Notes

. . . Cuando el cuerpo se ve privado repentinamente de uno de sus sentidos, busca equilibrar la balanza amplificando el otro. Es un plan de supervivencia sutil que se está activando. No siempre se siente sucediendo en el momento en que se principia esta búsqueda por equilibrio. Sin embargo, cuando mis ojos se cierran en el momento del impío abrazo ejecutado por tus pícaras manitas, que se sienten naturalmente diestras, tanto como son gráciles, sé que estoy condenado: cada terminación nerviosa está enfocada en la sensación de subir y bajar de tus manos a lo largo del longitud de mi pulsante polla. La forma como ejercen tus manos una exacta y rítmica presión sobre mi miembro de modo tal que casi me hace aullar de placer. Puedo escuchar claramente tus obscenos suspiros que alimentan mi frenesí, llenando el aire. Mi pecho sube y baja para recuperar el control básico del acto de respirar. Sonidos bajos, eróticamente animales, se deslizan por mis labios cuando me encuentro, por el momento, con los puños cerrados, como para evitar interrumpir lo que sé que no es solo complacencia hacia mí, sino una necesidad básica — a favor de sobrevivir.

Quieres aliviarme pa' encontrar alivio para ti. Intentar romper la influencia que busca a toda costa superar tus pensamientos más lógicos centrados en una sólida lista de razones por las que el conservatorio no debe ser el escenario de la entrega de tu virginidad a mi, sino el escenario futuro de un momento infinitamente más placentero, en el que tu cuerpo ya ha aprendido a acoger mis dimensiones cómodamente.

Tus razones tiene de mí respaldo.

El olor de tu excitación llega a mi nariz y hace que me humedezca los labios, aún con los ojos cerrados, porque siento que así lo querrás tú Y para mí, tu querer es suficiente. Siento hambre y sed de todo tu ser, no solo lo que llevas entre las piernas. En medio de los sonidos eróticos y viriles que produce mi garganta, exorcizados por la ciclopía y primal sensación de placer, me impele a mantener los ojos cerrados a todo costo, tan luego como percibo un nuevo momento de tentación irradiando de tí para mí en un loop en espiral de lujuria. Dejo escapar una maldición que suena como un conjuro de fuerzas para que sigamos con el plan de mantener tu inocencia tanto tiempo como podamos.

En algún lugar de mi mente, en medio de la densa niebla nutrida infinitamente por sensaciones pecaminosas que se apoderan de todo mi ser, pienso en cuánto te quiero, te adoro y te amo. Pienso en cómo las dimensiones de mi profundo y inconmensurable amor por tu persona se entrelazan con el primal deseo, derramándose como el goce entre tus piernas por mi espíritu corrompido que ha encontrado su caída y redención en la misma fuente: tu persona. Todo lo que viví antes de [re]conocerte fue un laboratorio para poder satisfacerte y amarte de la manera que necesitas. Todas las liberaciones fueron en tu honor, todas las erecciones una ofrenda sobre tu altar. Jamás yo quise tanto a alguien como contigo. Nunca he ambicionado tanto estar entre las piernas de una mujer, como contigo. Entre tus piernas se siente como un abrazo íntimo — no hablo de penetración, sino de intimidad. De reconocerme tan cómodamente duro, pero aún ser capaz de permanecer y disfrutar de las maravillas ya a mi alcance.

El perfume de las flores se mezclaba con el olor denso característico de nuestras excitaciones combinadas y llevado al límite de nuestra cordura. Mis gruñidos hacen el amor con tus gemidos al frente de una orquesta endiabladamente sensual. Me siento a punto de ceder, de darte mi goce, empapando tus manitas en él, pero me detengo cuando me doy cuenta de que aunque mantienes tu férreo control sobre mi erección, en continua y jodidamente placentera estimulación, te siento retirarse y moverse con delicada desesperación. No abro los ojos, pero sonrío con una sonrisa maliciosa de lado mientras trabajo mi respiración, sintiendo que extraes de mí todo lo que tengo para ofrecerte sin agotarme en absoluto. Te dejo encontrar tu propia liberación en ese maldito acto erótico de tortuoso deleite entre nosotros.

