Quería darle un buen regalo, volverlo loco y que él no pueda hacer nada. La noche ya estaba presente y apenas faltaban un par de horas para su cumpleaños, pensaba hacer una mini previa y luego así poder darle aquel regalo que le prometí. Lo invité a su cama, era extraño que me tome ese atrevimiento pero sí, yo estaba invitando a Elías a su propia cama, a que tome asiento para la función que se venía. Sabía que él no estaba acostumbrado a ver chicas desnudas ya que lo joto lo consumía, pero era su regalo y el inmenso amor que le tenía hacía que le haga este tipo de cosas. Él estaba vestido super casual, unos jeans, remera blanca y zapatos; por lo contrario, yo me encontraba con una falda de jeans ajustada, bien al cuerpo, un top negro y me había quitado los tacones para poder subirme a la cama, me subí encima de él, llevaba conmigo algunos elementos que pensaba usar; quería que tenga de mi parte un regalo que no olvide nunca, ya que no era material, debía quedar en sus pensamientos para toda la puta vida. Ya encima de él, sentada en su regazo, con las rodillas apoyadas en la cama, una de cada lado de su cuerpo, me acerqué y le coloqué una corbata, la cuál tiré un poco atrayendo su cabeza hacia mí, dejándolo tan cerca que mi respiración chocaba con la piel de sus mejillas, el chico era tan hermoso que no pude evitar que una sonrisa quede plasmada en mis labios. — Te amo, mi amor. Feliz cumpleaños.— Susurré con voz muy suave y apenas audible, muy dulce mientras con la yema de mis dedos dejaba una delicada caricia en su mejilla derecha. Busqué una venda negra y la coloqué en sus ojos, tapando bien y encargandome de que no viene nada, anteriormente había quitado la corbata para mayor comodidad. Con mi mano derecha acaricié su pecho por encima de su ropa, así bajando hasta su pantalón y encima del mismo empecé a tocar su miembro, teniendo la ropa que nos interrumpía. Aún así acaricié haciendo desear mientras que mis labios se prendieron en su cuello, empezando a dejar besos húmedos y algún que otro chupón, quería marcar un poco de propiedad y que al menos por unos largos días él al verse al espejo me recuerde; recuerde a la pequeña Sex que tanto lo quería y amaba con todo su corazón. Besé su cuello por largos minutos, ya se notaba lo rojo que estaba su cuello por dichos chupones. Lentamente quité la venda negra preparada a juguetear un rato, quería hacerle parar bien la verga para después chuparla gustosa. Encima de él comencé a bailarle, moviendome de un lado a otro con movimientos sensuales, levantando mi ropa y dejando ver cada vez más piel. Entonces así me fui hasta la punta de la cama, alejada un poco de él y me puse de espalda, empezando a bajar mi pollera mientras me agachaba así dejaba ver bien mi trasero ante su vista, quería que me disfrute por completo. Seguí bailando, tocandome y jugando con la ropa que me quedaba, bajé y bajé la pollera hasta que por fin dejé libre mi culo, me quité mi falda de jean y la tiré fuera de la cama en un sitio donde no moleste, apretando mi nalga fuertemente y dándole pequeños golpes. Me puse de frente y seguí bailando más y más mientras subía poco a poco mi blusa dejando ver la piel de mi abdomen hasta mi sostén, bailaba feliz, con una enorme sonrisa porque jamás le había bailado a alguien. Me bajé de la cama y quité mi blusa tirandola de la misma manera que había hecho con la pollera, quedando así solo en ropa interior. Me acerqué al cuerpo del chico y hacía algunas posiciones que dejase ver bien mis senos y mi trasero, algún que otro movimiento hasta que por fin quité mi sostén junto a mis bragas. Me subí encima de él, volviendo a bailarle, meneando mi trasero en su cara dejando ver todo mi cuerpo desnudo mientras que con mis propias manos me manoseaba los senos, volví hasta la punta de la cama y abrí mis piernas, chupe dos dedos y empecé a frotar mi clítoris, una y otra vez, mientras mantenía mis ojos cerrados y gemía, lo frotaba sin piedad y con mi otra mano apretaba y tiraba de mis pezones, quería que su pija se pare, quería encargarme de que eso pase sí o sí. Metí dos dedos dentro de mí y empecé a mover, despacio primero y más rápido después. Faltaban horas para que se la chupe, quería que apenas sean las doce se encuentre con mi boca en su pija. Tenía cara de placer, volví a frotar mi clítoris mucho tiempo poniéndome a gemir como una perra, llevé esos dedos a mi boca y me chupe los dedos gateando hasta donde Elías estaba y subiendome encima una vez más.— ¿Estás listo?