Notes

Hola, mi pequeño príncipe. Quizá ésto no lo hayas esperado y sientas que se te va a salir el corazón del pecho pensando que está sucediendo algo malo, pero es al contrario. Justo ahora, viernes siete de octubre, exactamente a las doce y doce quiero entregarte ésta carta para que tengas presente la inmensidad que cubre mi amor por ti. Arien, te amo, y te lo he repetido no sé ya cuántas veces, pero lo hago para que jamás se te olvide; eres el maldito amor de mi vida y aunque yo sea un jodido puto y te lastime una y otra vez con mis palabras sé que me amas tanto como yo a ti. Quiero compartir mi vida contigo, despertarme viendo tu rubio cabello iluminado por el sol, ser la primera persona a la que veas cuando despiertes y cuando vayas nuevamente a dormir, mirarte y tener el placer de decir que eres completa y exclusivamente mío. Mierda, estoy nervioso, y no quiero extenderme mucho porque terminaré llorando si escribo aquí todo lo que representas para mí. Un día, primero de julio, te elegí a ti para que seas mi novio, mi acompañante de vida, mi alegría, mi tristeza, mi dolor, mi sonrisa, mi todo y hoy puedo decir que no me arrepiento de esa elección, porque sé que fue y es la correcta. Tú, llegaste con tu sonrisa de tonto, tus bromas infantiles, tus cumplidos cargados de burla, tu vergüenza en las mejillas, tu cabello despeinado, tu cuerpo desalineado y un corazón que conmovió al mío en tanto te vio; cambiaste mi vida por completo, me sacaste de mi jodido hoyo e hiciste de mí un mejor ser humano. Hoy tengo una razón para luchar y esa razón eres tú y claramente mi pequeño Ali.
Arien Allwright de Jauregi, ¿quieres hacerme el honor de casarte conmigo?