Notes

Viktor se deshizo en sonrisas aquella tarde. Respondió a las preguntas de los reporteros con amabilidad, expresó innumerables veces su agradecimiento por todo el apoyo recibido y soltó vagos comentarios que no dejaban nada en claro ante los más entrometidos que mencionaban su tensa relación con la selección nacional rusa.

Todos sabían que detestaba que se sacara aquel tema a colación, mas no perdió el buen humor por ello. Se hizo también fotos junto a los pocos fans que se agolpaban en la barandilla de las grada, aunque siempre le habían dicho que no hiciera ese tipo de cosas. Si podía evitarlo, el ruso no decepcionaría jamás a ningún fan; si había llegado tan lejos se debía, en parte, gracias a ellos.

Intercambió varias palabras con su entrenador, a quien le encomendó la tarea de procurarle unos cuantos minutos de soledad. Con eso, Viktor volvería a ser el chiquillo encerrado en el cuerpo de un hombre que normalmente era. Tan solo necesitaba tiempo y agradecía enormemente que Yakov lo comprendiera y le cubriera.

Caminó por los pasillos desiertos en dirección a los servicios del recinto. Necesitaba deshacerse de toda la tensión acumulada antes de la gala de exhibición. Su ejercicio era de los más sencillitos de toda su carrera y no requería de gran habilidad para ejecutarlo, pero Viktor tenía claro que si participaba en aquello era para divertirse y no para competir, de modo que quería ir lo más relajado posible.

Entre el bullicio exterior pudo escuchar, proveniente de la sección a la que se dirigía, el grito característico de su compañero. Frunció el ceño al escuchar aquel insulto en japonés. Sabía que el muchacho tenía todo un repertorio de improperios en diferentes idiomas para utilizarlos cuando se diera la oportunidad, y si había utilizado ese era porque, sin duda, estaba hablando con algún nipón. Suspiró, a veces aquel niño le crispaba los nervios.

No pudo intervenir, ya que inmediatamente después antes de que él llegara a la altura de las puertas de entrada, el Yuri ruso ya había salido, marchándose en dirección opuesta a la suya. No se molestó en detenerle y repetirle, como todos los demás hacían, que daba igual lo mucho que le provocaran: esas faltas de respeto no eran tolerables de ninguna forma.

No se detuvo, tampoco, y se adentró en los servicios en cuanto llegó. Allí se encontró con el japonés, de pie en medio del cuarto con una expresión que, a fin de cuentas, no supo exactamente cómo interpretar. Se paró frente a los lavavos y comenzó a lavarse las manos, agradeciendo el agua fría. Le miró a través del espejo.

— No tengas muy en cuenta nada de lo que Yuri te diga, Katsuki —comentó, esbozando una leve sonrisa de disculpa. Siempre era igual, tanto él como su entrenador se veían obligados a tratar de enmendar los errores del más pequeño, aunque Viktor de verdad sentía las palabras que decía.
________________
Que cobarde se había vuelto, esa era una consecuencia del residuo emosional que cargaba ensima, otro día, en otra ocasión talvez se hubiese reído, hubiese sido cínico y le hubiese devuelto el insulto de modo constructivo, de forma tan elocuente y elegante que dejaría al joven Ruso haciendo montañas de arena en su cabeza.

Pero estaba agotado tenía un cúmulo de cosas encima, su cachorro había muerto y el nisiquiera pudo estar ahí para su descanso , rezar por el y rogar una buena vida en la próxima vida, la derrota fulminante en el grand Prix, la vergüenza ante su familia y país..
Y tenía que venir este niño, el gran campeón de la liga Juvenil a pisotearle del todo su ánimo.
No aguantaba más...Estaba tan al borde que quería gritar, golpear todo, pero como en un estado de parálisis de sueño no podía moverse, temblaba ocasionalmente con los puños apretados y los molares haciendo una presión desmedida.

