Notes

¿Cómo pudo seducir tantas chicas Javier Bazterrica, sin mucha plata, facha ni carisma?

Yo les digo cómo. Se interesó por sus pequeñas historias, sus dramas cotidianos. Fue atento, generoso. Puso el cuerpo y la audacia.

Muchos envidiosos de esas cualidades pintan el proceder del hombre más buscado de la Argentina como un negocio redondo. Subestiman las tediosas tardes que habrá soportado con los hijos de Nancy, el consuelo que debió proveer a las constantes inseguridades de Fernanda, el sinfín de veces que le habrán clavado el visto frustrando sus avances. Todo por unos pocos miles de pesos. A mi no me parece exactamente un monumento a la viveza criolla. La vida de un gigoló es extenuante. El miedo perenne a ser descubierto, rechazado, tener que volver a empezar de cero en otra ciudad.

Estafador era Bernie Maddox: este chico se acerca más al hurto famélico versión ABC1. Javier es limitado, fue a una escuela especial. Tuvo una relación difícil con su familia. A los ponchazos forjó una estrategia vital basada en la fabulación, en el "overcompensating".

Es triste que ese tosco plan de ataque funcione pero es aún más triste que ninguna de esas mujeres lo haya querido de verdad. Se apegaron a su personaje teatral, disfrutaron su extravagante estilo de vida por un rato, pero ninguna reciprocó sus considerables esfuerzos. De haberlo hecho, de haber combatido el vicio supremo de la superficialidad, hubiera sido evidente su lado menos luminoso.

Si las pudo engañar fue porque ellas se engañaban a si mismas. Buscaban un atajo. El mayor crimen de Javier fue intentar un imposible: ser amado por mujeres que no se aman a si mismas. En el fondo el sólo las quería complacer. Se vestía de blanco, como un gran lienzo humano donde ellas podían proyectar sus sueños frustrados, su príncipe azul.

Otra hubiese sido la historia si hubiese roto ese patrón destructivo, si se hubiese buscado una rival digna de él, una estafadora de su calaña, que le ganara en su propio juego. Y si además hubiera sabido sublimar su estrategia en un oficio que la validara, como el arte, estaría en los titulares de otras secciones del diario.

Quizás no sea demasiado tarde para esa redención: este es un país generoso. Con tanta exposición mediática, no debe faltarle alguna querida. Y quien sabe lo veamos un día en el bailando o postulándose a concejal acá en la zona norte. Tendría mi voto.

Llegaste, Javi. Estás consagrado, como Barreda y Vitette, en el ideario popular.