Notes

❝ Ángel ❞
Dicen que cuando una persona está por morir puede ver pasar su vida frente a sus ojos como si se tratase de una película y en esos momentos, la muerte y la vida cobran más sentido porque te das cuenta de todo lo que tuviste en su momento y estas a punto de perder. Justo ahí, ahí es donde te aferras a la vida, aunque sabes que no hay mucho que hacer.
Tal vez él no había muerto físicamente aquella tarde, pero definitivamente algo en su interior había muerto al ver aquellas fotografías, su cuerpo lo sabía porque en fracción de segundos él había visto pasar ante sus ojos, cual si fuera un filme de película, cada momento vivido a lado de aquella chica, esa que él decía que era su salvadora y en realidad había sido su condena.
Muy en su interior él sabía que todo lo que vivía a lado de ella era una fantasía, un sueño. Lo tenía en claro porque las personas como él, con tantos pecados sobre su espalda, no tenían derecho a aspirar a nada parecido a lo que ella le entrego o creía que le había dado. Estando él en el más oscuro de los pozos pudo vislumbrar una luz y una tenue voz diciendo que tomará su mano, que lo sacaría de ahí y nunca más lo dejaría caer. Se lo había prometido y aunque él no creía en muchas cosas, quizás en casi nada, ni aún en él mismo, creyó en ella y le dio la mano esperando nunca soltarla.
Ella lo había llevado a lugares inimaginables, le había mostrado aquello que un día escucho cuando le hablaban del amor. Le hizo sentir emociones que ni siquiera imaginaba que tenía y le hizo desear cosas que jamás pensó necesitar o querer. Sí, ella le había construido una vida de ensueño en tan poco tiempo, pero algo en su cabeza le taladraba constantemente diciendo que todo era fantasía, un sueño del cual debería despertar tarde o temprano. Y él rogaba porque no fuera cierto y si era un sueño, entonces que nadie le hiciera despertar, porque por primera vez él podía decir que era feliz, que por al menos esos instantes que ella le regalaba a su lado, él se sentía pleno y dichoso. Pero tras haberle llevado más allá de las nubes, ella cortó sus alas y lo dejo caer sin piedad desde ahí.
Aquellas escenas en su mente habían matado por completo todo el amor hacía ella, por un instante él también quiso aferrarse a esos recuerdos, así como un desahuciado se aferra a la vida. Pero así como esté deja de existir, aquel amor y todas esas memorias tenían que morir. Él tenía en claro que debía romper esos recuerdos o los recuerdos romperían lo poco que quedaba de él.
Se sentía impotente, frustrado, dentro de sí había tanto resentimiento pero sobre todo, un cúmulo de decepciones y esa sensación de que lo habían estafado con aquellas promesas, planes y sentimientos que no se concretaron. Guiado por cada una de esas emociones rasgaba cada fotografía, despedazaba cada objeto que le ataba aún a ella. Gritaba como si sólo así pudiese liberar todo el dolor que le embargaba. Quería arrancarse la piel que llevaba tatuada cada beso y caricia que ella le había dado. No quería ser más él, se despreciaba por haber sido tan ingenuo y justo en el momento en el que no sabía que más hacer consigo mismo, escucho que alguien tocaba a la puerta de su departamento.
El incesante tamborileo de la puerta logró devolverle un poco la cordura y aunque en esos momentos él deseaba estar solo, no tuvo más opción que abrir la puerta ante la insistencia de quien tocaba ésta. Abrió la puerta con desgano y delante de él se encontraba una figura conocida, se hizo aún lado para que ésta entrara y ella entendiendo su lenguaje corporal entró sin titubeo.
Parecía que aquel lugar había sido escenario de una guerra campal, en el suelo estaban los fragmentos de las fotos que había roto así como los objetos que había lanzado con tanta ira contra el piso. Él por su parte se encontraba desaliñado de la ropa, su respiración aún estaba agitada como si hubiese hecho ejercicio, sin embargo era el reflejo de aquel momento en el que dejo que sus impulsos y la furia que sentía le dominaran. Su rostro tenía vestigios de que había derramado lágrimas y su mirada estaba un tanto perdida y vacía.