¿Que más podía pasar ese día?.
Intentaba calmar su estupor con la mezcla de clara bronca por la situación. El Pequeño Ruso tenía razón, en las competencias no había sitio para los débiles y el había sido tan débil que barrio el hielo con humillación.

El japonés estaba tan metido en su cabeza ..En un sin fin de pensamientos que no vio entrar aquel hombre seguís de pie, parado ahí justamente como en una parálisis de sueño donde podías ver las cosas peor nisiquiera moverte hasta que le escucho y su voz fue una corriente que viajó por el torrente sanguiño latigando con violencia en la espalda baja, causándole un jadeo, un viaje de adrenalina tan fuerte que temblo de pies a cabeza.
VIKTOR NIKIFOROV ESTABA HABLÁNDOLE!.Detengan el mundo! por favor...Me quiero bajar ya!~Penso gritando desesperado en su cabeza.
Titubeo palabras inentendibles en japonés, nervioso, ansioso y movió su cuerpo casi Roboticamente, estaba a metros suyos...Se iba a desmayar... O talvez ya estaba desmayado y deliraba.
Pero al ver que aquellos ojos aún lo miraban tras el espejo trago profusamente antes de aver acopio a su bien inglés y tratar de no ser un zoquete al hablar. —Pero tiene razón, no hay lugar para débiles... Aún así... Aún en el Caso que yo me retire, vendrán miles de jóvenes nuevos con potencial para ser grandes campeones. Yo sé que solo soy uno mas del montón... Soñe demasiado alto está vez... Y cai en picada. —Su sonrisa apenada nisiquiera llegó a sus ojos y con una reverencia completamente de admiración a ese hombre se despidió. — Felicitaciones Viktor Nikíforov no hay nadie que merezca mas el oro que usted...—Sus palabras fueron sinceras estaban teñidas de admiración una jodida admiración que no tenían límites.
Con eso giró su cuerpo con toda la intención de irse de allí al menos con algo bueno y fue esos segundos a solas con su gran Dios del patinaje.
__________
Frunció el ceño ante las palabras del menor. Si bien era cierto que Viktor había acudido allí para estar solo, tampoco estaba dispuesto a que Katsuki se marchara de allí sin intentar dejar clara su postura.

Si bien era cierto que Viktor había acudido allí para estar solo, no estaba dispuesto a que Katsuki se marchara del lujar sin dejar clara su postura. Terminó de secarse las manos justo antes de que le felicitara y se diera la vuelta, de modo que no tuvo reparo alguno en extender la mano y tomarle del brazo para retenerle, estirándose en el proceso. Buscó durante unos segundos las palabras adecuadas.

Por Dios, Yuri tenía talento. Viktor, como espectador, era uno de los críticos más exigentes que existían. Incuso se criticaba a sí mismo al ver las grabaciones de sus actuaciones y se enfadaba al ver errores que los propios jurados no habían tenido en cuenta. Nikiforov admiraba el patinaje del muchacho que tenía al frente; por eso mismo, sus palabras le enfadaban.

— Ser débil es rendirse —respondió, tajante; aún no había soltado su brazo— y aquí no hay lugar para los que se rinden. Eres el mejor patinador de Japón. Tienes talento y también has tenido una mala racha. Sabes que eres bueno, Yuri Katsuki, así que no dejes que esto te desanime.

