Notes

[...] Las bien llamadas “paranoias” que desde pequeña se jugaban su pasada conmigo y nunca me dieron descanso alguno. Esto en definitiva me es lo más difícil de explicar, pero voy a hacer el intento. Hay muchas actitudes de él que no me dejan con el corazón en la boca de la felicidad que me producen, claro está, pero de todas formas esto no quiere decir que en compañía suya viva tanto un cielo como un infierno porque que tan así, no es. Como con todas las personas, hay cosas que puedo digerir sanamente y al final de cuentas lidiar con ellas junto a una importante paz interna, al igual que las otras con las que resulta todo el caso contrario, y al final me dejan una fea sensación. A lo que deseo llegar, es lo más destacable; valen cada lágrima interna. Muchos de estos casos se dan gracias al que son simples productos de mi inseguridad y miedos. Me hago la cabeza por cosas que no lo valen, y/o bien dejo que mis impulsos me hagan comportar de un modo que en realidad no me apetece por completo y del que después me termino arrepintiendo. Pero al fin de la jornada noto que no es tan malo como parece, menos si hago comparaciones con experiencias antiguas, siendo que de verdad cada uno de estos factores influyen y de hecho hacen que esa llama en mí, se mantenga encendida durante todo el tiempo. Es decir, lo que menos quiero yo es pensar en él cuando le vea a los ojos como: Este tipo me la hizo re fácil, terminó siendo igual a los demás, la esencia que en un principio me captó se esfumó en cuanto me dejó dentro suyo, y ahora me tiene aburrida. ¿Qué se supone que sigue?. Y tengo fé de que esto no pase, porque con él cada día algo nuevo ocurre, ya sea por causas mías o suyas, las cosas sencillamente se vuelven mejores. Este hecho es el que más me encanta, que no hay evidencia alguna de una posible rutina [o tal vez sí si pensamos respecto a ciertos aspectos de la relación] junto a este magnifico ser, que siempre me brinda un nuevo motivo para quererle como le quiero, y que pese a todo, sé que podemos contar con nosotros.
Poco más me olvido de mencionar lo cliché; me gusta porque cerca de él puedo ser yo misma y ya estoy en el punto que me vale verga si le avergüenza cómo verdaderamente soy, o si le resulto un gran turn off por decir una de mis estupideces diarias. Me encanta cuando tenemos esos momentos únicos en los que se sale de su área restringida para muchachas que no lo merecen y viene conmigo para estar en nuestra zona de confort [jé, te delaté]. Me gusta cuando está enojado, cuando está triste, cuando se me está descojonando, cuando duerme, cuando a penas y abre sus ojos tras diez horas de descanso, cuando se hace el hermoso [le sale tan bien, que se caen todos de culo y en filita, muy a lo dominó], pero más que nada, me encanta cuando entre esto y lo otro me dice lo mucho que me aprecia, lo que valgo para él, y demás. Creo es eso, si me olvide de algo, lo insertamos acá.
Me nace y a la vez no, la ambición de cortar esto acá, por lo que eso mismo voy a hacer. A partir de ahora me siento un tanto más renovada, quizá un gran cambio le siga a esto, como puede que no, y de hacerlo tiene dos opciones; ser positivo, o ser negativo. Pase lo que pase, voy a agregar para ya finalizar, que sí, obviamente pienso en mi bebé de miles de maneras, y éstas son basadas en su psicología como en su físico. Cuando es por separado, Dios tenga piedad conmigo, pero cuando ambos aspectos son adjuntados, que no hay manera alguna de frenarme. Además yo presumo que es de los hombres más ardientes, inteligentes, intrépidos y adictivos que pudieras encontrar. Está tan bueno, shit. ¿Lo mejor de lo mejor? Yo también le gusto, aunque no sé si tanto como él me gusta a mí, pero que algo es algo eh. Peor nada.