NotesWhat is notes.io?

Notes brand slogan

Notes - notes.io

No supe muy bien en que momento perdí todo lo que tenía o lo que al menos parecía tener. De cualquier forma ahí estaba yo en la noche de un doce de enero frente a unas cuantas cajas de medicamentos varios; antidepresivos, analgésicos y en su mayor parte pastillas para dormir que, sin duda, al ser mezclados me causarían la muerte casi de manera instantánea. Al menos quería creer; mis conocimientos con respecto a fármacos era nulo. Lo más probable es que al leerme entre líneas te cuestiones el porqué de mi decisión, ¿no? Pues es simple; me cansé. No pude más con una vida en donde todo era hipocresía de parte de mis amigos y hasta mi esposa. Sin mucho que pensar o cuestionarme llegue a la conclusión que el fin, al menos mi fin, estaba cerca y que por razones de orgullo no dejaría carta alguna en donde justificara, solo lo haría y ya. Después de todo, no creía que les importase una vez ya no estuviera con ellos físicamente.

—La hora llegó.—

Fueron las últimas palabras que recuerdo haber dicho. Nunca creí tener que acudir a esto pero cuando es la única aparente salida, ¿quién juzgaría mis razones? ¿quién se pondría en mi zapatos? En fin, ya no importaba más el que dirían.

A duras penas recuerdo como me llené de valor para, una a una, comenzar a beber cada pastilla sin siquiera pensar en más que la cantidad que había consumido. Una, dos, tres, quince, veinte, veinticinco, ¿en qué momento pare? Aún lucho por saber eso. Solo sé qué en un momento mi mente se nubló, supuse de inmediato que era la reacción de la mezcla de tantos fármacos me puse de pie y caminé en dirección a la ventana pues anhelaba ver mi último anochecer, llevándome la agridulce sensación de no poder ver con total certeza puesto que todo iniciaba a dar vueltas en en mi cabeza a la vez que una sensación de frío inundaba mi cuerpo a totalidad, sin más que hacer caí tumbado a un costado de mi cama creyendo que eso sería lo último.

—Despierta, anda. Hazlo, sé qué estás aquí con nosotros.—

¿Por qué no guardan silencio? ¿Acaso no pueden dejar morir a una persona en paz? Con la idea de estar muerto era feliz, sin embargo aquella sensación y esas voces afirmaban lo contrario. De un momento a otro recuerdo que abrí los ojos y pude ver claramente como mi esposa y mis amigos estaban ahí con lágrimas en sus ojos pues la preocupación los invadía, pero al notar que yo volvía de un asfixia ellos se emocionaron en sobremanera. Por mi parte yo no estaba feliz y eso era evidente pues al verles obvie que fallé en mi intento de buscar la muerte por mi cuenta, dando como resultado un intento fallido de suicidio.

Esos días las personas no paraban de llegar y con ellos las cuestiones del porqué de mi decisión, por mi parte solo guardaba silencio y le restaba importancia a aquello ya que, en definitiva, lo que pensarán era lo menos importante para mi. El día diecisiete de ese mismo mes una persona llegó a mi diciendo que ya podía salir del hospital, que mi salud era estable pero que debía ir al psicólogo por mi comportamiento poco usual. ¿un psicólogo? Me tacharon de suicida de primer momento y ahora me tacharían como loco, ¿qué faltaba? ¿qué él fingiera que en realidad yo le importaba?

Al final del día tal como esa persona dijo ya estaba en el consultorio con ese hombre de apariencia fría pero que aún así fingía a la perfección el tener interés alguno con respeto a mi salud. Mentiras. Yo sabía que eso era trabajo y compromiso como cada cosa que me rodeaba; por ello, fue ahí donde tomé la decisión de qué desde ese momento no iba decir palabra alguna. Sí, sería como un 'Mudo provocado' hablaría hasta el día que yo notara que alguien de verdad se interesara por mí, si es que no moría antes.

