Notes

Hola, ¿cómo estás, cielo? De verdad espero que te encuentres de maravilla. Yo esta vez pienso serte sincera; no estoy bien, nada bien, pero descuida que no interesa ni un poco, ¿cierto?
Yo de verdad me alegro demasiado por ti, porque hayas encontrado a alguien que te pueda amar tanto y a quien tú también puedas amar demasiado. Les deseo a ambos lo mejor, siendo sincera y con ambas manos puestas en el corazón les deseo la más grande de las alegrías.
Sabes reconozco que esta es una forma demasiado cruel para despedirme por un tiempo. Y digo por un tiempo porque prometí que no te dejaría nunca; yo no rompo promesas, enanito, nunca. Supongo conoces la razón por la que marcho por un tiempo, pues ya te dije, no estoy bien, nada bien, hay un corazón roto que necesita repararse por un tiempo.
Sé que no está nada bien que haga esto, ¿verdad? y lo siento si puedo llegar a lastimarte en algún momento, te juro y per juro mil veces que esa no fue, ni será mi intención en ningún momento. Supongo tú intención tampoco era lastimarme en ningún momento, ¿cierto? Espero que de verdad fuera así en un principio.
¿Te puedo ser sincera? Yo de verdad esperaba que no fuera así; cuando prometiste no lastimarme me dije a mi misma que a tu lado estaría segura y de verdad lo estuve, demasiadas veces y en serio agradezco todo lo que hiciste por mí. Te agradezco tanto por todo lo que hiciste, mi pequeño ángel; que desearía poder pagarte algún día tanto.
Pero sabes, el momento en el que un corazón se rompe de manera tan repentina de verdad es doloroso, malditamente doloroso. Travis, tú prometiste que no me lastimarías, ¿por qué ahora?, ¿por qué no dijiste que no correspondías ese amor desde un principio?, ¿por qué me dijiste que también era tu amor verdadero cuando no era así? Yo no puedo comprenderte en ese sentido, de verdad que no.
Yo te expliqué que tenía miedo a amar de nuevo a alguien, decidí hace menos de un mes que podía darle una oportunidad al amor de nuevo, y te lo dije, Travis, lo hice. Pero luego esto pasó y te comprendo, en serio que sí. Siempre supe que soy nada en comparación tuyo, que era y soy lo suficientemente poca cosa para que yo pudiera merecerte. Y perdona, de verdad, perdóname una y mil veces, te lo ruego y me arrodillo incluso delante de ti en busca de tu perdón.
Travis, corazón, de verdad perdóname una y mil veces por lo que te hice, por hacerte pasar por todo lo anterior, por encerrarte en algo que ni siquiera querías, por quitarte ese tiempo de tu vida. Yo nunca podré perdonarme a mí misma y es lo justo, no merezco perdón si tú no quieres perdonarme tampoco.
Ahora bien, solo me falta decirte adiós. Dije que no sería por siempre, solo hasta que mejore un poco. Prometí quedarme siempre a tu lado, incluso si aún me quieres después de esto como tu amiga. Sabes que conmigo siempre existirá un hombro en el cual llorar, un abrazo de consuelo y un poco de pegamento y amor si necesitas reparar algo. Dejaré la cuenta abierta por si me necesitas en algún momento, seguro y ni es así, pero está bien, puedes llamarme a la hora que sea, siempre estaré ahí para ti.
Yo de verdad espero que me perdones y quieras seguir siendo mi amigo aún después de esto. Te amo y demasiado, nunca lo olvides. Vales demasiado como persona y siempre, siempre serás un ángel, aquel ángel que esta maldita perra nunca mereció ni merecerá nunca. Jé. Te amo y hasta pronto.