Notes

Yo sigo amándote como el primer día.


Suena como una mentira, pero es tan real como ves estas letras sobre este espacio blanco y vacío donde mi corazón se divide sincero e interpreta éste amor en estas líneas que juegan al convencimiento total. El amor es un rito que todos los días practico para que se mantenga intacto al desgastar del tiempo, la rutina o el cansancio. Siempre busco protegerlo de esas cosas, involucrándose con ellas, como un antídoto que pueda disuadir cada circunstancia que se atreve a herirle. Pero, dicen que un amor debe herirse alguna vez para que se haga más fuerte. Para que contemple su debilidad y pueda concienciarse, albergarse en esa propia fuerza, y no hacerse un derrotero constante. Sería como llevar la convicción que sí se pierde una vez, sí se cae una vez, siempre será así, porque la debilidad es una pócima venenosa que no tiene misericordia.


Mi amor se une al tuyo y se hace indivisible para vivificarse, se arropa a tus sentimientos, que arrastran los míos, para que esa esencia calme la egoísta sed de no ser mutuo y simple. Yo sueño este amor cada día porque me ayuda a forjar la esperanza de que no sea un cautivo prisionero del deseo que solo a expensas del sexo pide clemencia. Nuestros cuerpos se confunden sin tabú, con cada sensación natural y pura que comparte cada pieza de piel, cada poro y sudor posible, cada aliento y gemidos que toca tu oído como un poema sin traducción. Por eso nos entregamos sin tregua con la ilusión de un descanso en nuestros regazos al final del tiempo que se escoge libre y pendenciero, con el lugar que lo causal decide.


Cuando hablo de éste amor avanzo no a una perfección, sino a una perfectibilidad vulgar y simple que es armonía de sentir que se busca la felicidad en gozo, y no con penoso esfuerzo de una imposición moral y social. El amor es simple en su complejo modo de vivirlo. Éste amor nuestro no se escapa de ser bendecido por ese entendimiento de razones, ventajas, sin razones y fallas, que necesitan recuperarse, rescatarse para fundirse en cosas sensatas, francas, de sencillo vivir. Es comprender nuestro mundo con complicidad de complacerse en la cotidianidad; son los breves impulsos que nos adueñan de nuestros sueños, que nos hacen fantasear para convencerse que este mundo que nos rodea es el más fantástico sueño de amor que vivimos. A pesar de las angustias, maldades, impericias, el amor logra adaptarnos para lograr el camino correcto. Es éste amor el refugio perfecto para el conquistador anhelante, y así nos sentimos los dos; legendarios amantes que quieren vivir en simple armonía con las cosas y con un propósito que es el amor, ¿no lo sientes así?


Parece un complicado palabreo filosófico, pero, es que el amor es así como lo sentimos, y puede ser simple y complejo, pero si lo disfrutamos como lo hacemos, es el mejor aprendizaje que tenemos de él.


Por eso, te sigo amando cada día, por todos los días, porque no hay tanta fuerza en la tristeza; es cierto que nos arrastra vilmente a mostrarnos que tan frágiles somos muchas veces, pero no tiene la nobleza de la sonrisa que te hace merecedor y libre como te lo da un beso en la mañana que te sabe a amor natural, ò una caricia seductora y sorpresiva de querer acurrucarse por el frío o la pasión, igual, el pasar del tiempo en la compañía fiel y eterna de haber vivido una grande historia de amor.


Es así el amor, éste amor, y tantos otros, que si viviéramos sólo para amar y ser amados como única virtud humana y espiritual, dejaríamos el equipaje de la triste pesadilla de la muerte, y cargaríamos una mochila desnuda con la felicidad de haber vivido cultivando el amor como nosotros lo hemos hecho.


Por eso sigo diciendo, aunque parezca una mentira; yo sigo amándote como el primer día.