Notes

Bueno, al menos lo intenté. Esas eran las cinco palabras que me decía una y otra vez mientras miraba como mi madre hacia su equipaje. Se despidió de mi y se fue. Ahí supe que mi vida cambiaría completamente. Ya no tenía nada, ni madre, ni padre y seguramente en un futuro ni casa. Mi sueño de ser modelo se había ido por un tubo, yendo a parar en medio de un lugar que todos catalogaban como mierda. Estaba sola, pero aún así contaba con el apoyo de Vic, mi amigo. Éste no era el mejor chico del barrio, siempre fue conocido como un hijo de puta que se metía con cualquiera, pero no, no era solo eso; ese tan mencionado era miembro activo de una banda que se dedicaba a hacer saqueos en las casas. Sí, amaba la adrenalina de asaltar, huir, hacer lo malo. No lo juzgaba y menos porque si quería vivir, al menos con un par de dólares en la cartera, debía hacer algo similar a eso.

— Vic, ¡Abre la maldita puerta! .— Grité complemente enfadada luego de estar tocando de forma decente luego de varios minutos.

— ¡Ya voy, ya voy! Cuanta tensión, joder .— Murmuraba el de pequeña estatura tras la puerta. Al abrir y verme sonrío de forma boba, no, nunca le gusté, pero al notar como traía dos pequeñas maletas comprendió que había aceptado un pequeño trabajo que hace mucho él me había propuesto.

— Quita la cara de pendejo y muévete, no quiero que nadie me vea .— Dije viendo hacia todos los costados, asegurándome de que nadie me había seguido y había visto aquel destino que tenía. Él acabó moviéndose y me instó a que pasara. Tal cual, hice eso y me tumbé en el sofá, soltando un suspiro un poco más relajada.

— Vaya, ¿Y a qué se debe tal visita? .— Cuestionó el moreno mientras se encamina hasta mí con dos cervezas, una en cada mano. Me hizo entrega de una y yo bebí de ésta como loca, antes de poder responder ya la había bebido toda.

— Mi intento de madre se fue a la mierda con el anciano. Ahora mírame, necesito poco trabajo y mucho dinero .— Sin dudar afirmé. En realidad estaba nerviosa por aquello pero de algún modo debería ocultarlo. — Y si de dinero rápido se habla, se qué estoy en el lugar correcto, ¿No? .— Le cuestioné riendo por lo bajo.

— Tú si me conoces, Taylor .— Afirmó el chico tomando asiento en el sofá de menor tamaño frente a mí. Dio unos cuantos tragos a su bebida y por fin, continuó con sus palabras. — El negocio es cada vez más difícil, las personas tienen mucha seguridad en casa y ya lo sabes, asesinar gentes no es algo que me agrade del todo. No digo que no lo haría, es solo que siento que es un cargo de consciencia. Ahora, no sé qué pueda hacer por ti, debo hablarlo con el jefe, pero debes decirme que estás dispuesta a hacer.

— ¿Matar gente? ¿Y puedo empezar con el anciano que se fue con mi madre? .— Cuestioné riendo, carcajeando tan fuerte como pude. Él me acompañó, pero tuve que contenerme para volver a la seriedad del asunto. — Asesinar tampoco es algo que me haga ilusión, pero, ¿No necesitan una tipa que los distraiga? No me importaría dejar que me toquen unos minutos mientras ustedes roban, eso si, merezco una parte grande .—

— Bien, parece que entiendes el trabajo. Debo hablarlo con los jefes y contarles la situación, hoy por hoy es difícil que confíen en alguien y menos, si se trata de una mujer .— Afirmó el moreno sacando se celular para buscar entre aquellos contactos, el número indicado.

— ¿Los jefes? ¡Vamos Vic! ¿De cuándo acá hablas de ellos así? .— En un tono burlón le cuestioné, negando con mi cabeza en repetidas ocasiones.

Él chico me mostró su dedo centro y acabó por irse al jardín. Las cosas habían cambiado, ahora Vic se regia bajo alguien, eso me asustaba, pero no podía echarme para atrás. La cuestión con respecto a que cosas estoy dispuesta a hacer me aterraba, en serio, ¿Cuál era mi limite? ¿Robar? ¿Follar? ¿Asesinar? En mi mente aquellas tres posibilidades cabían, y eso me daba miedo, sabía que era capaz de hacerlo en su momento pero luego no sabría que hacer con mi consciencia. Mis pensamientos se interrumpieron cuando aquel personaje estuvo frente a mí, su rostro estaba un tanto sorprendido y a la vez asustado, pero a la vez se notaba resignación.