Notes

He estado pensando en las palabras adecuadas para poder decir adiós de forma definitiva, pero un lo siento es lo único que se me viene a la cabeza en estos momentos, sé que al decirlo no solucionaré nada, que el daño seguirá estando ahí y ni si quiera las palabras más sinceras, la disculpa más honesta arreglará las cosas. Hoy he decidido dejar de luchar, me he dado por vencida porque, aunque intenté ser la chica más fuerte del mundo ya no puedo más. Todos tenemos nuestro límite y yo ya he alcanzado el mío, no puedo, simplemente no. Podría haberles mentido a todos, fingir una gran sonrisa y decir que estaba bien, que era la más feliz del universo, pero al llegar la noche, al colocar mi cabeza en la almohada las lágrimas comenzarían a salir y a bañar mis ojos. ¿Cuántas lágrimas he derramado ya en la oscuridad de la habitación? ¿cuánto dolor ha tenido que soportar mi corazón? La luz que había en mí se ha extinguido para siempre, y nada ni nadie podrá hacerla brillar otra vez. Entonces aquí me encuentro, con hojas de papel sobre la mesa tratando de ordenar mis ideas, tratando de encontrar las palabras adecuadas que me ayuden a hacerles comprender el por qué he tomado la decisión de hacer esto. Sé que no comprenderán jamás el dolor que siento, y muchos me llamarán cobarde por tomar la salida fácil, ¿pero hacerlo no es también de valientes? ¿cuántos se han atrevido a saltar de un edificio? ¿Cuántos se han atrevido a usar la última bala en ellos mismos? ¿Cuántos se han atrevido a colgarse desde lo alto de cualquier lugar? ¿Cuántos han tomado un cuchillo para cortarse o tomar un frasco entero de pastillas? Sí, es de cobardes, pero también de valientes. Y aquí estoy yo tratando de tomar la decisión, ¿cuál sería la muerte más rápida? Trato de no pensar en las personas que dejo atrás, porque de hacerlo todo sería más difícil. Para aquella persona que encuentre esta nota, dígale a mi madre que siempre la quise y que lo siento, por todo, por no ser la chica que ella esperaba que fuera, por haberle fallado en muchas oportunidades y por rendirme, por no tener la vida perfecta que ella siempre quiso que tuviera. A mi hijo cuando crezca que tuvo una madre que lo amaba más que a nadie, que siento no poder estar ahí cuando de los primeros pasos, por no poder estar ahí en su primer día de clases, pero que, a pesar de todo, no importa al lugar al que me vaya, siempre estaré ahí para cuidarlo. Dejo aquí mi última despedida, la muñeca de porcelana está completamente rota, no hay nadie quien pueda salvarla ni tampoco nadie que pueda repararla. Dejemos que los pedazos rotos vayan donde merecen. La decisión ya está tomada, recibiré a la muerte como a una vieja amiga y dejaré que sea abrazada por ella. Ahora, como bien dice Albus Dumbledore, para una mente bien organizada es la muerte nuestra siguiente gran aventura y aunque mi mente no esté lo suficientemente preparada, estoy lista para una nueva aventura. A los que me quisieron, gracias y adiós, nos vemos en otra vida. Atte. K. S. K