Notes

La satisfacción.

Hay varios significados dados por la RAE para la palabra satisfacción. “Presunción, vanagloria. Tener mucha satisfacción de uno mismo” y “cumplimiento del deseo o del gusto” son solo dos de las muchas definiciones que se le atribuyen. A menudo, los humanos confunden lo que sienten: la amistad con el amor, la rabia con la impotencia. Así mismo, malinterpretan el significado de la satisfacción y tienden a creer que son felices mediante ella. Sin embargo, ¿es siempre mal entendida, o sí se puede ser feliz tras llegar a algún grado de satisfacción?

Primero que todo se debe tener en cuenta que, acorde a las definiciones entregadas anteriormente, hay dos tipos de satisfacción; la física y la personal. La primera se obtiene a través de placeres carnales, tales como el sexo o la gula. “I can´t get no satisfaction” o, en español, “no puedo obtener ninguna satisfacción”, es una conocida canción de los Rolling Stones y un buen ejemplo de la satisfacción física. En mi opinión, el cantante nos transmite su intención de alcanzar un nivel en la escala de la satisfacción física, pero falla en ello. ¿Será porque le hace falta una realización personal? Desde mi punto de vista, sí; ansía una felicidad que solo se puede conseguir mediante la saciedad que se experimenta en el espíritu. Para conseguirla, deberá enfrentar un sinnúmero de obstáculos que le dificultarán llegar a su propósito.

La búsqueda de libertad se considera, también, un acto que brinda una realización personal. Muchas veces, nuestra vida entera se basa en encontrar la independencia y asentarnos en ella. ¿Por qué nos esforzamos tanto en alcanzar algo que, tal vez, no nos otorgue aquello que esperamos? ¿Seríamos realmente felices y estaríamos satisfechos con nosotros mismos al alcanzar esta meta? No lo sabemos. No hay prueba alguna de que la libertad sea aquello que ansiamos y, aún así, batallamos por ganarla. ¿Alguna vez nos detenemos a pensar si no sería mejor desistir? Estamos tan cegados por la ilusión de que la libertad nos otorgará satisfacción y felicidad que no paramos a evaluar bien la situación. A veces la visión que tenemos sobre dicho tema está parcialmente oculta y, solo si miramos con suma atención, notamos las fallas que hay en ella. ¿Deberíamos fijarnos más en los pequeños detalles que pueden desvelarnos la realidad de un asunto? Probablemente, sí. ¿Lo haremos? Dada la vida que llevamos, en la que nos vemos obligados a corretear de aquí para allá, es muy posible que no.

Sin embargo, ¿quién nos da la seguridad de que merecemos estar satisfechos con nuestra persona? ¿Nosotros mismos? ¿La sociedad? Mucha gente suele decir que no le importa qué piense la gente, pero sigue guiando sus opiniones y decisiones según lo que sea “políticamente correcto.” Pasada la incertidumbre de si, efectivamente, meritamos la satisfacción, ¿nos detenemos a felicitarnos y darnos un par de palmaditas en la espalda, o simplemente continuamos con nuestra vida a la velocidad de la luz? ¿Es esto sano? Desde mi punto de vista, no. Por muy pequeñas que sean las obras realizadas, el ser humano debería detenerse para regocijarse con sus victorias. Así, tendría un estimulante para seguir adelante, seguir superándose y consiguiendo la satisfacción personal, que llenaría su espíritu de paz y dicha.

A pesar de todos los pensamientos que inundaron mi cabeza escribiendo, me veo incapaz de responder a todas las preguntas planteadas. Ansío, sin más, poder alcanzar la satisfacción personal, sea cual sea el método para llegar a ella, y no dejarme cegar por la falsa satisfacción que obtenemos mediante las acciones físicas.