Notes

Sonrío ampliamente al escuchar tu respuesta en cuanto a volver a vernos. Te doy un pico nada más escucharte, y luego me echo para atrás y me apoyo en tus rodillas. Al sentir tu glande en mi entrada me dejo caer hacia ti, penetrándome así. Gimo suavemente, dejando mi cuello flácido por unos segundos y declarándome así (momemtáneamente) jodidamente tuya. Cierto es que estoy muy cerrada, con lo que noto una ligera molestia abajo, que se disipa con las primeras penetraciones. Me mantengo apoyada sobre tus rodillas para empezar a moverme lentamente para torturarte, pero sí con mucha sensualidad. Te sonrío suavemente y luego rodeo tu cuello con mis brazos para empezar un vaivén más rápido, tomando el completo control sobre ambos. Beso tus labios para acallar mis gemidos que se presentan ahora más fuertes y seguidos. Yo bajo mi mano para masajear mi clítoris y eso con la fricción de tu pene emtrando en mi me hacen humedecerme aún más. Aprieto mis pechos contra tu torso de tal forma en que notes la dureza de mis pezones. Al decidir que tengo suficiente de tocarme, alzo la mano que usaba para introducir los dedos empapados en mis fluídos en tu boca. El ritmo de mi cadera es frenético e implacable. Todo mi cuerpo estaba enrojecido y sudoroso. Hundo mi rostro en tu hombro.
—No voy a parar hasta que te corras. Quiero que lo hagas, quiero sentir tu placer en mi... A ti...Joder, me pones. Me pones mucho.
Te miro y te sonrío y me dejo caer contigo de lado al sofá, haciendo que quedes encima de mi y tengas tú el control. Yo pongo ambas manos en tus nalgas y te ayudo a llegar más profundo empujándote hacia mi y alzando suavemente mi cadera. Es entonces cuando empiezo a gritar.