Mis manos comienzan a masajear tu seno al mismo ritmo con el que haces bailar mi glande en tu cálida y apetitosa feminidad. Mis labios reclaman los tuyos despacio, de forma amorosamente profanos. Mi lengua envuelve la tuya eróticamente, acaricia y juega de forma traviesa y exploratoria. Mordisqueo tu labio inferior y lo chupo, antes de apartar tu cabello y chupar ligeramente la piel en el área de tu cuello. Cuando eso pasa, cuando te alivias, abro los ojos y te miro empapado de éxtasis, tu expresión de placer post goce. Acaricio tu mejilla sonrosada y beso tus labios con cariño antes de liberarme de tus manos, conteniendo el rastro de mi goce en tus deditos inquietos que vengo a sugar uno a uno.
Mi propio goce se mezcló con el tuyo en contacto con tu húmeda y palpitante entrada, mientras dibujaba círculos con el glande de mi pene provocándola con seductora complacencia. Tengo la intención de saciar mi sed y hambre en esa fuente.

Mi erección permanece imperturbable y lista para más de lo que estés dispuesta y lista a ofrecerme mientras mi lengua va bajando, habiendo interrumpido tu interacción con mi polla, para besar tus senos, rodear tus pezones con mi lengua y chuparlos de formas pecaminosas. Poco a poquito voy bajando. Beso tu abdomen, soplando aire caliente sobre el ombligo que vengo a penetrar con la punta de mi lengua, después de empapar con mi saliva, antes de colocar mi rostro entre tus muslos y lamer hasta la última gota de nuestro goce combinado.

Estoy de rodillas, mi nariz inhala el olor de tu sexo. Tus muslos sobre mis hombros. Tomo uno de tus muslos mientras con un dedo de la otra mano toco tu vulva con mis dedos, comenzando por los costados y la ingle. Recorro mi lengua, abriendo los labios pequeños y grandes de tu vagina como si fueran los pétalos de una flor, mientras realizo un masaje continuo con el índice y el pulgar hasta que tu figura se encienda como Las Vegas. Así que puse mi lengua alrededor de tu clítoris, bajando por los labios pequeños y grandes de tu coño con mi suave lengua acariciando tu vagina. Cuando tu cuerpo me muestra el momento adecuado, empiezo a chupar tras depositar unos besos en la zona para jugar con las texturas: labios, lengua, barba. Presiono la punta de mi lengua sobre tu clítoris, después de masajear tus labios con una lentitud demoníaca. Sigo chupando con lentitud tu clítoris, alternando con la penetración de dos dedos, deslizándose despacio dentro de tu coño sin ir demasiado lejos y retrocediendo en un libidinoso vaivén. Sigo el ritmo de lo que dicta tu propio cuerpo, apretando tu muslo con mi mano sobre él, profundizando la forma en que te estoy devorando hasta beber tu goce de nuevo, sintiéndome insaciable con relación a tu persona. Vuelvo a lamer cada gota de tu goce y mis labios recorren tu cuerpo. Beso, mordisqueo, chupo, propago lamidas después de rascar ligeramente con los dientes la piel en una afectuosa agresión junto a un soplo lento y sensual.

[...] Mis labios cubren los tuyos y susurro entre ellos en un beso, que afortunado me considero, cuán amado y deseado en la misma proporción que amo y deseo. La beso despacio y amorosamente, y mientras rompemos dulcemente el beso, descansamos nuestras frentes una en la otra, respirando hondo.
— … Dulzura, ¿quieres tratar de mantenerme dentro de ti el tiempo suficiente sin que me mueva más allá de lo que es seguro? No tienes que hacer esto si no estás lista. Te estoy saboreando de otras maneras igualmente satisfactorias. — Mi mano abrazaba mi erección. Me acariciaba mientras hablábamos, como si tratara de domar la voluntad de Dragonite. — Si eso es lo que quieres, me quedaré por un minuto dentro, antes de retirarme. — Digo, mi mirada nunca deja la tuya — Si quieres dejarlo para otro día, también está bien. Todo lo que tú querrás. — Mi mano deja de acariciar a Dragonite y comienza a sujetar los costados de tu rostro con devota ternura — Permíteme llevarte al dormitorio si es así, que te mime con un masaje con con aceites esenciales. Siento que abusé de tu cuerpo petit. — Con mi mirada muestro algunas sugerencias de futuras hematomas, desencadenada ​​por mis chupetones.