Notes

Nuestras lenguas parecían tener su propio lenguaje, en una especie de batalla que terminabas por vencer con la culminación de una caricia que tu lengua le vrindsba y envolvía a la mía en una succión tan exquisitamente lujuriosa y lentamente érotica, casi podía llegar a sentirla en ese mismo instante en mi vibrante clitoris como si fueras capaz de mandar ondas expansivas y pulsaciones excitantes hasta allí, con el simple hecho de tocarme, besarme o incluso solo mirarme.

Un dulce gemido ahogado escapó de mis labios sobre los tuyos, mi respiración cada vez más agitada, múltiples jadeos sensuales ante la infinidad de estímulos que mi cuerpo iba recibiendo, que en vez de abrumarme terminaban por energizarme, me animaban a continuar.

Tu sonoridad jodidamente caliente, me eriza la piel por completo. Podía sentir cada zona erógena de mi cuerpo reaccionando ante esta. Volviéndose cada vez más sensible a la vez que listas solo para ti. Tu voz hace sentir que podría llegar a derretirme en tus brazos. Suspiros se escapan de mi boca al escuchar de tu advertencia.

Me aferro a tu cuerpo mis brazos rodeando tu espalda te abrazan ante la simulación de tu gentil penetración constante que mis caderas acompañan instintivamente. No puedo evitar susurrar tu nombre entre suaves muy suaves y melodiosos gemidos, casi como una súplica.

En aquel instante en que tus manos sostienen mis glúteos y me presionan contra tu erección, puedo sentir como si el glande palpitante comenzara tentativamente a entrar en mi húmeda y caliente entrada que desea abrazarte y bañarte en su afectuoso oasis. Mi cabeza tirándose levemente hacia atrás con mi boca jadeante entreabierta ojos cerrados, cada vez más excitada pude sentir tu sonrisa coqueta en la piel de mi cuello, sonriendo casi en el mismo instante.

Mis piernas enredandose tras de tus caderas se aferran por completo manteniendome completamente pegada a ti como un bebé koala. Al sostenerme con una de tus manos y con la otra comienzas a quitar tu camisa, disfruto de cómo vienes a desvestirte con lentitud observando la vista del atractivo de tu fornido torso. Y ahora volviendo a la mesa mis manos recorren tu piel con tan suma delicadeza en tan apacibles caricias que las yemas de mis dedos vienen a depositar en tu pecho, pronto mis manos completamente masajean cada parte bajando hasta tu abdomen y deteniéndose ante el borde del pantalón, vengo a desabrocharlo con mis dedos algo torpes encontrándome con ahora tus ojos penetrantes sobre los míos.

— ¿Confías en mí, Lolita? — Asentí en afirmación mientras mis labios se hunedecian y eran atrapados por mis dientes sin yo darme cuenta, reaccionando de esta forma cada vez que tu mirada se posaba sobre mi. Pestañeando coquetamente — Quiero probar esto sin nuestras ropas. No me quitaré la parte inferior de tu lencería, a menos que estés de acuerdo. Con todo eso. No avanzaré, te lo prometo. No perderé completamente el control. Pero necesito– Hay una pausa, una respiración profunda llena de un deseo primario y desesperado. — Necesito más. Te necesito. Desnuda ahora mismo.

Mientras pronunciaba estas palabras no pude evitar mirar tu boca, mi corazón a mil por hora. Mis ojos volviendo a encontrarse con los tuyos, destellando deseo profundo con lujuriosa e inocente perversión. — Te necesito tanto como tú me necesitas a mi. Hazlo.