Notes

Mis mejillas, como es costumbre, comenzaban a tornarse de un color rosado, como tomando su forma natural cada vez que tu mirada permanecía demasiado tiempo sobre la mía, o simplemente al estar junto a ti. Mi rostro se siente caluroso, y no puedo evitar morder mi labio ante tan deliciosos nervios que comienzan a surgir en el centro mi pecho. Puedo notar tu mirada sobre mi boca comenzando a remojar mis labios de una forma lentamente coqueta pensando en que desgusto el dulce sabor de tus labios en un apasionado beso, que me vendría bien en ese preciso instante para calmar mi dulce agonía de desearte y quererte con tanta locura. O que por otro lado, tengo tu miembro palpitante entre estos sedienta de probar tu goce hasta el cansancio. Recibiendo esa imagen mental que compartes conmigo, aunque ya se encontraba presente en mi propia mente, confirmando nada más nuestro deseo compartido.

Mi mano guiada por la tuya se posiciona en tu tan inquieta, cargada y palpitante erección, mi corazón late con fuerza y por alguna razón no soy capaz de decir palabra alguna. No puedo responderte, solo puedo observarte con mis ojos inocentemente lujuriosos ante el agarre de tu mano en mi barbilla. Mi manita sostenida por la tuya ejerce presión sobre tu dureza, mientras una sonrisa levemente traviesa sin mostrar mis dientes se forma sobre mis labios.