Notes

Le había observado hacer sin interrumpirle, adorando aquella expresión de concentración que lucía mientras calculaba el líquido que debía echar en cada copa. No pudo evitar relajarse un tanto al ver que a él le dio más de aquel burbujeante líquido, entendiendo con ello que su presencia no era tan invasiva como podría haber resultado. Eso era bueno, ya que contra todo pronóstico, él realmente quería estar allí.

Ante su queja acerca de la música no pudo evitar reír abiertamente, encogiéndose de hombros una vez se hubo calmado. Se acercó un poco a él, bajando la voz lo máximo posible y tornando la situación algo más íntima, como si pretendiera confesarle algo que sólo él podía saber. Aunque Viktor no estaba utilizando ninguna de sus técnicas para resultar —más— atrayente, aunque lo pareciera. Sencillamente era así, sobre todo cuando se relajaba.

— Todas son así —comentó; seguidamente sus labios se curvaron en una nueva risa—. Si nos las ingeniamos, más tarde podremos animar esto.

Entonces, tras llamarle la atención acerca de la mesa de comida, él asintió. Pensó también que le vendría comer algo, ya que seguramente había ingerido toda esa cantidad de alcohol con el estómago vacío. Tomó un canapé sencillo y lo mordisqueó de forma distraída, sin disfrutar realmente del sabor de tan exótico manjar. A Viktor no le gustaban aquellas extravagancias, cositas tan pequeñas que duraban un suspiro.

Quiso interrumpir de inmediato y preguntar acerca del significado que tenía el verbo "librar" en aquella frase; sin embargo, antes de que pudiera tragar lo que tenía en la boca él ya se había bebido su copa y había vuelto a hablar, animado de nuevo. No tuvo valor para sacar el tema, ya que aquela mirada que le había lanzado decía mucho y nada bueno.

Asintió de inmediato, sin tener que pensar mucho acerca de su proposición. Bailar, ¡oh, sí! Iba a ser la primera vez que lo hiciera en un banquete y seguramente muchos considerarían aquello inapropiado debido a las horas que eran y las responsabilidades que tenía para con el público, pero le daba tan, tan igual. Ya se había comportado como era debido durante muchos años, al menos en aquellas celebraciones, iba a aprovechar aquella noche.

Tan pronto como comió otro bocadillo y sintió que el hambre mitigaba, le tendió una mano. Aunque nadie bailara —por el momento— en aquella sala había un espacio que, por el color de las baldosas, se asemejaba mucho a una pista un tanto sobria. Los invitados estaban bastante dispersos, de modo que el lugar lucía de lo más apropiado.

— Vayamos ya. Esto no tardará en animarse.
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No tardaron nada...O si, en llegar a la mesa de comida. El se sentía demasiado liviano, como un ser flotante y aquello le causaba gracia porque hacia meses no era nada liviano.
Tanteo "Disimuladamente"el botón de su pantalón de vestir y seguía ahí, había echo un esfuerzo magnánimo en poder abrocharlo, había saltado, había contraído el abdomen e incluso se había echado a la cama alzando las caderas y jadeando como si estuviese en medio de una lucha de titanes y el fuese el derrotado.
El Titán en ese caso había sido su peso.

El mayor hablaba con el tan fluido, tan normal que se sentía por una vez en su vida que encajaba con alguien y asentía alegremente a todo lo que decía por que más allá de su"Felicidad burbujeante y onírica" entendía completamente de que hablaba el mayor. —Culos pomposos... —Le susurro cuando el mayor estuvo tan cerca pero tan cerca que sus fosas nasales dejando de olor característico de la comida al estar cerca de ellos , lo embriago y envolvió en una nube peligrosa de aquellas que sabes que luego irás por tu vida alzando tu nariz buscando como loco aquel aroma nuevamente.
El mayor olia tan bien...
Alzó su mirada algo cohibida para luego difuminar aquella inseguridad y mostrarse seguro incluso algo jugueton viendo aquellos ojos azul verdosos un turquesa frío como el agua de las cascadas heladas tan limpio y puro,Madre del amor hermoso, quería nada y congelarse en ellos. Aquellas estañas impregnadas de plata que eran abundantes y largas, su nariz recta y perfecta y más abajo aquella boca..Ok necesitaba parar justo ahí..En el arco de Cupido en aquel brillo natural que desprendían aquellos labios.... Eran un pecado

