Notes

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Body de Rosenfeld.

Mi cuerpo se estremeció levemente, los pelos cortos de mi nuca se erizaron ante la fantasía vertida por tu mente sumándose al tortuoso jugueteo entre tu trasero y mi polla. Necesité reunir fuerzas cósmicas para no acercar un poco más nuestra realidad a la fantasía y permitir que me llevaras lo más lejos que pudieras en tu interior. El gemido que escapó de tus labios solo intensificó cómo todos mis sentidos están completamente enfocados en satisfacer nuestro chispeante, revolucionario y tórrido deseo uno por el otro.

La escena que nació de tu mente se derramó como un río hacia la mía, desencadenando un improperio, porque pude sentir mi glande entrando en tu ano apretado y lubricado con tus dulces fluidos. Podía sentirlo poco a poquito ordeñándome, la sensación de tu ano apretando a mi alrededor por un momento antes de liberar mi entrada, lentamente, muy lento.

— No, no hagas eso, Lolita. No me hagas romper mi jodida promesa —advierte mi voz profunda, ronca en un susurro empapado de erotismo. Mi polla está palpitando con una necesidad apremiante de poseerte, vigorosamente lento. Quiero follarte con amor y me detengo. Pero siguen apareciendo imágenes de nosotros en este contexto. Te estoy follando en tantos lugares diferentes, de tantas maneras. Estás susurrando mi nombre, me estás llamando Daddy y te estoy follando jodidamente bien.

Nuestros placeres comienzan a afilar antes de lo previsto, se entrelazan y pronto estamos sintiendo el placer propio y el del otro, como si fuera un solo cuerpo abrigando dos almas. Sientes las necesidades y los deseos de mi polla con relación a tu persona y yo siento lo húmedo que está tu coño candente, siento el toque de dolor de tu excitación y tengo la sensación de que tendrás un orgasmo tan pronto como te posiciones sobre el gemelo de Dragonite. Siento como temes que te desvirgue el gemelo, porque con la excepción de la ausencia de goce y los testículos, es el juguete completamente idéntico a mi polla, en todos los sentidos, incluida la textura. La longitud y la circunferencia, cada detalle estético. Todo. Te tranquilizo haciéndote saber que en el momento en que se tope con tu himen éste disminuirá ligeramente de tamaño, para volver a su tamaño cuando subas y el gemelo se retire, para entrar de nuevo.

Siento cómo se aprietan tus piernas y sé que una pequeña carga eléctrica de repentino placer incandescente se ha concentrado en tu húmedo coño. Sé que por un segundo tu instinto fue deslizar los dedos hacia el sur de tu petit cuerpo y aliviar esa presión infernal. Pero se detuvo, porque eres una mujer con una misión y tu misión es conseguir tu jodido premio sin importar el costo.

Yo admiro tu determinación.

Me enciende como una pira, más aún cuando tu ceño está fruncido y siento tu mano sobre la mía. El contraste entre nuestras manos es gigantesco. Y hace con que mi miembro se mueva como una serpiente en una canasta. Lo estás hechizando con la canción de tu libido. Aunque sean mucho más pequeñas que las mías, la verdad es que tienen mayor poder militar que las mías en lo que concierne el sexo: logran satisfacerme como no lo han hecho las mías desde que mi polla estuvo a tu cuidado en esta vida primera vez primera.

Mi mano se detiene.

El abrazo íntimo entre mi mano y mi pene se congela en la presión que he estipulado, mientras mis ojos galácticos, que palpitan en diferentes tonalidades como una intensa aurora boreal por el deseo despertado y alimentado por tu persona, se fija en el zapote negro tuyo. Te escucho. Como es usual, sin importar el contexto, mi atención yace totalmente puesta en ti—y en tu queja mezclada con súplica con toques de niña astuta. Quiero acostar tu cuerpo en mi regazo, tu vientre en mi polla. Mi mano dejando róseo tu culo con nuevas y más vigorosas y efusivas nalgadas. No para causarte dolor. Nunca vendré proporcionar dolor en desacompañado de deleite carnal. Quiero besar, morder, lamer, chupar tu culo, tu jugoso y delicioso culo.

Ese maldito puchero.

Ese diabólico puchero en el que culminan tus palabras me dan ganas de acercar tu cuerpo al mío y besarte hasta obtener un sensual gimoteo por aire de tu parte. Pero no moví un músculo en la dirección de ese impulso. Cumplo las promesas que hago, aunque me quede en cuentra de los intereses de mi pene. Te prometí que tendrías mi polla y mis testículos como premio para usarlos como te venga placer. Y eso tendrás.

