Notes

Una de mis cejas pobladas y armoniosas se eleva en una advertencia silenciosa. Mis ojos mantienen contacto con los tuyos, sin embargo, descienden automáticamente a tu boca. Una boca carnosa y sensual que se deja cautivar por una formidable dentición. Me imagino cómo sería tenerla envuelta alrededor de mi polla. La imagen se desliza de mi mente a la tuya. Trato de humedecer mis labios, como si tuviera un desierto en la boca.

La timidez en tus ojos me dan ganas de darte unas nalgadas hasta que tu glúteo se quede róseo. En lugar de hacerlo, capturo tu mano y la posiciono de tal manera sobre mi erección que puedes sentir mi polla palpitando a través de la tela de mis pantalones. Como una bestia enjaulada a punto de estallar a través de los barrotes.

— Podemos decir que sí. ¿cual es tu opinión acerca de esto? —

Cierro respetuosamente mi mano donde estaba acomodada la cabeza de la flor y cuando la abro de nuevo, no se ve nada más que mi palma vacía. Mantengo, con un agarre suave pero aún firme, tu mano en mi polla con una de mis manos mientras la otra te hace mirarme, sosteniendo y guiando tu barbilla, para que me mires, porque la desaparición de la flor realmente te distrajo por un momento, como si yo fuera un mago.