Notes

LA ESPADA PAYASAL
PKMN Goromoiz
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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...
Rito y Kenfu llegaron en un circo ambulante, en el que, los bufones, los payasos, los arlequines y los mimos que habían les invitaron a quedarse hasta que fuese de día. Kenfu y Rito aceptaron la oferta, y, con el Circo Ambulante, se dirigieron hacia Hetomb, un pueblo... Pero Kenfu tenía un mal presentimiento.
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CAPÍTULO 3: HETOMB


El Circo Ambulante llegó a Hetomb, mientras niños y niñas iban a verlos felices. "¡Son ellos! ¡Han vuelto!", anunciaban cada vez que los veían. Los niños y las niñas de ahí no tenían coulrofobia, ni sabían qué era, es más, les encantaban los payasos e iguales que éstos.

Kenfu y Rito bajaron los primeros ante aquella multitud infantil, bajo miradas confusas.

-¿Quiénes son ustedes?- Preguntaron muchos niños y muchas niñas a la vez al verles-. ¿Dónde están los payasos?

-Yo soy Kenf...

-Aparta, aparta...- Interrumpió Rundo, el payaso, empujando a Kenfu-. ¡Ya hemos...!

-¡Volvido!- La multitud infantil terminó la frase-. ¡Qué bien!

"¿Volvido?", pensó Kenfu. "Estos payasos...", y fue empujado por Rundi. Rito se los quedó mirando, como siempre, sin ninguna expresión en el rostro. Su mirada felina intimidaba a bastantes personas; nunca nadie del pueblo había visto una criatura como Rito.

-¿Me miráis porque soy guapo?- Preguntó Rito, mientras estallaban bastantes risas-. ¿De qué os reís?

-¿Quién es ese monstruo?- Preguntó un niño, y se puso a reír de nuevo.

-¿Qué monstruo?- Preguntó Rito girándose.

-¡Tú, pardillo!- Respondieron muchos niños a la vez.

Rito los miró a todos (y a todas) confuso. ¿A qué venía eso? Después miró a Kenfu, que estaba mirando preocupado al público, y le agarró la mano. Kenfu miró a Rito en los ojos, y, justo cuando le iba a hablar, Rund (el mimo), empezó a aplaudir. El público le siguió, y, finalmente, haciendo un gesto, el público calló.

-¡Este es un amigo nuestro que ha venido con nosotros!- Exclamó Rundu-. ¡No os preocupéis! ¡Hoy os haremos otra actuación! ¡Una genial!

-¿Ah, sí?

-¡Sí!

Y aquel público infantil empezó a saltar de alegría. "¿Sólo por ser diferente a ellos soy un monstruo?", pensó Rito. "¡Pues entonces, si soy diferente a ellos, soy muy sexy!", se animó después, y, volviéndose hacia Kenfu, le dijo:

-Viejo... Soy sexy-. Y le guiñó el ojo derecho.

Kenfu no supo qué decir, pero se dio una palmada facial ("facepalm"). Rito se rió.

-¡Ahora largaros de aquí y volved a las diez de la noche!- Ordenó Rundi y corrió detrás del público. Éstos huyeron riéndose y burlándose del Circo Ambulante.

Los circenses volvieron a la caravana, e invitaron, de nuevo, a Rito y a Kenfu.

-¿Pensáis en hacer una actuación con nosotros?- Preguntó Kenfu tocándose su túnica blanca-. ¿Por qué no nos lo habíais dicho antes?

-Sólo nos ayudaréis, caray-. Dijo Rundu-. Después ya seguiréis vuestro camino.

-¿Cómo?- Preguntó Rito, quitándose su gabardina verde y dejándola al suelo-. ¿Con dragones?

-Sí, sí... Con unicornios...

-¡¡Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!- Chilló Rito, eufórico, mientras abrazaba a Rund.

-¿Ayudaros en qué?- Preguntó Kenfu.

-Sólo será en algunas actuaciones... ¡Ya sois circenses!

-Lo siento, no podemos-. Se negó Kenfu-. Tenemos que impedir que Belord destruya el mundo con la Espada Payasal, y, por lo tanto, no nos podemos quedar aquí divirtiéndonos. Esto es un viaje serio. ¡Venga, Rito, nos vamos!

Y Rito corrió hacia Kenfu con su gabardina en los brazos. Kenfu le ayudó a ponérsela. Cuando ya estaban a punto de salir de la caravana, Rund y otros payasos más les bloquearon el paso. "¡Os quedáis con nosotros para siempre!", les dijeron.

-No-. Dijo Rito.

-Sí-. Dijo un payaso.

-No-. Volvió a decir Rito.

-Sí-. Volvió a decir el payaso.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-No.

-Sí.

-¿Que eres un amargado?

-No.

-Pues ya está-. Dijo Rito y le dio una patada en la espinilla al payaso-. ¿Nos vamos, viejo?

-Sí...

Pero los demás circenses los cogieron por la espalda. Kenfu intentó alejarse de ellos, pero no pudo; eran como quince circenses los que habían cogido a ambos. Finalmente, apareció Rund, con una mirada siniestra, y con una sonrisa sádica, extendió unos polvos rojos que hicieron que Rito y Kenfu se desmayaran.

-Continuará...-