Notes

Última vez.
El ser humano es impulsivo. Privilegiado es aquel que tiene la capacidad de medir el poder se sus palabras antes de dejarlas ir para siempre. Cuando es la vida su hija lo que está en peligro, Marinette está dispuesta a jugar todas sus cartas.
Género: tragedy. Rated: M.
Disclaimer: Miraculous: the tales of Ladybug and Chat Noir no me pertenece. Si escribo es por amor.
Aviso: violencia explícita, gore. Posible OoC (10 años después).


Xian Agreste es una niña feliz, de brillantes ojos verdes, cabello azul marino y una enorme sonrisa que ilumina todo París. Tiene tres años y adora jugar con los mechones rubios de su padre, gritando a los cuatro vientos incoherentes discursos que solo ella entiende. Ha aprendido a decir "papá", "mamá" y "yiya", nombre que solo utiliza para llamar a su abuela.
La señora Cheng. Xian ama a su abuela casi tanto como a sus padres y los sábados por la mañana la familia desayuna en el departamento que está encima de la pastelería de los Dupain. Después, mientras Marinette y Adrien aprovechan para llevar al perro al veterinario, hacer compras o simplemente disfrutar del momento como pareja joven que son, abuela y nieta van al parque hasta la hora de comer. Por las tardes es Marinette quien se queda a hacerle compañía a su madre y Adrien lleva a su hija a jugar con Daniela, la hija de Alya.
Desde que el padre de Marinette murió esa ha sido la rutina de la familia Agreste, que ahora vive a las afueras de París, en una pequeña mansión que perteneció en su momento a los tatarabuelos de Adrien.

Ambos viven la vida del superhéroe retirado. Cuando Xian nació, ambos se prometieron que dedicarían el 100% de sus vidas a su pequeña hija. Los kwamis pasaron a otras manos y desde entonces, son ellos los que ven como espectadores cómo Chat Noir y Ladybug derrotan a los villanos que, irónicamente, unieron a Adrien y a Marinette. Cuando los akumas son capturados, la mujer sonríe con cierta melancolía. Precisamente fue ella quien más tardó en acostumbrarse a la vida de superheroína; ahora es, de los dos, quien peor lo está llevando.

Pero todo y más merece la pena por no perderse ni una sola sonrisa de su amada Xian, que ahora se entretiene con su cabello y lo compara con el propio mientras ambas esperan a que Adrien traiga los helados. Todo parece normal y aventura ser una familiar tarde de domingo, feliz y relajada. El sol calienta los corazones parisinos e ilumina las sonrisas de los que, como ellos, han decidido pasar la tarde en los alrededores de la Torre Eiffel.

Cuando Adrien vuelve y le entrega su polo a la niña, la primera gota de agua impacta en el brazo de Marinette, que frunce el ceño. El cielo estaba completamente despejado y, sin darse cuenta, de un segundo para otro, ahora está completamente encapotado. Saben que algo no va bien incluso antes de ver a una Laybug de cabellos negros caer al suelo en un charco de sangre. La antigua superheroína no necesita acercarse al cuerpo para saber que está muerto.

Adrien frunce el ceño a la par que su mujer. Por lo general, los villanos son enviados por Lepidóptero para conseguir los prodigios, pero en ningún momento ha habido bajas. En el noventa por ciento de los casos que ellos dos han llevado, ni siquiera sangre. Se da cuenta de que ha avanzado hacia el cadáver cuando su marido la saca de su ensimismamiento.

— Marinette, no lo hagas.

Ella se vuelve, contrariada. La actual Ladybug está muerta y Chat Noir no aparece por ningún lado. Si bien es cierto que el coqueteo era característico de su Chat Noir, el de ahora no se pierde ni una "fiesta", como las suele llamar él. Ambos saben que la cosa es seria, pero Adrien teme que Tikki vuelva a encauzar la vida de su esposa. Sabe cuánto echa de menos al adorable kwami y cuánto ansía ser lo que antes eran. No está seguro de si recuperará a su Marinette una vez ella acabe con quien sea que ha matado a la actual Ladybug.

Por eso, porque la ama y porque quiere que su hija crezca alejada de esa vida, lo único que quiere es que los tres se marchen de allí. Si la situación no fuera tan grave, sonreiría ante la ironía. Ella siempre se ha jactado de ser más inteligente, y por ende más racional, que él. Pero ahora es ella quien se está dejando llevar por la impulsividad.

Sabe que la ha perdido cuando le deja a cargo de Xiang y besa sus labios de forma corta y rápida.

— Una última vez, Adrien. Tengo que saber qué está ocurriendo. Cuida de Xiang, será solo un momento.

Y mientras corre hacia el cuerpo inerte de Ladybug, agita la mano en despedida. Adrien no hace más que quedarse ahí quieto, sosteniendo a su hija que, ajeno al sufrimiento de su padre, se come el helado manchándose el y manchándolo a él. Si no tuvieran a Xiang él correría en pos de Marinette sin dudarlo, pero Adrien sabe que, sencillamente, no puede hacerlo. Ama a su niña incondicionalmente y él sí es capaz de renunciar a Chat Noir por ella, aunque eso implique, en este caso, abandonar a su esposa a su suerte.

Ante una amenaza que no tiene compasión alguna y mata a su enemigo, no puede simplemente dejar a su hija con su abuela y volver al campo de batalla. El no saber del estado de Xiang solo le llevaría a la muerte. Pero Marinette no parece pensar en eso cuando toma los pendientes y se los pone de nuevo, después de tres años de ausencia.

— ¡Tikki! ¡infórmame!