Notes

Conocí a una chica una vez. Amaba a Justin Bieber, por lo tanto, fui un pelotudo que la acompañó a verla. También amaba las excursiones a los museos, y yo los odiaba, pero ella iba toda emocionada diciendo que el teorema de pitágoras se aplicaba a todo ejercicio que veía en la pared. Con el tiempo le empezaron a gustar los raperos, tanto que casi se convierte en una (casi, casi). Esta chica rubia de lentes solía ser mi mejor amiga. Solía ser mi protegida, pero ella no se portó bien, me mintió... pero yo fui un hijo de puta. Yo la lastimé como nunca antes lo había hecho, hay cosas que hice que nadie sabe, que son de impulsivo violento, y ella (gracias a todos los santos) devolvió cada cosa que pude hacer. Pero me di cuenta que dejó de intentar, que ya se cansó, y fue con justa razón. La herí muchísimo y sé que con esto aún más. Perdí a mi mejor amiga el día en que me dejé ir a mí. Pero Alex, por lo que más quieras, nunca la dejes ir así como así; nunca la lastimes como yo lo hice, nunca, ni cuando se ponga en modo caprichosa o se enoje, porque ella vale oro, no como cree. Vale mucho, y vos sos un buen pibe, no como yo. Buena vida,
Andrés.