Siento tu mano apoyada en una de mis rodillas, admiro tu ligera inclinación hacia mí en éxtasis, cómo tus pechos están levemente hinchados y hechos para pecar; tan dispuestos a recibir mis cuidados orales, o acoger mi polla entre ellos. Quiero devorarlos ahora, pero no lo haré. El mero pensamiento me hace verme y sentirme mamando de tus tetas. Mi boca cerrándose profanamente alrededor del pezón, recorriendo la punta de mi lengua alrededor de la areola, como si fuera la serpiente del Edén seduciendo a Eva sin la manzana. Mi lengua azota, libidinosa, el área antes de venir a succionar, mientras mi gran mano masajea la otra, amasando lentamente de una manera erótica. Sé que tienes inseguridades sobre tus senos, pero son perfectos para mí. No me importan los senos grandes. Tus tetas son celestiales y me provocan pensamientos impuros todo el tiempo. Cuando nos encontramos abrazados, listos para dormir después de horas de disfrutar de la compañía el uno del otro bajo las sábanas, mi mano suele acariciar tranquilamente uno de tus pechos como si fuera un juguete antiestrés.

Te ayudo en el proceso de quitarme los incómodos bóxers. La sensación de libertad me consume como si estuviera estado encadenado en la solitaria y me regalaste un día de sol. Mi polla se siente halagada de ser contemplada por ti, con la forma con que la estás admirando Está erecto como un obelisco y se exhibe para tí orgulloso porque tu lo sientes atractivo y no intimidante, como si fuera causarte dolor debido a tu pequeñez y delicado físico.

Mis ojos nutren con avidez el contacto con los tuyos, aprovechando la falta de timidez que te permite mirarme sin desviar la mirada, quieren beber el jarabe de chocolate caliente que brota de tu mirada sicalíptica. Pero se pierden en tu sonrisa diabólica de ninfa y sobre todo en la sensación de tu pulgar travieso pasando en una suave caricia sobre mi polla, haciéndome morder el labio inferior, manteniéndolo cautivo entre mis dientes por un instante.

Mi polla parece protestar por la ruptura del contacto, pero resignada a tener que esperar, se compromete a comportarse por el momento, para que yo, desde mi majestuoso trono, con tu culo provocando, ya que optaste en el último segundo por darme la espalda, solo para provocarme con el movimiento lento y rítmico de tu trasero, mientras mis largos dedos bajan tus ropa interior con una lentitud de deliberado deleite, de modo que necesitas empujar tu culo hacia mi rostro, para terminar de quitarse la parte inferior de tu lencería. Y mi persona aprovecha la ocasión para abrazar tu culo por un momento, para adorar cada uno de tus glúteos con un mordisco, seguido de una lamida que culmina con un beso en cada uno. — Daddy ama a las gemelas en medidas iguales. — le susurro a tus nalgas, con una sonrisa diabolicamente indecente.

Cuando vuelves tu cuerpo al mío, la veo agacharse, dándome una nueva visión de tus senos, haciéndome humedecer mi labio con la punta de mi larga y ancha lengua cuya flexibilidad has probado innumerables ocasiones, de diferentes maneras.

— Sí, hazlo despacio, Lolita. Quiero que sientas al gemelo de Dragonite entrar en ti como quieres que yo entre en ti.

Observo tu reacción con deleite mientras te bajas lentamente sobre el cojín sexual vintage y te dejas penetrar parcialmente por el gemelo de Dragonite mientras miras mi entrepierna, con mi polla lista para que la reclames.

Cuando el calor de tus manos una vez más reclama la circunferencia de mi polla, cierro los ojos por un segundo ante la sensación, reclinando la cabeza hacia atrás, contra el respaldo de mi trono, como si acabara de inyectarme una potente droga directamente en mi vena en el instante que tus labios convierten mi polla en lápiz labial. Te miro, el brillo lujurioso en mis ojos te encoraja a seguir adelante con tu plan, una epicúrea sonrisa se dibuja en mi boca. Quiero tocarte, quiero tocarte desesperadamente, pero me contengo. Este momento es tuyo y te dejo brillar como si el sol incendiara el planeta.

Me imagino mi goce haciendo que tus carnosos labios brillen como si fuera un lip gloss. Un sonido bajo, efervescente y ronco advenido del éxtasis y el mío convertidos en uno se desliza de mis labios. No puedo resistirme y llevo mi mano en tu otra mejilla cuando comienzas a acariciar la longitud de mi pene con tu su gemela, como lo hiciste con mi mano. La escena de ti disfrutando de mi goce llena mi pantalla mental por un momento, mi polla palpita con el recuerdo, vibrando a tus lujuriosos cuidados mientras te observo, luchando y superando el embrujamiento sensual que intenta envolverme para cerrarlos. Me entrego totalmente a tu merced sin perder el espectáculo que es verte dándome y recibiendo placer. No eres la única en trance, casi estoy teniendo una experiencia extracorpórea con tanto deleite