Tras unos minutos en los que ella había analizado el panorama y había optado por no decir nada al respecto, él irrumpió con el silenció comentando a secas — Deberías irte.
La chica se encontraba totalmente desconcertada, por un lado ella entendía un poco porque él le pedía que se fuera, pero por el otro, se rehusaba a dejarlo así. Quizás su voz expresaba cierta indiferencia hacia su presencia, pero sus ojos, aquellos ojos le expresaban la necesidad de tener alguien a su lado y la pena que llevaba dentro. Aquellos preciados zafiros eran ahora lo más parecido a un mar profundo y tortuoso, tanto como quizás se encontraba su alma en esos instantes.
— Tal vez debería, pero prefiero quedarme contigo y hacerte compañía.
Deseaba tanto acercarse a él y poder tomarlo en sus brazos, siempre lo había visto como alguien fuerte, incólume y con una increíble resiliencia. Pero al verlo así tan fuera de sí, no podía evitar tener la necesidad de protegerle de aquello que tanto le hacía daño. Podía ver lo frágil que se encontraba y temía que al dejarlo él se rompiese sin remedio. Sin embargo, conocía su naturaleza y sabía que cuando más tratara de acercarse, él más intentaría alejarse de ella, por lo que se mantuvo en el mismo sitio decidida a no dejarle solo.
— Ahora no puedo ser la compañía que esperas —hizo una pausa para tragar un poco de saliva, sentía su garganta seca y una especie de nudo en ésta—.
Realmente deseaba que no estuviera ahí, que no mirara lo bajo que había caído ni lo humillado que se sentía por alguien que no había sabido valorar ni a él, ni a sus sentimientos y tan sólo había jugado con él. Se sentía tan indigno y avergonzado por su condición que no permitiría que su ángel sintiera pena por él — Mereces a alguien completo a tu lado, no a pedazos como lo estoy yo.
Antes que él pudiese decir algo, ella sentenció con firmeza —No puedes impedirme el estar a tu lado.
Desde que se conocían él constantemente la alejaba, solía decirle que estaría mejor sin alguien como él en su vida y que aunque ella no lo entendiera era mejor el guardar cierta distancia. Todo ese tiempo, el egoístamente había pensado y sentido por ella y quizás ella lo había permitido porque confiaba en que si permanecía a su lado pese a todo, él un día confiaría en ella lo suficiente para dejar que se acercara. Pero estaba cansada de ello, estaba cansada de sentir esa impotencia cada vez que no encontraba la forma de poder suturar un poco de todo el daño que había recibido a lo largo de su vida. Y ya no dejaría que él decidiera por ella.
—Es mi decisión permanecer contigo. Yo te ayudaré a buscar los pedazos que te faltan.
Él se quedó helado por un momento, nunca la había escuchado tan decidida como en esa ocasión. Apreciaba el hecho de que durante el tiempo que tenían de conocerse ella no hiciera tantas preguntas, se limitara a escuchar y una que otra vez le dijese consejos que quizás no pedía, pero le hacían falta. Y que simplemente estuviera ahí siempre que él requería de un refugio para sus demonios. Pero ella no sabía quién era él ni lo que había hecho, nunca habían hablado de su pasado, porque ambos guardaban ese secreto para sí.
¿Cómo podía decirle que se quedaría con él? Si supiera sus delitos, si conociera lo manchadas que estaban sus manos de sangre de inocentes, entonces ella seguro no diría eso. Por un instante sus palabras le cimbraron, quería creerle, pero ¿acaso podría volver a confiar?
Le tomo por los hombros en un último intento por hacer que se marchará, no tan solo de su departamento sino también de su vida, antes que descubriera quien era realmente él. Clavo sus ojos sobre aquellos color miel y levantando un poco la voz como queriendo hacerle reaccionar ante la decisión que había tomado — ¿Y si jamás los hallas? Aún si lo hicieras, los pedazos no podrían encajar como antes, quedaran pequeñas fisuras. Vestigios que me recordarían cada día el porqué no merezco tu compañía.