Todo ese día fue un ir y venir de cuestiones de parte de ese "buen actor" como yo llegué a llamarle en un principio. En medio de tanta pregunta llegué a cuestionarme, ¿qué me ocurre? ¿me estoy volviendo loco? Yo no soy así. En fin, ya nada tenía respuesta y, por ende, tampoco me esforzaría en buscarla. Luego de horas, quizá, "el buen actor" se cansó de mi silencio e hizo pasar a mi esposa la cual solo me recibió con una bofetada y un acta en donde me exigía el divorcio, sin más, la firmé y me dispuse a salir de ahí.

—De los brazos y piernas.—

Fueron las palabras que dijo aquel hombre con una voz de mando, como quien dicta una orden que por nada puede ser rota o denegada. Fue así como entre cuatro personas me tomaron e inyectaron un calmante, el cual me hizo desvanecer casi de inmediato, siendo ese uno de los últimos recuerdos que tengo fuera de este lugar en donde ahora me encuentro.

Cuando volví a despertar ya no estaba en aquella habitación cálida con ventanas que daban a un jardín y mis amigos cerca de mi, al contrario, ahora estaba en un lugar muy frío rodeado de paredes blancas, en donde, no se veía más que camillas vacías. Intenté levantarme para poder salir de ese lugar pero no pude, ¿qué estaba pasando? Estaba amarrado a la cama de piernas y brazos. ¿cuál era la razón? No podía ordenar ideas en ese momento más sospechaba que lo que pasaba era algo muy malo, algo peor que la muy muerte que yo buscaba.

Sin saber muy bien como reaccionar inicié a hacer movimientos un tanto bruscos, según yo, para por lo menos intentar salir de ese lugar en donde yo sabía a ciencia cierta me habían enviado por ser catalogado como alguien con quien no se pueden lidiar.

—Ya basta.— Dijo una voz a lo lejos, parecía fría y hasta cierto punto sin vida. Lo único que pude atinar es que se trataba de una mujer.

—Quíteme esto, debo salir de aquí.—Exigí con una voz alzada como su estuviera en facultad de obligar a alguien en esos momentos.

—¿Sabe por qué está aquí?— Me preguntó. Esta vez logré escuchar como con un paso no muy rápido se acercaba hasta mi pero aún así no lograba verle.

—Intente suicidarme y eso lo sé, no soy idiota.— Afirmé un poco desesperado por aquella cuestión salida de lugar.

—Así es. Ahora usted está en un psiquiátrico porque todos sus amigos y familiares lo decidieron así.— Afirmó sin nada de tacto al decirlo.

Recuerdo a la perfección que cuando ella dijo esas palabras me quede inmóvil, toda acción contra las cuerdas que me amarraban a esa cama desaparecieron casi de inmediato. ¿eso era cierto? ¿era un loco? No dejaba de lado la idea que tuve de querer morir pero tampoco bastaba para que me catalogarán como tal. Definitivamente eso me tomó por sorpresa pero no tarde mucho en asimilarlo.

—¿Te da tranquilidad saber eres un loco?— Me cuestionó.

Justo ahí, en ese momento y en ese lugar fue cuando recordé aquella promesa que me hice de no decir palabra alguna. No tenía nada que perder y nada de ganar así que, ¡Bienvenido! Ya era uno más, uno de esos que llaman loco sólo porque la sociedad no quiere lidiar contigo en momento alguno. Era uno más de esos que estaban "guardados" en casas de gran tamaño con trajes de color blanco y estrictamente medicados para controlar hasta el temperamento más pesado y vil.

En ese día llegaron dos personas más con la misma apariencia casi sin vida a explicarme como sería todo ahí. Cada mañana al despertar iría a desayunar con los demás y veríamos televisión, luego vendría el almuerzo que siempre sería juntos acompañado con unos juegos de mesa como ajedrez, naipes, domino, entre otros que no recuerdo a la perfección. Sería tarde de "amigos" en donde todos jugaríamos. Luego de ello vendría la cena en conjunto de unos calmantes que nos darían sueño en a penas minutos, caminaríamos hasta nuestras camillas y sin ayuda nos acostaríamos para dormir con la esperanza de un nuevo día a flor de piel.