De todas formas, haber quedado como el sexto patinador del mundo ya era algo admirable. Las diversas pruebas que todos debían atravesar para llegar hasta el Grand Prix Final no eran fáciles, tenía mucho mérito haber sobrepasado a tanta gente. Se dio cuenta entonces de que seguía sosteniéndole y dejó de ejercer presión sobre su antebrazo hasta finalmente soltarle.
________________
Decidido a irse dio los primeros pasos contra su voluntad, por el fuera de sentaría en un banquillo a. observar a aquel Dios peliplateado hasta desgastar sus retinas, más la vergüenza era tal que ya de por si no podía verle a los ojos.
Había agradecido que el mayor estuviese de espaldas, esa ancha espalda que acababa tan estrecha en su cintura, remarcando su figura atlética nada larguirucha o cuadrada como el, sus curvas se habían ido al diablo hacia meses, sabía que ya contaba con varios quilos de más... Otro de los efectos rebotes de su depresión y ansiedad. Comer...Comer hasta atorarse, comerse la cabeza también pensando en el que dirán, en la vergüenza...
Joder comenzaba a sentirse mareado y no había dado ni dos pasos cuando el toque de aquel Dios fue peor que darle un golpe certero en la nuca y dormirlo por tres días.
—Iihhhhff...—Jadeo casi ante su asombro mirando aquella mano rodeando el lado interior de su codo congelandolo en si sitio y el mismo recorriendo aquella mano hasta alzar sus ojos cafés húmedos a los goriosos y cristalinos ojos de Viktor.
Llévame Dios, ya conocido el nirvana...~Penso perdiendose en lo grandioso de aquel hombre en su voz fuerte pero aterciopelada como una caricia en la oscuridad .

—"Ser débil es rendirse"~Le oyó decir y no supo sonreír o llorar de desesperacion... ¡¡El estaba siendo cobarde! Porque no encontraba motivación, Porque se sentia insulso y poca cosa... No tenia el factor que se debía tener parara ser un patinador de renombre...
— Siento que no soy suficiente... Que no doy con la talla. —Murmuro entre el vórtice de emosiones que sentía circulando ahora por ser estaba abriéndose a su ídolo...El un ser tan asocial y antisocial el estaba mostrándose vulnerable.
Se mordió con fuerza el labio inferior callandonse, no queriendo mostrar más de su vergüenza de su propio pensamiento personal.
El contacto con sus ojos seguía tan firme como hipnótico, pero duro lo que su amarre en su brazo.
Cuando le soltó sintió toda la sangre acumulada en su rostro y dio pasos hacia atrás nuevamente dando una seguidilla de nuevas reverencias antes de irse pitando del lugar o escupiría su corazón ahí mismo.
Necesitaba resguardarse, correr y pensar que aquel encuentro jamás habia ocurrido, acababa de ser aún más débil frente a su ídolo, nada podría superar aquello.
Sin duda ese día no tendría que haberse levantado de su cama.
_______________
No le dio tiempo a responder apropiadamente. Tan pronto como le soltó el japonés aprovechó para salir de allí casi a la carrera. Apenas le dio tiempo a aconsejarle que tratara de no pensar durante su inminente actuación y dudó que, en el estado tan alterado en el que se encontraba, le hubiera prestado atención.

Sin decir más, suspiró y se dispuso a lavarse la cara para refrescarse. Al final no había conseguido lo que quería, un momento a solas, de descanso, y tampoco había conseguido mucho en su breve charla con Katsuki. A pesar de haber ganado el oro ya estaba deseando que el día acabara.

Se reunió con Yakov apenas unos minutos después y charló con él de forma animada, como siempre. Volvieron a encontrarse con Plisetsky, con quien apenas cruzó palabra. Él seguía un tanto resentido por haberle escuchado dirigirse así al otro Yuri y el rubio sencillamente le ignoró, perdido en sus propios pensamientos.

Se ultimaron los preparativos y, antes de que pudiera seguir pensando en nada más, ya estaban todos frente a la pista, de nuevo. El primero en actuar sería Yuri. Habiendo escuchado de sus propios labios cómo se sentía con respecto a sí mismo, no pudo evitar seguir entrometiéndose.

Al fin y al cabo, él era Viktor Nikiforov, y de alguna forma u otra siempre acababa haciendo lo que quería.

— Disfruta del patinaje, Yuri —comentó, lo suficientemente alto como para que le escuchara pero modulando su voz de tal forma que sólo el pudiera hacerlo—. Pon tu alma en la pista y olvídate de todo lo demás.

