre a las ocho de la noche sin siquiera dejar una nota... Bueno. Tal vez sí la dejó. Pero estoy demasiado cómoda en las piernas de Harry como para moverme a la cocina y buscar una nota que seguramente decía "No toquen mi nevera, mocosos infernales."
-¿Anna? -me miró Harry-. Cuando te regreses de Los Ángeles y comiencen las clases... ¿Seguiremos siendo novios?
No lo había pensado. Mi cabeza estaba llena de "¿Qué haré sin él? ¿Y si huyo a Los Ángeles?" que ni siquiera pensé en la estabilidad de nuestra rara relación. En sí, eso también era pensar en la estabilidad de nuestra relación. Pero jamás pensé en lo que sucedería una vez que nos separáramos.
-¿Tú qué piensas? -lo miré y él hizo lo mismo. Sus ojos estaban apagados y entristecidos. Esto era tan difícil...
-No lo sé -susurró-. Me fascina ser tu novio. Hacer cosas juntos, bromear al respecto, dormir juntos sabiendo que tú confías en que no te haré algo, decirte cosas sin que te las tomes mal... Literalmente, es la relación perfecta. Pero las relaciones a distancia no son fáciles -asentí-. Son diez meses de clases. Hay como tres vacaciones largas y dos de tres semanas. Incluyendo que tú debes visitar a tu padre la mitad de esas vacaciones. -calculaba con sus dedos.
-Harry -me miró-. Saldremos adelante. Tú y yo... Al menos yo -reí- te amo. Y esa será mi motivación para nunca rendirme en nuestra relación.
Acarició mi rostro con la mayor delicadeza posible y asintió sonriéndome.
-Saldremos adelante -asentí-. Y hablaremos por internet -sugirió, pero su sonrisa se borró de inmediato-. En cuanto tenga en qué comunicarme hablamos, o cuando Anne me preste su teléfono.
Harry tenía un iPhone, el obsequio de su padre por su cumpleaños número dieciséis. Pero el tarado lo aventó cuando Teta se abalanceó hacia él en el sofá... Y lo rompió. Literalmente. El iPhone se partió en dos.
Anne jamás le compra cosas a Harry, porque él no es hijo de ella. Es su hijastro, entonces sólo se encarga de Angelina. Por eso su padre es el que le compra todo.
-Acompáñame -ordené.
Subimos a mi habitación.
Busqué en las gavetas mi antiguo teléfono. Un iPhone 5s dorado con un case negro. No tiene imperfecciones porque yo jamás tiro mis cosas... Harry las tira por mí.
No soy una chica con mucho dinero, pero ahorrando todo se consigue. Entonces siempre tengo lo que quiero porque puedo.
-¿Qué buscas? -preguntó Harry hurgando mis gavetas igualmente-. Si no me dices qué, no tiene sentido que yo busque contigo.
-¡Aquí está!
Saqué el teléfono dentro de su caja original y se lo extendí a Harry.
-Tómalo -sonreí.
-¿Qué dices? ¿Quieres que lo sostenga?