¿Cuánto tiempo estaré aquí? ¿Por qué me pasó esto a mi? Yo no pertenezco aquí. Eran las cuestiones que más llegaban a mi cabeza pues aunque no quisiera aceptarlo ese sería mi diario vivir, al menos hasta que comprobara con mis actos que yo había superado ya el trauma y "el deseo de matarme". Siendo esa la conclusión más acertada con respecto a mi y lo que cada hoja decía en conjunto de mi nombre.

Pasaría tal cual lo planeado, aquella monotonía no era mentira, no era un sueño, era nada más y nada menos que mi realidad, mi diario vivir. Puedo afirmar que en un paso de quizá dos meses yo ya estaba acostumbrado y tranquilo. No recibía mucho medicamento pues mi metabolismo ya iniciaba a volver a la normalidad haciéndome un poco menos loco, como sólo animarme yo mismo.

Tanta monotonía ya era parte de mi, la idea de algo nuevo no me parecía interesante, razón por la cual cuando me aburría de jugar de vez en cuando; en ocasiones optaba por irme a acostar a un pequeño sitio, el donde yo denomine "mi escondite" ¿por qué? Nadie llegaba ahí, a veces un paramédico pero sólo para decirme que debía ir a comer, nada más. Quizá era porque ahí el aire acondicionado se sentía en sobremanera o porque realmente nadie le pondría atención a un pequeño umbral de una ventana que daba con vista a otra parte del psiquiátrico; donde estaban los niños. Tenía prohibido ir allá pero se me hacía linda la idea de verles jugar.

—Realmente es lindo.— Dijo una voz que sin siquiera ver de quien trataba estaba seguro me había encantado. Era pura, linda, suave y hasta cierto punto delicada.

No pude hacer más que volver mi mirada hacia ella para poder apreciar a quien me enloqueció con unas palabras. Para mi sorpresa vi a una joven quizá de mi edad o, más o menos parecida, de cabellos largos rubios, unos ojos color verdes y una piel blanca como la nieve. Juro que en ese momento quise hablarle pero como me prometí y juré hace mucho, no diría palabra alguna.

—Lo sé, no dirás nada. Los ancianos hablan de ti, dicen que como castigo el creador quitó tu lengua al intentar quitarte la vida. Otros dicen que es porque no te crees loco aún cuando eres parte de los nuestros. Yo, por mi parte creo que tú disfrutas tu vida de una manera diferente, en silencio y de manera solitaria, como en realidad todos deberían vivirla.—

Ella sabía mucho, parecía que por primera vez desde que llegue a éste lugar alguien me entendía. ¿por qué estaba ella aquí? Esa era la cuestión de ese momento, no parecía estar mal al menos a simple vista. En fin, eso no tenía importancia para mi, sólo quería escucharla hablar pues eso hasta cierto me daba paz.

—La vida acá no es del todo mala, ¿sabes? Luego de un tiempo te acostumbras y vez todo de otro modo. Te contaré mi historia y te aseguro que esto será lo último que diré. Mi caso es parecido al tuyo, intente quitarme la vida y al provenir de una familia con dinero en exceso consideraron que la hija "loca" debía estar con los de su especie. En fin, eso no importa. Pareces buena persona y quiero hablar contigo.— Dijo aquella chica con una sonrisa bastante amplia en sus labios mientras que de a poco se ganaba a la par mía. —Pero lo haré a tu manera, ¿si? sin palabras.—

Aquello era lo más extraño que escuché, ¿ella hablaría conmigo sin palabras? En serio, quizá ella si estaba loca. Pero en fin, ¿qué podía perder? Al parecer ella me hacia feliz de manera inconsciente.