Por un momento las palabras de él le hicieron dudar un instante, aquella confianza y determinación que había tenido antes se había esfumado al escucharle. Algo en ella también se había fragmento, sus palabras de algún modo la habían tocado, le dolía de cierta forma que tuviera razón, que por mucho que intentará no podía devolverle lo que le habían arrebatado. Que tal vez no sería el mismo, pero tenía que intentarlo. Y aunque comprendía el peso de las palabras que le había dicho, también sabía que con más razón no podía desistir.
— Entonces deja que nuestras almas se reconstruyan juntas, porque mi ser necesita del tuyo y mis piezas podrían encajar bien con los trozos que a ti te faltan. — Con sus delicadas manos le había tomado por las mejillas y con el dorso de una de ellas limpiaba aquellas huellas de que minutos antes había llorado por la rabia que le consumía desde hacía un buen tiempo—
Él cerro sus ojos ante aquel cálido contacto, pero los abrió casi al instante al retroalimentar lo que ella le había dicho antes. ¿Había escuchado bien, ella le había hablado de fragmentos?, ¿es que acaso su ángel también se sentía así de rota como él? Durante el tiempo que tenían de conocerse, él tampoco había hecho muchas preguntas, ninguno sabía mucho sobre quién era el otro, porque lo único que conocían era a quienes habían sido desde el momento de su encuentro por primera vez. Incluso él desconocía el nombre de ella, le decía Ángel porque cuando se conocieron ella le había dicho que su nombre tenía mucho que ver con su pasado, que incluso parecía que su destino hubiera sido sellado con el y le hacía daño recordarlo. Y aunque ella se lo iba a decir, él le había dicho que su nombre no importaba, que le diría Ángel porque era muy similar a uno.
— ¿Por qué yo? —Pregunto mientras soltaba sus hombros y dejaba caer sus brazos en señal de derrota. —
No importaba que dijera, ella parecía estar decidida a seguir con él y tras escucharle, él también quería quedarse a su lado y descubrir aquello que atormentaba a aquel ángel, también deseaba hacer algo por ella y unir hasta el último fragmento de su ser; y si no podía hacerlo al menos intentaría que su vació encajara con el de ella y ambos pudieran sentirse completos de nuevo. Tan sólo quería saber ¿por qué?, no entendía a qué se debía esa insistencia de ella y quería saciar esas dudas.
— ¿Por qué tanto interés en mí? ¿Por qué cada vez que intento salvarte de alguien como yo y procuro alejarte, más te acercas y te aferras a mí? Yo no he hecho nada para merecerlo, al contrario.
Ella dibujo en su rostro una dulce sonrisa antes de responderle mientras él esperaba su respuesta contemplando sus ojos, aquellos espejos al alma más pura que había conocido.
— Porque has sido tú mismo, te has mostrado tal cual eres —Ella hizo una breve pausa y tras soltar su rostro y tomar cierta distancia, prosiguió— Porque tu corazón y tu alma son puros. Porque necesito a alguien como tú en mi vida y ahora que lo he encontrado no pienso permitir que se vaya de mi lado.
No supo que decir a su comentario, le había dejado sin palabras. No importaba cuán mal se sintiera por todo lo que había hecho en su pasado, cada vez que ella le decía cosas como esas él sentía que podía redimir cada uno de sus pecados y ser alguien mejor. Y aunque se veía así mismo como un monstruo, ella le acababa de decir que tenía un corazón puro y que lo necesitaba en su vida y él estaría ahí para ella como en todo ese tiempo ella lo había salvado constantemente de sí mismo.
La chica no necesito ninguna respuesta de parte de él, se dio la vuelta y comenzó a poner un poco de orden en aquel departamento mientras él se había quedado recargado contra la puerta, mirando como ella levantaba las cosas del suelo y pensando en lo afortunado que era al haberse topado con aquel Ángel.