Parpadeo luego de un momento cuando su alarma interior gritaba "!0 espacio personal!" Más el en su estado alegre no hacía más que incentivaron aquella proximidad y podría decir incluso complicidad entre su idolo y el. ¡Quien lo diría!Que cosa más loca...Nunca penso que aquella mala noche tuviera tan buen proseguir.
Incluso se animó y tomo un canapé y lo miro extrañado, más bonito parecía el sushi aunque él no solía comerlo a menudo, el no conia cosas crudas a decir verdad.
Se metio dos en la boca, y su boca se lleno de un sabor a salmón ahumado, menta y ...¿Que diablos era eso picante?—Ahghhh — ¡Era peor que el wasabi!
Chasqueó los labios y la lengua intentando quitarse ese sabor y bebió lo que quedaba de su copa. Sintió un subidón, un increíble subidón que cosquilleo desde su espalda baja hasta su nuca y burbujeo como caldero de hechicera en su estómago y todo fue por aquella mano que se extendía hacia el y sin titubeos tomo sintiéndolo firme en el agarre, sintió sus mejillas rojas, y un ánimo que muy pocas veces sintió asique cuando llegaron a lo que sería su pista de baile giró en su eje como todo buen bailarín y extendio aquel lazo que tenían sus manos antes de soltarle con cuidado. —¡Imagina que esto es Pulp fiction seras John Travolta y yo Uma Thurman! Y estamos bailando ya sabes...Recuerda la escena..—Señalo su cabeza y se quitó la camisa que se encontraba dentro de los pantalones y mando a volar su saco.que cayó sobre el patinador italiano que estaba junto a su hermana.
Sus pies se comenzaron a mover al ritmo imaginario de aquel tema que ya reproducía su cabeza esperando que Viktor le siguiera en aquellos pasos tan característicos del twits
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Achacó su enrojecimiento al picante y al alcohol, y su gesto se tornó increíblemente dulce. Sin lugar a dudas, Viktor podría tirarse todo el día mirando a aquel muchacho sin cansarse. Cada mueca que hacía era más adorable que la anterior. Cuando él bebía de más —aunque debía hacer un gran esfuerzo para dejarse llevar, ya que aunque en ocasiones pareciera lo contrario era bastante resistente al alcohol— se ponía excesivamente cariñoso y sobrepasaba los límites que, por razones desconocidas —y es que, según muchos, él no tenía vergüenza—, respetaba estando sobrio. Le encantaba aquella actitud del japonés, tan alegre y dicharachera pese a sus pesares.

Entrecerró los ojos, como haciendo memoria, cuando de pronto le saltó con aquella escena. Por supuesto, la conocía, y lo que es más, se la sabía como la palma de su mano. ¿Qué tipo de cinéfilo —y amante del baile— sería si no? Ignoró la reacción de Crispino ante el gesto de Yuuri, ya que de inmediato comenzó a moverse y a él no le faltó tiempo para seguir sus pasos a la mínima distancia, lo justo para no incordiarse el uno al otro, pero menos de la comúnmente aceptable.

Fue consciente del murmullo que se extendió a su alrededor, que por supuesto ya había comenzado durante su camino hasta allá. Los invitados a la fiesta no fallaron en su misión de hacerles hueco en forma de corro para observar los movimientos de los dos patinadores. El primer puesto y el último se movían en perfecta sincronía y cualquiera diría por aquellos movimientos que cinco escalones de puntuación les separaban. Literalmente, no podía apartar la mirada del japonés. Con su habitual coquetería, cuando sus miradas se unieron, una de tantas, Viktor guiñó un ojo, sonriendo como un chiquillo al que le acaban de regalar un enorme dulce.
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El comienzo fue algo caótico pero divertido y solo basto un factor que al parecer funcionaba entre ellos dos y era la perfecta coordinacion de un baile que respondía a los pasos del otro, respondiendo con uno nuevo e insinuante sin ser algo obseno o sexual, pero las miraditas iban y venían como tambien las palmas animando al par que se echaba un baile improvisado y bastante envidiado por coreógrafos que se matarían coordinando a una pareja al menos una semana para que saliese perfecto.
El par giraba y se encontraba y volvían a la contienda de pasos mostrando que aparte de ser Patinadores, el don de buenos bailarines no les resbalaba ni les quedaba chico a esos dos que bailaban sin necesidad de música hasta que a alguien sabe le prendió la luz de hacerse con la música y ese fue el Checo que se escabulló hasta los centros de control incluso ánimo las luces.
Great Balls of fire de Jerry Lee Lewis resonó con el inconfundible solo de piano y el japonés ni lento ni perezoso busco las manos níveas y suaves del mayor para ejecutar los primeros pasos de rock de los 50'.
Muchos aplaudían otros grababa o sacaban fotos, Yuuri se sentía tan bien que dejaba florecer su yo interior, aquel que nadie por inseguridad o baja autoestima no le dejaba ser, pero ahí empujado y ayudado por varias copas y la compañía de su ídolo dejaba todo aquello en el olvido, incluso su sexto puesto y se ponía al tono de la circunstancia y se llevaba los honores.

Que buena química, que buen sentir ese que sentía con el mayor ejecutando pasos iguales sin necesidad de tener que coordinar antes, sino que todo sucedía en el momento.
Ojalá Fuera Viktor su Coach...
Ojalá le entrenará , ojalá sacará de el todo lo que nadie pudo.
Aquello se le implantó tan profundo que comenzó a darle vueltas y a imaginarse situaciones futuras que podían ocurrir.
Aquello dio un brillo más fuerte y poderoso a sus ojos café, sería como una confesión, pero tan mágica era esa noche que se prestaba para todo, incluso confesarle a su ídolo máximo que lo deseaba como su entrenador
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Si algo sabía mejor que nadie era hacer una buena puesta en escena. Habituado a ello, sabía perfectamente cómo y dónde debía moverse, así como también estaba siendo capaz de anticipar los movimientos de su acompañante para dar no uno de los mejores espectáculos improvisados, sino el mejor. Si Viktor Nikiforov hacía algo, por nimio que fuera, lo hacía para destacar. Y vaya que si lo estaban haciendo.