Así fue como de a poco aprendimos a comunicarnos con a penas una mirada, una sonrisa, un gesto, una negación o una afirmación. De a poco nos volvimos "amigos" ella solía tomar mi brazo cuando caminábamos por el pequeño trozo de jardín, yo apenas sonreía y la atraía hacia mi para sentir su calor que me llenaba en aquel frío lugar. Comíamos juntos, ella solía hacer competencia conmigo para ver quien acababa su pasta primero, me encantaba ver aquella sonrisa cuando me vencía, según ella de manera justa y sin sospechar apenas de la ventaja que le daba. Podría decir que siendo "loco era feliz con una loca".

Recuerdo que un día cierto médico nos citó a una parte de los internos, los cuales aparentemente estábamos mostrando mejorías, al otro lado del psiquiátrico; en donde estaban los niños, esos que veíamos ella y yo cada tarde. Desde el primer momento que llegamos cada uno de los niños se nos acercaba y tomaba nuestras muñecas para instarnos a que fuéramos hasta el pequeño trozo de mesa que les correspondía para poder, de aquel modo, mostrar cada dibujo de fragmentos de recuerdos que ellos realizaban en papel. Me divertí, lo admito. Para mi fue un día espectacular pero para ella, no. ¿cómo fui tan tonto para no darme cuenta? Ella había llorado todo el día y yo ni siquiera lo noté.

Quizá debía hablar con ella por un momento y tratar de entender que le sucedía. Pero no, no podía romper aquella promesa; por ello, apenas llegue hasta donde ella estaba, la abrace con fuerza como quien no quiere que algo se le escape de las manos tratando de calmarla. Ella, por su parte no hizo más que llorar aún estando en mis brazos al punto que los paramédicos le aplicaron un calmante para que lograra dormir al menos un momento.

Para mi sorpresa ella y su cuerpo cedieron a los medicamentos durmiendo por más de un día. No negaré que la angustia no me dejaba en esas horas, acercarme a su camilla y verla dormida profundamente con ambas manos en su vientre me hacia imaginar infinidad de cosas, ¿qué había pasado? ¿un bebé? No, no podía sacar conclusiones hasta que ella se animará a tocar ese tema con "nuestro Idioma".

—Se pondrá mejor.— Afirmó alguien. Una de esas voces frías se hacía presente nuevamente.

Era de imaginar que yo no diría nada. Tanto ella como cada persona de ese sitio sabía que yo no decía palabra alguna pues tenía mi propia realidad, una en la cual hablar no era necesario.

—No es primera vez que los medicamentos la hacen dormir por tanto tiempo.— Ahí estaba nuevamente esa voz. —¿No sabes nada de ella?— Me cuestionó.

¿Quien era ella? Realmente no sabía nada de la única persona que me había enseñado a pasar mis días de manera diferente. Buena pregunta, pensé.

—Ella esta aquí porque enloqueció al perder a su bebé. Supongo que no lo sabías. Su familia es adinerada, de mucha reputación y respeto; sin embargo, su única hija jamás fue prioridad. Se enamoró perdidamente de un tipo que, al parecer, correspondió en todo momento, como obviarás intimidaron al punto de quedar embarazada. Pensó en la idea de irse de casa a sabiendas que si sus padres se enteraban de su embarazado la destituirían, lastimosamente al paso de tres meses de planear todo, ella sufriría un aborto dando paso desde en ese momento a su locura. Sus padres, al no poder entender nada la enviaron acá. —Como si se tratara de alguien a quien habían enviado a contarme su vida, acabó por irse instantes después de decir todo aquello.

Y ahí estaba yo, observándola en su camilla ahora teniendo presente su historia. Mis ojos estaban totalmente cristalizados por aquellas palabras que esa mujer sin tacto alguno menciono. Recuerdo a la perfección que me puse de rodillas e inicie a llorar como nunca jamás en mi vida lo había hecho. ¿cómo era posible que mientras yo luchaba por quitarme la vida había, a otro lado del país, alguien lloraba por la pérdida de un hijo? No entendía nada, nada parecía tener sentido. En ese momento creí en la idea de volverme loco, desahuciado quizá. Nada encajaba y tantas preguntas sin respuestas inundaban mi cabeza al punto de querer regresar el tiempo y no haber cometido errores que ahora me estaban pasando la cuenta.