Apenas fueron unos segundos los que permaneció junto a él y después continuó su marcha, no sin antes esbozar una alentadora sonrisa y guiñarle un ojo. No era del todo consciente de la forma en la que él le veía, de modo que no se le pasó por la cabeza que su comentario pudiera añadir mayor presión al japonés al demostrarle que estaría pendiente de su rutina.
_____________
Lo había olvidado por completo...
En cuanto salió del baño a trote chocando con el Checo mucho mas alto que el, se había disculpado reiteradas veces y disminuyendo la velocidad llegó hasta Celestino que al parecer estaba buscándole con aquella mala noticia, no solo era obligatorio, sino que el era el primero...¡Ja! Buda se reía de su desgracia sin duda.
Lo había ensayado en la mañana pero luego de todo el trajin y choque de sentimientos lo habia olvidado. El cambio rápido de vestuarios fue casi en tres minutos mientras contaba en susurros las vueltas y maniobras.
No estaba nervioso, era una locura, no estaba nervioso...No lo estaba porque no seri a juzgado ni calificado, se suponia que la gala era para ejecutar un libre y mostrar la calidad de cada patinador como un "No importa si eres el último, eres un patinador, alza tu cabeza y ten orgullo".
Se reía de aquello, se reía amargamente...
Cuando llegó nuevamente a la medianera Celestino estaba esperándole , escucho sus palabras y nisiquiera se tomó la molestia de asentir, su bronca lo c arcomia y se transformaba corpórea atravez de su cuerpo.
Con ambas manos echo su cabello hacia atrás mientras sus ojos Estaban fijos en el monstruo de hielo plano, pero fue aquella voz, aquel susurro que le hizo temblar las rodillas y poner su corazón nuevamente de sombrero.

Su mirada se desvió a aquel cuerpo que luego de hablarle se deslizó lejos suyo , el bajo su hechizo había girado su rostro y vio aquel guiño solo para el.
Su rostro era un poema y se toco elado del corazón con miedo a tener una descompensación justo ahí.

Viktor le di o esperanzas, tantas que cuando oyó su nombre se deslizó como si hubiese nacido para el hielo, tan gracil y etéreo como su traje entre negro y rojo nuevamente elevando sus brazos en elegancia y simbolismo, terminando por dar un medio círculo.cerrado que conformaba el final de su presentación un "Mírame, estoy aquí, disfrútalo".

La ejecución iba de la mano de una fusión de dos temas del mismo autor, una eminencia en el tango Argentino.
Buenos Aires Hora Cero y Balada para un loco de Astor Piazzolla.

El tango resonó en el recinto y sus brazos buscaron a su compañera imaginaria comenzando una ejecutacion de paso de tango fluidos y difíciles sobre el hielo, el era un genio en aquello y le valía, sus giros y maniobras, su desliz y un encantamiento preciso.
Pero cuando mas se adentraba, más intensa era la pieza de aquel tango y se volvía unilateral fue un grito representativo, giraba sosteniendo la cabeza su rostro denotaba la angustia y la derrota, muriendo en el hielo sin que nadie, nadie comprendiera su dolor...
Había estado apunto de abandonarlo y la luz de su inspiración había llegado como un Camión Scania a darle un choque de sinceridad.
Su cuerpo guía y paso cerca de sus "Compañeros" y solo fue capaz de ver a su ídolo al cual le dedico un camel pristino, tan perfecto y sentido que casi se marea de tantos giros pero con control dio el último giró alejándose volviendo a deslizarse en una última gaviota recostada y terminar en un bucle combinado con ambas manos señalando el techo.
La ovación fue estruendosa y el japones se cubrió el rostro ante las la grimas dolorosas que lo marcaban
Dio un fluido final con una reverencia y se alejo de ahí, tomando el camino mas largo hacia la otra salida donde nadie le viera romperse en mil partes.
Que locura... Entre todos aquellos pensamientos deseo por un momento tan intensamente que aquel Dios, le diese su sabiduría y lo encaminarse nuevamente a las pistas para ganar la próxima vuelta del Grand Prix...Soñar... Se valía soñar..