Notes

• XIV • II • MMXXII •

En aquella parte de la noche, nuestro pequeño se encontraba ya a los cuidados de su Mary Poppins personal, el alma que actualmente ocupa el puesto de Ancla que ven, permitiéndo a mí el acceso a tu planeta. Ambos, Kai y Poppins se veían a los cuidados de Hibo, que solamente la Ancla, entre todas las almas terrenas, tiene permiso de acceder.
Hibo es parte de un de un archipiélago por así decirlo, y nadie le vendría encontrar si por Hibo viniera buscar. Cambia de dirección según sea necesario, con aparente aleatoriedad.
Trata de un micro dimensión inteligente e indetectable — tiene densidad adaptable —, que se conecta energéticamente a la Tierra de tiempos en tiempos, permaneciendo en un mismo espacio físico sobre ésta por un período indefinido. Es como una rama separada del árbol. Una rama que tardó en florecer; pero que lo hizo a tiempo, convirtiéndose en su propio árbol. El «árbol original» se extinguió.
Mi propia existencia se conecta a una vida — un Ancla — que me confiere acceso físico al planeta, permitiendo a mí visitarte aunque bajo otras apariencias. Así como Poppins me permite el acceso al plano físico de la Tierra, Hibo le confiere a Poppins temporal acceso a si cuando Poppins esté en un específico estado meditativo o mientras yace su avatar dormido.
Tu persona ya ha actuado como un Ancla en otra vida.

El familiar aroma exótico y encorpado del chocolate que no se parece a nada a los chocolates que has tenido el deleite de degustar en esta vida flota en el aire. Sin embargo, nada había de chocolate a la vista para el dulce hacerse tan sensorialmente presente como era el caso para tu persona. En lugar de ser empalagoso, el olor a chocolate hacía que el ambiente se tornara sensual, y relajante. Cuando estamos juntos, este olor se manifiesta suavemente antecediendo mi presencia, como si fuera un eco de un pasado lejano reverberando en el presente debido tal vez a alguna fisura temporal en los velos que separan las muchas realidades existentes y superpuestas entre sí. O tal vez fuese el planeta Tierra concediendo una ventaja a nosotros.
La tierra es como mucho un palimpsesto donde se superponen las huellas de quienes la habitaron. Un objeto, un lugar, una textura, un perfume, un aroma, un sabor. Todo eso es capaz de evocar un recuerdo que se consideraba perdido. En nuestras reuniones he tratado de hacer este aroma presente, una manera sutil de trabajar tu memoria a favor nuestro, respetando tu propio tiempo y ritmo.
El chocolate ha actuado como un inconsciente recordatorio tácito de mi persona para tí. Ha sido el heraldo de mi presencia cuando regreso a tí.
El aroma luego se desvaneció.