—No llores.— Pidió una voz. Esta vez pude reconocer de inmediato a la persona que había hablado. Era ella, su voz encantadora y preciosa había dejado atrás su sueño y me había pedido aquello.

—Perdón.— Susurré.

—Está bien. Ahora todo estará bien.— Afirmó.

Desde ese día recuerdo a la perfección que todo para mi cambió. No fue ella, no fue su historia, no fue mi pasado, no fue mi vida antigua, no fue mi actual vida, no fue nada de eso, simplemente fui yo ¿qué estaba haciendo en ese lugar? ¡Era necesario! ¡Si, lo era! ¿por qué? Porqué tuve que tocar fondo para poder alzar la mirada y entender que no, los problemas no se solucionaban solos, pero que podía solucionarlos de otra manera que no fuera la muerte. Ese mismo día me juré a mi mismo que pagaría por cada error cometido pero de otra manera. Al final, ¿no se trata de eso la vida? Cometer errores para aprender, caer para levantarte, llorar para luego sonreír.

Fueron cinco años y medio los que estuve en ese hospital psiquiátrico, aprendiendo cada día a sonreír, a conversar y comprender que todo tenía que ser así para poder iniciar de cero. El día que salí del psiquiátrico volví a mi antigua casa, para mi sorpresa aún estaba igual, la encargada de la limpieza llegaba cada cierto tiempo a la espera de que un día volviera. Desde ese día hasta ahora hago cosas que me mantienen entretenido, volví al trabajo, las amistades que en realidad valían la pena volvieron. Ahora cada cuestión que me realizaban tenía respuesta, ¿loco no? Quien diría que estar alejado de todo me haría cambiar en sobremanera.

Actualmente mi mayor trabajo, pasatiempo o como le quieran llamar es contar los días. Si, contar, contar y contar. Dentro de dos años saldrá ella de ese lugar si es que sigue con la mejoría presentada aún cuando yo estuve dentro. Sé qué al llegar ese día viviremos las mismas realidades y podremos ser felices como lo merecemos.
     
 
what is notes.io
 

Notes.io is a web-based application for taking notes. You can take your notes and share with others people. If you like taking long notes, notes.io is designed for you. To date, over 8,000,000,000 notes created and continuing...

With notes.io;

  • * You can take a note from anywhere and any device with internet connection.
  • * You can share the notes in social platforms (YouTube, Facebook, Twitter, instagram etc.).
  • * You can quickly share your contents without website, blog and e-mail.
  • * You don't need to create any Account to share a note. As you wish you can use quick, easy and best shortened notes with sms, websites, e-mail, or messaging services (WhatsApp, iMessage, Telegram, Signal).
  • * Notes.io has fabulous infrastructure design for a short link and allows you to share the note as an easy and understandable link.

Fast: Notes.io is built for speed and performance. You can take a notes quickly and browse your archive.

Easy: Notes.io doesn’t require installation. Just write and share note!

Short: Notes.io’s url just 8 character. You’ll get shorten link of your note when you want to share. (Ex: notes.io/q )

Free: Notes.io works for 12 years and has been free since the day it was started.


You immediately create your first note and start sharing with the ones you wish. If you want to contact us, you can use the following communication channels;


Email: [email protected]

Twitter: http://twitter.com/notesio

Instagram: http://instagram.com/notes.io

Facebook: http://facebook.com/notesio



Regards;
Notes.io Team

     
 
Shortened Note Link
 
 
Looding Image
 
     
 
Long File
 
 

For written notes was greater than 18KB Unable to shorten.

To be smaller than 18KB, please organize your notes, or sign in.