Entonces la música comenzó a sonar y el más pequeño volvió a llevar el control. Sus manos se sentían muy cálidas con comparación con las suyas, siempre tibias. Le resultó un contacto agradable. Le resultaba difícil asociar aquel muchacho confiado, que disfrutaba del momento, con el Yuuri que había visto durante las competencias. Su cuerpo se movió solo bajo las luces de algún que otro flash.

Ya podía ver a Yakov en modo padre responsable amenazando a los de confianza para que ninguna de esas fotos se filtrara. Todos sabían lo muy apegados que se habían vuelto todos a las redes sociales, Instagram en concreto, y que prácticamente la privacidad no existía, ya que cada dos por tres estaban posteando fotos que, en opinión del entrenador, no tenían ningún sentido. Él era partidario de vivir más allá de las nuevas tecnologías, y de no ser por su trabajo y la obligación de estar en contacto con el mundo exterior en todo momento, ni siquiera tendría teléfono móvil.

Atrajo a Yuuri hacia sí mismo, ambas manos cogidas, y después soltó una de ellas, dejando que se alejara de nuevo. Sabía que en algún momento debía parar, ya que por mucho que lo estuviera disfrutando no podían tirarse bailando toda la vida —por desgracia—, pero aún así medio cantando aquella pegadiza canción, continuó dejándose llevar.
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¡¡En toda su vida de había divertido tanto!! Nisiquiera en su primer episodio de ebriedad en Navidad del 2014 con Pichit en Detroit.
Habían ido aún karaoke y como buenos Utakus se habian cantado todos los endings y openings de sus animes favoritos que eran miles .
Ahora de la mano de Viktor todo fluía como en un sueño onirico como si fuese la estrella de la fiesta junto a Viktor, el prestandole parte de su estela maravillosa para poder encajar en aquel mundillo.
Todo giraba tan a prisa...Comenzaba a tener sed, pero aun quería bailar y también decirle a Viktor aquello que rondaba su cabeza, que en ese momento no sonaba nada descabellada.
—Kiss me baby...
Woohooo feels good! Hold me baby! ♪—Cantaba con su inglés tan bien marcado siguiendo el tarareo del mayor, aunque arrastrado su acento por sus varias copas, no le importo, lo estaba pasando tan bien que no le importaba la hora, la gente y sus murmullos, las risas con los aplausos las miradas inquietas y enojadas de Celestino.
¡No le importaba nada!Solo su compañero de pista, pero todo tenía un final, al menos el de aquel tema y los pasos se volvieron más lentos hasta acabar con el menor sosteniendo al mayor entre sus brazos con una sonrisa tan amplia que no cabía en su rostro y sus ojos refulgentes de una felicidad que no estaba acostumbrado a sentir.
Su miraba estaba sobre la.de su idolo que mantenía perfectamente el equilibrio
Entre sus brazos...Aquellos ojos eran lo mas bonito que había visto en su vida.
Se separaron luego de enderezar al mayor e hizo una reverencia juntando las manos en agradecimiento.
La fiesta se había encendido, muchos se habían animado a bailar luego de ellos y el menor aún cerca del mayor atino a tomar la botella que un mozo llevaba al pasar frente a ellos y bebió del de esta llenando su boca de aquel líquido que comenzaba a subirsele a la cabeza —Tan Friooo y burbujeante.—Susurro en Su japonés nativo antes de darle un nuevo trago largo y girarse al mayor decidido.
¡Tenía que ser ahora!Y se lo pediría con todo su honoren alto competiría con quien fuera para tener la aceptación de Viktor ante su pedido.
—¡Viktor! —Hablo más fuerte de lo normal echandoselo a sus brazos, rodeandole los hombros sin dejar caer aquella botella casi llena del espumante liquido.
Estaba tan, pero tan cerca que podía ver lo perfecto de su rostro incluso sus pequeñisimos poros, Su ídolo era perfecto en todos los sentidos.
Cuando obtuvieron su atención se sentía mareado pero extrañamente exitado por la situacion de un modo ansioso .—Cuando acabe la temporada....Volveré a Hasetsu a ayudar en el las aguas termales¡Ven a verme!Pero ahora...—Susurro vas bajo buscando las palabras en el caos de su cabeza sus ojos se volvieron suplicantes, esperanzados bajo el velo del.alcohol.— Si gano este duelo de baile te convertirás en mi coach.¿Verdad?

Ante aquello de hubo un silencio pulcro en el recinto, nadie hablo en ese segundo, pero al segundo siguiente los murmullos fueron muchos, algunos sorprendidos.otros molestos, peor al Nipon no le importo, solo estaba concentrado en Viktor que le miraba talvez sorprendido.
Era el momento, debía dar su golpe final antes de ponerse en acción asique se apretó contra el abrazándole como.si fuese la cosa mas deseada y dijo las palabras claves de la noche. —Be my coach, Viktor!!