Notes

Aunque él mencione en ciertas instancias que no soporta la gente empalagosa, los alagos en demasía, o inclusive que le dan nauseas aquellos apodos que suelen derivarse entre pareja, solo en ciertos aspectos de la intimidad se desenvuelve aquel hombre dulce, tierno y cariñoso, no lo es habitualmente, tomando en cuenta que tampoco lo es con todo ser que se le cruce, tampoco recurre a su ámbito cariñoso en una constancia convaleciente, y aunque el pueda negarlo en repetidas ocasiones, sé claramente sobre sus formas de ser escasas o obsoletas frente a cualquiera. Él sabe como demostrar el cariño en perfectas instancias, no en un modo excesivo, si no en un modo equilibrado, él sabe como me pone (no en el aspecto morboso, subnormales) cuando me proporciona aquellos mimos, como me encantan sus palabras y como se introduce cada vez más adentro con vocablos tan complejos como sencillos, tan resplandecientes como enrevesados. Me fascina aquella dulzura que lo traslucen, aquellas cosas que sabe decirme con la mirada, ese apego impregnado en cada rastro que deja sobre mi piel, aquel aroma matizado entre mis prendas cada vez que me refugia en sus brazos. Su forma de ser cariñosa no es semejante a ninguna, inclusive podría tomarme el albedrío de mencionarle como esencial.