Notes

Mi nombre deslizándose entre tus labios así me hace querer—como es usual— estar entre tus piernas, Audrey.
Yo supe que querías brindarme con tu virginidad en mi cumpleaños. No sólo intuitivamente lo supe, sino también por tu lenguaje corporal, la forma en que te pusiste cuando el tiempo no funcionó a tu favor, me ha confirmado la intuición.
Dios, Audrey, que hables de lo constantemente que estás húmeda para mí me pone jodidamente duro. No es porque no tenga prisa por hacerte el amor que no querrá tanto como tú ahogarme en tu océano. Joder, estoy tan duro, Lolita. Joder. Tu deseo es como gasolina en las llamas del mío. Puedo sentirlo revoloteando a mi alrededor, buscando una grieta en mi autocontrol. Necesito un poco de autocontrol. Incluso si lo hacemos ahora mismo, no puedo permitirme perder todo el control, no ante tu primera vez. Incluso que tu himen resulte providencialmente fino y elástico y no produzca sangrado o solo una gota. Tu primera vez debe ser sobre tu placer antes que todo. Necesitas aliviarte antes de buscar mi alivio, Lolita. Luego, después de eso, podemos aliviarnos mutualmente.