Notes

Hoy estoy melancólica. Triste. Apagada. Celosa. Todo junto, si es posible. Tengo el llanto a flor de piel, pero aunque quisiera, no puedo llorar. Me siento aturdida, y al mismo tiempo muy decidida a tomar una decisión drástica en mi vida. Creo que voy a cambiar de trabajo. Necesito un cambio urgente, porque siento que me estoy resignando a ser lo que no quiero. Y no lo pienso permitir. Necesito un cambio. El cambio que menos miedo me da es el cambio laboral. Al otro cambio no me le animo. No sé qué pasaría si lo dejara a Julio. No sé si resistiría la culpa, no sé si él resistiría perderme. Tengo la sensación que me pasaría lo que a Nazarena. Y yo no podría vivir con un sentimiento así.
Tampoco me gusta dejar a Pablo, pero él no sufriría tanto. Salvo que tendría que trabajar más. Después su vida seguiría como si nada. Porque no soy nada para él. O al menos eso es lo que yo pienso. ¿Puedo poner a prueba ese sentimiento? Obviamente, corro el riesgo de perderlo, de que me digan, si te querés ir, andate. Yo sé que él me pediría que me quede, pero por un tema laboral, no creo que sea por algo personal.