Notes

Cada palabra que susurrabas en mi oído con tu ronca voz me hacía sentir como si pudiera volar. Contigo a mi lado he aprendido tantas cosas que jamás creí que pudiera hacerlas alguna vez en mi vida. Me decías cosas tan bellas, me tocabas tan suavemente, como si fuera una pequeña escultura de porcelana a la que hay que tratar con mucho cuidado y delicadeza porque el más mínimo golpe o maltrato podría terminar de derrumbarla, hacer que se destruya por completo en pedazos irreparables que nada ni nadie jamás podría volver a pegar y unir todos en uno, me hacías sentir como si los pies ya no tocaran la suelo. Estaba en el aire, claramente era imaginación mía, pero con vos a mi lado parecía tan real que no me importaba vivir en esa burbuja de fantasía. Me tomabas de la mano para guiarme y ayudarme cuando perdía mi rumbo, me dirigías por el camino correcto o eso era lo que creía yo, cada vez más y más alto, todo era tan perfecto, tan mágico. Lo que jamás me esperaba es que después de tanta altura vendría el impacto, un doloroso impacto. Soltaste mi mano de un segundo para otro y todo sucedió tan rápido, cuando menos lo imaginaba estaba en el suelo, me protegías de todos pero jamás lo hiciste de ti mismo. Esos cuidados que me dabas para que nadie pudiera derrumbarme los dejaste caer en caída libre junto a mí. He caído y me he roto y ahora nada podrá reparar ese dolor, nadie jamás podrá volver a unirme, ni siquiera tú, pues el daño ya está hecho. Me enseñaste a volar y me enseñaste que no todo en la vida es felicidad y un cuento de hadas. Contigo aprendí a volar y a estar siempre listo, porque cuando uno menos lo espera puede llegar ese golpe que termine de destruirte